La cultura general es necesaria en la formación del arquitecto, sostiene Pablo Prone, uno de los pocos doctorados en la materia, citando al profesor César Naselli y advierte que los alumnos que cursan la carrera deben tener en cuenta que la arquitectura es apasionante porque trabaja con los sueños e ilusiones de las personas. |
Su primera oportunidad grande fue el diseño de una maqueta para el Coto Ciudadela cuando era pasante de un estudio porteño y desde allí, Pablo Prone no paró de crecer. Hoy este salteño es uno de los pocos doctores en Arquitectura con los que cuenta no sólo la provincia sino el país.
Estudió la escuela primaria en el Colegio Salesiano, ingresando posteriormente, en la Escuela Técnica 3 donde obtuvo el título de Técnico Mecánico siendo abanderado.
Cuenta que tanto ese orgullo de llevar la bandera como la de la distinción universitaria, fueron el resultado de desarrollar sus actividades con el conocimiento y la práctica, condición que es necesaria al momento de cumplir con una tarea.
En la Universidad, comenzó en la carrera de Ingeniería, cuya estructura y poco contacto con la realidad y la faz humana de las personas lo llevaron a desistir y sumarse a Arquitectura. "Me gustaba dibujar y el trato con la gente, por eso me decidí por Arquitectura, en la Universidad Nacional de Tucumán", explica.
Obtuvo el mejor promedio de la carrera, en su último año por lo que fue un honor ser abanderado, recuerda la sorpresa que le produjo recibir la notificación de la Casa de Altos Estudios por que debia llevar la bandera en los actos públicos durante el año 1998.
"Nunca estuve buscando la nota, simplemente las cosas se dieron por la pasión que le imprimí a lo que estaba haciendo", recuerda.
Esto le abrió las puertas para realizar pasantías en los mejores estudios de Buenos Aires. Reconoce que sus maestros fueron los compañeros del arquitecto Pelli, diseñador de las Torres Petronas de Malasya.
En este sentido dijo que las universidades están tan "atestadas de estudiantes que se transforma en elitista, es decir grupos de pocos que se interesan y es con los que trabajan los profesores", dijo.
La oportunidad
En el año 1999 inició sus prácticas en Buenos Aires, en el estudio de Feifel y Srur, con la característica de ser especialista en el diseño de supermercados y shopping centers. Este estudio fue responsable de la ampliación del Alto Noa, recordando que desde la Capital Federal se enviaban los planos para la construcción salteña.
El desafío llegó a la segunda semana cuando el estudio debió realizar una maqueta para Coto Ciudadela, donde se había planteado una dificultad.
El tiempo apuraba y las explicaciones abundaban, de allí que le entregaron "al salteño" el desafío de cumplir en tres días con el pedido.
La maqueta permitió ganar al estudio una suma interesante que superaba los seis ceros.
Esto le permitió a Pablo Prone ganar su espacio y el respeto de los otros profesionales que empezaron a confiar en su trabajo, lo que hizo que la pasantía de tres meses se transformara en tres años.
Mientras cumplía con esas tareas cursó la maestría en Diseño Arquitectónico Avanzado en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En ese momento llegó la decisión de volver a Salta en la búsqueda de los afectos, previa presentación de un proyecto al CONICET, lo que le dio la oportunidad de obtener una beca con lo que accedió al doctorado, que realizó en Mendoza.
El tema sobre el que se interesó fue una situación que estaba destruyendo ciudades enteras en la zona central del país, donde las napas freáticas subían por las estructuras y terminaban con las paredes, sin que se hayan encontrado hasta ese momento una solución y respuesta.
Sus estudios llegaron a la conclusión que el cambio climático era el causante de esa situación ya que en zonas donde las lluvias eran menores ahora se habían incrementado, de ser zona semiárida pasó a ser semihúmeda y de ser ganadera a ser agrícola.
"El poder transmitirle a la sociedad una respuesta veráz sobre el tema me llevó a realizar esa investigación", señaló.
Reconoce que el valor del doctorado estuvo basado en la investigación que fue multidisciplinaria, donde intervinieron, climatólogos, geólogos,
científicos y fisícos, permitiendo llegar a la respuesta.
Dentro de la tesis también se dejaron plasmadas las pautas que permiten leer en una edificación las patologías que las afectan y que no es más que la aplicación del Método Clínico epidemiológico que aplicaba Aristóteles.
Su futuro lo vislumbra dentro de los proyectos, sin dejar de lado la posibilidad de desarrollar la transmisión de conocimientos dentro de la docencia con el dictado de un curso de posgrado sobre "Análisis Patológicos".
A los alumnos de Arquitectura les diría que "la carrera es apasionante porque trabaja con los sueños e ilusiones de las personas, por eso el aprendizaje nunca concluye y como siempre repite el Profesor y Arquitecto César Naselli "para ser arquitecto hay que ser una persona con mucha cultura general".