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Salta se sube al tren del cannabis medicinal

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En los campos experimentales de Cerrillos, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) comenzará a evaluar la adaptabilidad de seis variedades híbridas de cannabis con fines científicos, medicinales y terapéuticos.

Los ensayos de germoplasma con alto contenido de cannabidiol (CBD) están previstos con semillas que se importarán desde Uruguay, Holanda, Suiza y España, a partir de un acuerdo que la unidad orgánica conformada por la Cámara del Tabaco de Salta y el Fondo Especial del Tabaco (FET) acaba de suscribir con el INTA y el Ministerio de Salud de la Provincia.

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En distintos puntos del país hay 22 proyectos enfocados en la producción e industrialización de derivados medicinales de cannabis. La experiencia más cercana es la de Jujuy, donde la empresa estatal Cannava anunció que en octubre empezará a distribuir en farmacias locales una formulación prescripta para el tratamiento de pacientes con epilepsia farmacorresistente, convulsiones asociadas con el síndrome de Lennox-Gastaut, epilepsia relacionada a esclerosis tuberosa y síndrome de Dravet.

Hoy, la medicación llega desde laboratorios del exterior a costos de entre 200 y 300 dólares mensuales, lo que deja a muchas familias sin más remedio que recurrir a aceites y otras preparaciones herbarias que se procesan en la informalidad, sin ningún control de composición ni calidad.

Entre los proyectos que empezaron a desplegarse de la mano de las nuevas legislaciones, el de Salta tiene dos componentes que lo distinguen sobre los demás. Uno pasa por la sólida complementación de esfuerzos públicos y privados coronada en el acuerdo que firmaron el titular de la Cámara del Tabaco de Salta, Esteban Amat Lacroix; el coordinador de Cultivos Industrializables del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, José Antonio Vilariño; el ministro de Salud de la Provincia, Juan José Esteban, y la presidenta del INTA, Susana Mirassou.

Otro aspecto resaltante del proyecto que financiará el sector tabacalero, como parte de un programa de diversificación de áreas productivas del Valle de Lerma, está dado por los invaluables aportes que el promotor de la iniciativa, Gonzalo Villagrán, recibió de parte de Raphael Mechoulam, profesor de química medicinal de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel), de 91 años, a quien en los foros internacionales se considera “el padre de la investigación sobre el cannabis”.

Antes de presentar el proyecto a la Cámara del Tabaco, Villagrán, un odontólogo salteño que se interesó por el cannabis medicinal en Estados Unidos, se contactó con el científico de origen búlgaro que sentó las bases de muchos de los conocimientos científicos actuales sobre la planta. Mechoulam, con enorme generosidad, le hizo llegar a Salta valiosas conclusiones para el proyecto que ya empezó a tomar formas en la Estación Experimental Agropecuaria Salta. “Con sus trabajos, Mechoulam nos enseñó que estamos en pañales en el conocimiento de las formidables propiedades medicinales y terapéuticas del cannabis, y que tenemos una gran oportunidad para avanzar en Salta con investigaciones y desarrollos realmente trascendentes”, remarcó Villagrán, quien integrará el comité coordinador del proyecto de investigación respaldado por el INTA y la Provincia con el ingeniero Martín Acreche y Juan Pablo Zorrilla, médico especializado en neurología y referente de la cartera de Salud en el Comité de Uso e Investigación del Cannabis Medicinal.

“El convenio firmado es fruto de un arduo trabajo de muchos años”, subrayó Zorrilla, tras recordar que Salta fue precursora de la ley de cannabis medicinal, con una norma provincial que se promulgó en enero de 2017, meses antes de que el Congreso sancionara la ley nacional 27350.

El especialista aclaró que, más allá de los importantes avances normativos, “hay una deuda importante con pacientes bajo tratamiento que aún dependen de una medicación que se importa a un precio excesivo”. Zorrilla aclaró que las investigaciones que se desarrollarán en la estación experimental del INTA Cerrillos son solo “la punta de un ambicioso desarrollo” con el que se buscará abastecer a pacientes con una medicación elaborada en Salta bajo certificaciones de calidad en su composición y seguridad terapéutica.

Pizarro también dejó en claro que, aunque en el país el uso de cannabis medicinal se circunscribe por ahora a patologías muy específicas, en el mundo existen evidencias cada vez más contundentes de su potencial frente a un sinnúmero de patologías que van desde autismo, epilepsia refractaria y mal de Parkinson hasta fibromialgia, espasmos dolorosos, esclerosis múltiple, artritis reumatoidea, estrés postraumático, ansiedad, insomnio y adicciones a algunos químicos. También se estudian sus efectos contra el dolor crónico, neuropático, metastásico, la migraña, psoriasis, lupus, esclerodermia y glaucoma de ángulo abierto.
Especialistas recalcan que, en todos los casos, resulta imprescindible la consulta médica previa, porque cada paciente responde de manera diferente a las distintas medicaciones. 

Una ley en camino para ampliar los usos lícitos 

El pasado 15 de julio el Senado de la Nación dio media sanción a la ley que regulará la producción industrial de la planta de cannabis, sus semillas y derivados en el país, a partir de la creación de la agencia regulatoria de la industria del cáñamo y del cannabis medicinal (Ariccame). 
El proyecto que espera sanción definitiva en la Cámara baja nacional promueve la investigación científica con vistas a satisfacer el mercado local y generar exportaciones.
El marco normativo, de acuerdo con sus propios fundamentos, busca “desbaratar el mercado informal de aceites y otras preparaciones herbarias irregulares que existe en la actualidad”. Apunta, además, a desalentar “la proliferación de productos que carecen de cualquier tipo de control respecto de su composición y calidad”.
La ley en tratamiento, como primer objetivo, contempla un fuerte esquema regulatorio para las etapas de siembra, cultivo, cosecha, producción, almacenamiento, transporte, comercialización, importación, exportación y posesión de semillas, plantas y derivados de cannabis para aplicación medicinal, terapéutica, paliativa o de investigación científica.
Los derivados de cannabis para uso médico requieren procesos de cultivo estandarizados para garantizar que sus propiedades sean siempre iguales y que llegue a pacientes un producto seguro y de calidad para el mejor tratamiento de diferentes patologías.
El segundo objetivo del proyecto de ley con media sanción consiste en legalizar los diferentes eslabones productivos y de comercialización del cáñamo, o cáñamo industrial, y sus subproductos.
La norma en tratamiento pone en claro que, si bien el cáñamo no es un estupefaciente en los términos de la ley penal por no generar efectos psicoactivos, resulta necesario regular y controlar la actividad para garantizar los fines lícitos de los cultivares de cáñamo.

Fuente: Centro de informes


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