La minería mostró recientemente dos caras distintas. Desde las irregularidades en Posco, hasta los logros de Eramine, que el 3 de julio será la primera productora de litio en Salta y la cuarta en el país. Se resaltan los riesgos de una regulación gubernamental laxa, las críticas de Royón y CAPEMISA, el papel de REMSA, y la importancia de una fecha crucial para reconfigurar la matriz productiva de Salta y del país.
Especial para Dossierweb
En la minería, mucho de lo que brilla es litio, pero no todo. El sector vivió en las últimas dos semanas las luces pero también las sombras de una actividad que en Salta no recibió grandes cuestionamientos sociales y ambientales, a diferencia de otras provincias como Catamarca, Mendoza o Chubut, donde se revirtieron leyes incluso.
En Salta, años de trabajo público y privado dieron como resultado la confianza y aceptación de la sociedad salteña a la minería, sin mayor conflictividad. Pero la moneda tiene dos caras.
La empresa francesa Eramine Sudamericana S.A., en sociedad con el grupo chino Tsingshan, confirmó finalmente la fecha de inicio de la producción de la primera mina de litio de Salta, el 3 de julio próximo. Será un día bisagra. Si hasta se prevé invitar al presidente Javier Milei a la planta en la Puna, bajo un operativo especial. La minera invirtió u$s 800 millones en la primera etapa, período que comprendió la construcción y contratación de 1.600 trabajadores, y una vez finalizada continuarán con 350 empleados.
Distinto fue el caso de los titulares que se ganó la surcoreana Posco. Mostró la otra cara de la moneda que incluyó un operativo de la Dirección Nacional de Migraciones y la Policía Federal donde se detectó trabajo ilegal; y sospechas sobre el incumplimiento de la ley de empleo local, del ‘compre salteño’ y la contratación de empresas ‘fantasmas’ procedente del mismo país que la minera subida al banquillo de los acusados.
La surcoreana Posco en el ojo de la tormenta
El contraste no es menor. En solo 9 semanas, Eramine pondrá en marcha el cuarto proyecto de litio de la Argentina y el primero de Salta, con un potencial de producción en una primera etapa de 24.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE) al año.
Su planta está ubicada a 316 kilómetros de la capital de Salta, en el salar Centenario Ratones, en el departamento Los Andes, cerca del yacimiento que tiene una expectativa de vida superior a los 40 años. Desde la empresa resaltan otro diferencial: será el primer proyecto del país en producir con el método de extracción directa, sin necesidad de evaporación en la salmuera.
Es un método innovador, diferente al utilizado en Jujuy y Catamarca. En lugar de tardar 18 meses para evaporar la salmuera en piletones, en la planta se logra el mismo producto en 24 horas, con un grado de concentración superior de calidad batería, un reciclado del 60% del agua que se extrae desde las napas de los salares, y con un proceso respetuoso con el ambiente. En otras palabras, se extrae dos veces menos salmuera para la misma producción de litio.
La minería es, acaso, una de las industrias más escrutadas en el mundo por varias razones. Se la cuestiona por su impacto ambiental y social. Por eso el mismo sector destaca sus autocontroles estrictos. Pero cada tanto surgen hechos como el de Posco, que producen sismos de mayor o menor intensidad y sacuden no solo a los privados.
Es el caso del Gobierno salteño, que sintió las réplicas del sacudón. La investigación del organismo nacional que detectó a personal jerárquico de la empresa coreana trabajando con visa turista, dejó expuestos los bajos, débiles o nulos controles de la Provincia sobre la actividad, a pesar de las explicaciones públicas que decían lo contrario.
Hecho mata relato
Sea por falta de personal, de presupuesto, o de voluntad política, lo cierto es que las secretarías de Minería y de Trabajo de la Provincia como los organismos responsables de controlar y observar el cumplimiento de las normas, quedaron en off side, por acción u omisión.
Para colmo, la ex secretaria de Minería de la Nación y de Salta, Flavia Royón, rompió el silencio para recordar, en una aparición pública hace unos días, que el control sobre la contratación de mano de obra local, es una facultad de la Secretaría de Minería de Salta. De paso, le recomendó al Gobierno salteño “perfeccionar esa reglamentación y que las empresas acrediten una capacidad técnica y financiera”.
Tampoco la falta de recursos o de personal puede ser excusa para reducir los operativos de control a las empresas. Royón contó que en su paso por Minería, gestionó asistencia financiera de REMSA (Recursos Energéticos y Mineros de Salta) para llevar a cabo controles. La empresa provincial mide sus ingresos en millones y hay antecedentes que puede aportar recursos al propio Gobierno provincial para solventar operativos de control.
Negar la realidad tampoco parece ser buena salida a una crisis, como lo hizo Simón Pérez Alsina, presidente de la Cámara de la Minería de Salta. Sostuvo que la Secretaría de Minería hace “un control muy estricto” de la actividad, y que el caso Posco fue “un hecho particular” que no refleja la realidad de la actividad minera en Salta.
