La chef argentina, famosa en toda América Latina por sus programas en El Gourmet y Utilísima dio un vuelco en su carrera: después de 18 años en TV abrió un restaurante en Buenos Aires, Narda Comedor, aplaudido por su propuesta saludable, pero también cuestionado por sus altos precios. “Si de 50 críticas buenas puede haber una crítica mala, entonces no me preocupa. Yo sé que no es un restaurante caro”, dice ella en esta entrevista.
Espérame un segundo -dice por tercera vez Narda Lepes (45) al teléfono desde Buenos Aires. Son las cinco de la tarde en la capital argentina y la chef se encuentra en los ajetreos diarios que demanda su restaurante, Narda Comedor, que inauguró hace cinco meses.
-Ahora sí -dice luego de varios minutos-. Es que llegaron los tomates y son espectaculares.
La anécdota no es azarosa, porque si hay algo que Narda Lepes -conocida en toda América Latina por sus espacios de cocina en el canal El Gourmet, y luego en Utilísima- ha predicado en sus múltiples programas y libros, es que valora el producto sano y de pequeños productores.
Antes de entrar a la televisión, en 1999, Narda tuvo un restaurante llamado Club Zen, que terminó cerrando en 2001, entre otras cosas por problemas de administración. Pronto encontró otro camino en la TV: al poco tiempo de haber aparecido su programa en El Gourmet se convirtió en un referente de la gastronomía no solo por sus recetas, sino que también por su activismo a favor de la alimentación saludable. Una postura que le ha valido miles de seguidores y también algunos detractores, como Dante Liporace, el mediático chef de la Casa Rosada, quien en 2016 dijo en una entrevista que Narda “no hace ni alta cocina ni cocina de la casa, es una especie de monstruo que no sabes bien qué es”.
-Sé quienes son (los que la critican) y no me preocupan para nada -dice Narda Lepes con seguridad. Una que se ha afianzado en los últimos meses con la apertura de Narda Comedor, donde que ha llevado a la práctica las recetas que por años compartió en la TV, y que ha sido aplaudido por su propuesta gastronómica productos de estación, con muchos vegetales cultivados por pequeños productores.
-Es muy sabrosa. Te comes un plato rico, que chorrea y es adictivo en cuanto a sabor y enjundia, pero es bueno y sano. Y sano, porque sabemos que el producto que usa es de un agricultor y dónde lo cultiva -dice Carola Silva, una de las creadoras de la Feria Ñam, cita a la que Narda Lepes fue invitada este año: ella será una de las invitadas estelares en la edición que comienza este 22 de marzo, en la que cocinará para niños y adultos, además de dictar un taller profesional.
-Hace mucho tiempo que tenía ganas de volver a tener una base donde el público pudiera probar lo que uno “dice que hace”. Es parte de mostrar que lo que digo funciona, y no porque se lo diga yo, sino porque está rico. Un local que a mí me gustaría ir -comenta Narda Lepes. Y agrega: -Abro un restaurante que usa muchos vegetales, legumbres y poca carne, que es de lo que yo venía hablando (…) No tendría un restaurante con menú de degustación porque a mi casi no me gusta ir a esos lugares. Ya no lo disfruto.
Pero el restaurante también ha recibido críticas en las redes sociales, porque, pese a ser un local informal, sus platos principales -como cebolla con crema de papa y jugo de carne, o pulpo a la griega- valen entre 12 y 18 mil pesos chilenos.
-Si yo hubiese hecho un restaurante caro, todo bien, pero sé que no lo es. Si de 50 críticas buenas puede haber una crítica mala entonces no me preocupa. Yo sé que no es un restaurarte caro -responde Narda Lepes-. La idea de Narda Comedor es que compartas todo con los platos en el medio. Si vos pides de la manera en que se te ocurre, y no como está recomendado, es tu problema. Nosotros decimos que ese plato es para compartir, por ende no sale lo que sale, sino que la mitad por persona.(…) Sé que tenemos un cubierto que es 30-35 dólares por persona. No es caro” -dice.
Narda pasa gran parte del día en el restaurante, pero en las noches -confiesa- va muy poco. Su trabajo está en la creación de los platos más que en servir y montar porque no se siente fuerte en esa labor.
-Puedo ponerme a preparar los platos, pero a la hora de hacer despacho no te voy a decir que lo hago mejor que una persona que lleva haciéndolo 20 años. Eso sería tener delirio de grandeza. Yo capitalizo lo que tengo, que es que veo algo y se me ocurren cuatro cosas por hacer, y después cambiarlo o solucionar problemas de si falta un producto.
Cocina y activismo
“Fusión” era el nombre del primer programa en el que Narda Lepes apareció en el canal El Gourmet. Desde ese momento, el público conoció a la chef a la que le gustaba mezclar sabores de los distintos rincones del mundo. Parte de esa mezcla que hace en la cocina viene de su propia biografía, porque nació en Argentina, pero vivió entre los dos y los siete años en Venezuela. Más tarde tendría un programa de viajes en el que recorría el mundo mostrando lo mejor de la gastronomía de cada región.
Hoy, Narda Lepes no es solo un referente televisivo en Argentina, sino que también se ha convertido en una influencer en las redes sociales. Con más de 800 mil seguidores en Twitter y 351 mil en Instagram, la cocinera postea constantemente mensajes invitando a sus seguidores a alimentarse sano, entregando datos para que los niños coman de todo y haciendo activismo, por ejemplo, con temas como la protección de los peces que viven en las costas del archipiélago de Juan Fernández.
-Me gustan y me divierten las redes sociales -dice sobre estos lugares donde recibe muchos halagos, pero también críticas, que van desde su forma de evaluar a los concursantes del reality gastronómico “Dueños de la Cocina” hasta su elección de vestuario para la gala de los premios Martín Fierro. Aunque, sin duda, la polémica más grande fue cuando en 2014 publicó la nariz y boca de un cerdo dentro de una olla hirviendo, lo cual desató la furia de grupos veganos y ecologistas.
-Tu instinto siempre va a ser contestar lo malo -dice-. Si le contestas al que te critica, contéstale a todos los que te ponen algo bueno. Y si te da el día, bienvenido sea (…) Si me tengo que poner mal por lo malo, entonces me tendría que creer mil por lo bueno. Porque, si pones en la balanza, es más lo bueno que lo malo. Entonces preferís no acatar ninguna de las dos.
Fuente: economiaynegocios.cl