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Talento argentino: arrancaron con US$4000 y hoy tienen una facturación millonaria

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Para Ignacio Basso y Martín Calzetti emprender formaba parte de la búsqueda de algo que conformara una necesidad personal, pero que a su vez fuera efectiva para dar soluciones a las empresas. Fue así como decidieron crear Seeds, una empresa joven que arma equipos de trabajo a pymes nacionales y extranjeras y compañías multinacionales que requieren de servicios externos para hacer determinadas tareas.

La startup que se constituyó hace dos años con US$4000 exporta sus servicios a países de Sudamérica y Centroamérica.

Los jóvenes empresarios que dejaron atrás sus trabajos en relación de dependencia para poder emprender crearon un algoritmo de selección de talento cuyo perfil cultural debe ser muy definido para poder posicionarse dentro de las grandes empresas que hoy los contratan. El emprendimiento llegó a alcanzar una facturación de $81,5 millones en los 10 primeros meses de este año, motivado por el impulso que le dio la pandemia por coronavirus a los trabajos remotos.

Entre algunas de las características que hacen a la empresa es que les brinda la oportunidad a jóvenes del interior del país de trabajar con empresas de cualquier lugar del mundo en proyectos para los que la startup es contratada. Pero aclaran que no todas las personas pueden ser candidatas, ya que el hecho de ser freelance genera cierto grado de inquietud.

“Puede que sean un fenómeno, pero en Seeds la pueden pasar mal porque los trabajos generan cierta incertidumbre”, dice Basso, uno de los fundadores del emprendimiento que en español se traduce como “semillas”, y es lo que ellos tratan de sembrar en multinacionales, pequeñas y medianas empresas dentro y fuera del país con talento argentino.

“Nuestra idea está puesta en federalizar e internacionalizar el talento argentino para generar una red, independientemente de donde estén. Acá hay gente con una visión global del mundo. Siempre tenemos esa mirada hacia afuera y lo que queremos es que, por ejemplo, un chico de Tucumán que no puede trabajar en Unilever por estar en una provincia donde no está la empresa a partir de este proyecto lo pueda hacer”, narra Basso, aunque reconoce que la Argentina todavía tiene barreras que romper para federalizar el talento.

La empresa trabaja con Unilever, Coca-Cola y Sancor Seguros, entre otras tantas nacionales y extranjeras. Algunos de los países a donde exportan sus conocimientos son Uruguay, Chile, Colombia y Guatemala. Según confiaron desde la empresa emergente, las proyecciones que tienen para 2021 es alcanzar ingresos por $326.000.000.

La modalidad de negocio es a través de una plataforma de gestión del recurso humano cuyas bases son cumplir con los requerimientos de los perfiles que les solicitan las empresas contratantes, pero también apuntan a casi todos los rubros de experiencia para fortalecer la oferta de quienes demandan talentos. Algunos en los que trabajan son: desarrolladores de software y aplicaciones, científicos de datos, interfases, negocios, diseñadores, ilustradores, productos e innovación.

El rango etario de los freelances es muy variado. Puede haber personas de 20, 30, 40 o 60 años; mujeres con hijos, gente mayor o jóvenes profesionales que quieren trabajar de forma distinta. “No son solo millennials que se quieren levantar a las 10 de la mañana”, afirma.

Los equipos de trabajo que conforman los emprendedores no tienen un tiempo determinado para trabajar dentro de una empresa, sino que dependen de las condiciones y los meses que duren los contratos que hacen con sus clientes. Además, trabajan de forma remota y en equipo seleccionados.

Relata Basso que cuando dejó atrás su trabajo en Aerolíneas Argentinas y Calzetti en Bain and Company pensaron que la base del modelo del emprendimiento tenía que ser la eficiencia y transparencia. Fue por esto que decidieron que los freelances que formaran parte de los proyectos tenían que saber cuánto iba a cobrar Seeds por los trabajos que tenían que hacer y, a su vez, sus clientes debían estar enterados del sueldo de los colaboradores. De esta forma querían buscar la sustentabilidad y transparencia de la compañía.

Entre risas cuenta que el emprendimiento solo necesitó de una oficina para comenzar a trabajar y “algunos dólares” (US$4000) para volverlo sustentable y rentable desde el día cero. “Queríamos hacer un modelo más orgánico, que tuviera que ver con una analogía que lleva su tiempo, y para lograr crecer buscamos basarnos en un modelo sustentable”, concluye.

LA NACION


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