La mirada de la Cámara de Proveedores Mineros de Salta (CAPEMISA), que conduce Diego Pestaña, es diametralmente opuesta. En un comunicado reveló que hay cartelización en el sector, falta de controles e irregularidades avisadas “en diferentes oportunidades a las autoridades pertinentes”.
La entidad advirtió la aparición en el último tiempo de “empresas extranjeras que ganan licitaciones cotizadas a valores inferiores de los costos reales de las mismas para así no tributar en el país, las que además utilizan artilugios para simular ser locales utilizando socios que a viva luz no cuentan ni con antecedentes ni capacidad para dichas obras o que actúan como prestanombres para simular ser una empresa local”.
El innovador proceso de extracción directa de Eramine
Hacia una nueva matriz
La aridez de la puna salteña es tierra fértil para la minería en Salta, tanto que podría en los próximos años hacer cambiar su matriz económica. El desembarco de empresas de exploración y producción de litio, sumado al impacto indirecto que genera la minería en la economía, preconfigura un horizonte auspicioso.
Por caso, Eramine, subsidiaria local del grupo francés Eramet, será la primera minera asentada en Salta en comenzar producir y vender carbonato de litio, mineral esencial para la fabricación de baterías, y la cuarta en entrar en producción en el país, sobre más de 50 proyectos en marcha. Con este paso, Salta se sumará a Catamarca y Jujuy, hasta ahora las dos únicas provincias argentinas de cuyos salares se extrae litio.
La decisión de Eramine fue a prueba de inflación argentina. En 2021 la empresa gala se asoció con la china Tsingshan. Posee una participación de 50,1% en el proyecto, mientras que su par asiática, que financió parte de la construcción de la planta, tiene un 49,9%.
Y en 2022 inició la construcción de su planta de producción de carbonato de litio grado batería, con una inversión prevista de US$ 400 millones pero terminó costándole el doble.
En ese entonces, el CEO del grupo, Christel Bories, declaró que la empresa junto con la provincia de Salta y Argentina quería liderar la transición energética a partir del litio. Siguen en ese camino.
En la compañía francesa estiman alcanzar la capacidad operativa plena en Salta a mediados de 2027, para abastecer sin dificultad al mercado europeo. Actualmente, se llevan a cabo pasos técnicos necesarios de testeo de los equipos y sistemas de producción, indispensables para exportar un producto de alta tecnología con valor agregado, según reveló Alejandro Moro, CEO de Eramine.
La planta de Eramine empezará a producir 24.000 toneladas de carbonato de litio. Y en una segunda etapa, permisos mediante, proyecta alcanzar las 75.000 toneladas LCE, con una inversión de otros US$ 800 millones, representando un desembolso total de US$ 1600 millones entre las dos fases en Salta.
Ganancias de REMSA
Las divisas que reporten esos volúmenes, cobran gran importancia para Salta. Es que el Código de Procedimiento Minero salteño faculta a la estatal REMSA a licitar y adjudicar las áreas para explotación de minerales, y ser la institución que gestione y acompañe los estudios y exploración de los recursos. Esto es, adjudicar las áreas y además participar del proyecto.
De hecho, REMSA, desde noviembre de 2021, se incorporó al proyecto de litio Centenario Ratones que le permitirá participar del 5% de las ganancias que obtenga Eramine. Unos $900 millones anuales. El otro acuerdo que se le destaca es con la compañía canadiense Portofino, en 2022, para formar parte de los estudios previos a la posible construcción de una planta minera.
Alberto Castillo, presidente de REMSa
No son los únicos planes de Eramine. La compañía gala iniciará perforaciones para la exploración en la zona del salar de Arizaro, como parte de su estrategia de abastecimiento al coloso Glencore. Celebró un acuerdo por US$ 400 millones para venderle por cinco años 50.000 toneladas de litio que producirá en Salta.
La oportunidad que tiene Salta es histórica porque puede reconvertir, de la mano de la minería, su matriz productiva y económica. Una provincia sin industrias hace recaer mucho peso en el sector agroindustrial como motor de su economía. Claro, el desarrollo equilibrado de la industria que hoy, y por varias décadas más, hace y hará foco en el litio, depende de sucesivos Gobiernos que observen el estricto cumplimiento de las normas, con una perspectiva equilibrada de desarrollo económico, social y ambiental.
Políticas laxas no son una buena señal. Cuando tropieza un gigante como Posco, en parte por ellas, no le conviene a nadie. Pero sí suma mucho que empresas como Eramine –el segundo productor más importante a nivel mundial–, se transformen en actores clave de uno de los sectores que será determinante para el crecimiento económico y social de Salta y el país en las próximas décadas.
Por: Federico Dada. @fedexdada
