En 1994, Jeff Bezos tenía la vida resuelta. Trabajaba en una firma financiera en la ciudad de Nueva York y se había casado hacía un año con su ahora exesposa MacKenzie Scott. Pero tenía una idea que lo perseguía: armar una empresa que vendiera libros por Internet -lo que hoy es Amazon- en épocas en que la red todavía no había despuntado.
“Fui a ver a mi jefe y le dije que quería armar una empresa de venta de libros en Internet. Me llevó a dar un largo paseo por Central Park, me escuchó atentamente y finalmente dijo: ‘Suena como una muy buena idea, pero sería aún mejor para alguien que no tiene un buen trabajo’. Esa lógica tenía algo de sentido para mí, y me convenció de que lo pensara durante 48 horas antes de tomar una decisión final. Visto así, realmente fue una elección difícil, pero finalmente decidí que tenía que intentarlo”, contó Bezos en un discurso de graduación que pronunció en su alma mater, Princeton, en 2010.
“No pensé que me arrepentiría de intentarlo y fallar. Y sospechaba que siempre me perseguiría la decisión de no intentarlo en absoluto. Así que tomé el camino menos seguro para seguir mi pasión y estoy orgulloso de esa elección”, dijo.
El modelo que usó Bezos para esa decisión se convirtió en el marco de minimización del arrepentimiento (o Regret Minimization Framework -RMF- en inglés) que comienza con una pregunta: En X años, ¿me arrepentiré de no haber hecho esto?
La idea es proyectarse hacia el futuro y mirar hacia atrás desde esa perspectiva. Bezos pensó si cuándo llegara a los 80 años se iba a arrepentir de no haber intentado iniciar esa empresa. La respuesta que obtuvo fue bastante clara.
Y en una entrevista a Business Insider tiempo después volvió a insistir en esta idea. “Cuando piensas en las cosas de las que te arrepentirás cuando tengas 80, casi siempre son cosas que no hiciste. Son actos de omisión. Muy rara vez te arrepentirás de algo que hiciste que falló y no funcionó o lo que sea”, afirmó.
“No me refiero solo a asuntos comerciales. Es como, ‘Amo a esa persona y nunca se lo dije’, y 50 años después piensas, ‘¿Por qué no se lo dije? ¿Por qué no fui tras él?’ Así que ese es el tipo de arrepentimiento por el que es muy difícil estar feliz cuando te estás contando en un momento privado esa historia de tu vida”, agregó.
Fuente: La Nación