Según datos oficiales, dentro de las 10.000 firmas que podrán acceder al MULC, más de 5.100 son micro empresas, cerca de 3.900 pequeñas y cerca de 1.000 medianas, lo que representa “casi un 80% del universo total de mipymes y más del 70% del total de empresas registradas en el Padrón”, precisó el BCRA.
En un contexto de fuerte deterioro del consumo y de retroceso de distintas ramas de la actividad económica, la medida representa un alivio para las pymes alcanzadas. Ahora, al menos podrán ir regularizando la situación con sus proveedores y volver a acceder a insumos importados necesarios para producir. Con todo, el grueso de la deuda por importaciones aún debe resolverse.
Deuda comercial y BOPREAL
Además de los u$s1.200 millones a los que podrán acceder este conjunto de pymes, hay otros u$s5.000 millones que ya fueron canalizados en enero a través de la serie 1 del BOPREAL. En febrero, como contó Ámbito, el BCRA apunta a colocar otros u$s5.000 millones mediante la segunda y tercera series: u$s2.000 millones con la serie 2 y u$s3.000 millones con la 3.
La serie 2 vence en junio de 2025, se amortizará en doce cuotas mensuales desde julio de 2024 y no generará intereses. La serie 3 tiene vencimiento en mayo de 2026, se pagará en tres cuotas trimestrales desde noviembre de 2025 y rendirá una tasa en dólares del 3% anual.
La semana pasada, se realizó la primera licitación de la serie 2. En ella, solo pudieron participar las pymes con deudas comerciales declaradas por más de u$s500.000 para darles prioridad. El BCRA recibió 349 ofertas y las adjudicó en su totalidad por un valor nominal (VN) de solo u$s271 millones. Así, se colocó el 54% de los u$s500 millones ofrecidos en esta subasta, es decir, por debajo de las expectativas previas.
A partir de la próxima colocación, también podrán acceder las grandes empresas. De hecho, como contó este diario, es en ellas donde están depositadas las expectativas de los funcionarios. Saben que poseen el grueso del stock de pasivos comerciales y, además, las pymes han tenido problemas para que sus proveedores les acepten el bono.
El BOPREAL es la apuesta del equipo económico para empezar a descomprimir la situación de la abultada deuda comercial en un contexto de escasez de reservas y, al mismo tiempo, es una vía para aspirar pesos en manos del sector privado. Por esas dos razones es que Javier Milei, Luis Caputo y Santiago Bausili lo consideran clave para reducir y licuar el pasivo en pesos del BCRA y “ordenar” el flujo de dólares de cara al levantamiento del cepo y a la definición de un nuevo régimen monetario en una segunda etapa.
En este sentido, el exministro de Economía, Martín Guzmán, insistió en los últimos días en una advertencia que realiza desde enero: que el BOPREAL es el primer paso concreto del Gobierno en busca de dolarizar la economía porque implica convertir “el pasivo remunerado del Banco Central en pesos en un pasivo en dólares”.