Con la llegada de Semana Santa, una tendencia se afianza en América Latina: el staycation, una forma de vacacionar sin salir de la ciudad o viajando a destinos cercanos. Esta alternativa refleja un cambio en los hábitos de viaje, impulsado por factores económicos, sociales y ambientales, y abre nuevas oportunidades para el turismo local.
El término staycation combina stay (quedarse) y vacation (vacaciones), y alude a la práctica de disfrutar de un descanso sin largos desplazamientos. Las personas optan por explorar su propia ciudad o escaparse a sitios accesibles, como hoteles, spas, espacios culturales o entornos naturales. Según Andrea Echavarría Rodríguez, Client Services Director en another, “se trata de vivir experiencias distintas sin salir del entorno inmediato”.
Ciudades como Río de Janeiro, São Paulo, Búzios, Porto Seguro y Maceió lideraron las búsquedas, según el Ministerio de Turismo de Brasil, confirmando la preferencia por experiencias cercanas sin vuelos. En Colombia, el fenómeno también crece, con paquetes de staycation que integran gastronomía, bienestar y cultura en ciudades como Bogotá, Medellín, Cartagena y Cali.
El auge del turismo de cercanía consolida al staycation como una opción práctica y accesible para quienes desean desconectar sin ir lejos.
En Argentina, el turismo interno ha cobrado protagonismo como una alternativa viable frente a las restricciones económicas. Según datos del Observatorio Argentino de Turismo (OAT) y el sistema Yvera, durante el segundo trimestre de 2024 se mantuvo una fuerte movilidad dentro del país, con una mayoría de viajeros optando por estadías cortas de entre 3 y 6 noches. Esta coyuntura ha impulsado el crecimiento del staycation, especialmente entre quienes buscan descansar sin grandes traslados. De acuerdo con un relevamiento de CAME la temporada de verano 2025 mostró una clara preferencia por escapadas breves y consumo moderado, reflejando un cambio en los hábitos turísticos del país.
Lejos de ser solo unas “vacaciones en casa”, el staycation ofrece múltiples ventajas:
- Económicas: al evitar costos de transporte, más personas pueden acceder a experiencias turísticas. Además, impulsa el consumo local en sectores como gastronomía, hospedaje y entretenimiento.
- Culturales: permite redescubrir los atractivos de la ciudad, fomenta el orgullo comunitario y revaloriza el patrimonio local.
- Ambientales: reduce la huella de carbono al minimizar desplazamientos y favorece un turismo más sostenible.
Además, surge una microtendencia: el aumento del turismo rural. “La desconexión digital y la necesidad de contacto con la naturaleza están llevando a más personas a buscar hospedajes en cabañas, ranchos o casas de campo”, comenta la experta.