El coronavirus dejó el peor año para la economía global desde la crisis financiera del ’29 y provocó un inusitado derrumbe de la producción, del comercio internacional y del consumo en muchos rubros, además de fuertes aumentos de la pobreza, del desempleo y los déficits fiscales generados para amortiguar los efectos de la recesión.
Pero la caída no fue simultánea ni homogénea en su magnitud, dado que los primeros afectados fueron China y los países cercanos, lo que impactó en los grandes exportadores de alimentos, seguidos por Europa, Estados Unidos y, por último, en América Latina.
Este golpe tardío hizo que esta última región cerrara el año en una etapa más temprana de la recuperación y sufriera los peores guarismos del planeta, según las más recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Son economías con mayor vulnerabilidad socioeconómica y las hojas fiscales más frágiles, con lo que indicadores como la pobreza, el desempleo o la indigencia treparon significativamente. Además, las políticas sanitarias y económicas propias de cada país condicionaron su trayecto por los peores meses del coronavirus. La confluencia de estos factores y el desequilibrio fiscal crónico hicieron que Argentina fuera uno de los países con los peores números de la región más golpeada del globo.
PBI
Argentina finalizó 2020 con una caída de su producto bruto interno (PBI) de poco más de 10%, que estuvo muy cerca de su peor registro histórico de 2002, pero que albergó el mayor derrumbe trimestral entre abril y junio, de más de 19% interanual.
De esta manera, hilvanó su tercer año consecutivo en rojo y dejó su PBI en niveles que no tenía desde abril de 2010, con lo que este desplome coronó una década pérdida en términos de crecimiento, a pesar del predominio de las condiciones favorables en el frente externo en el período.
De todas las economías de América del Sur, Argentina tuvo el segundo peor registro, de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial (BM) realizadas hace unas semanas: sólo la superó Perú, que perdió cerca de 12%. El relevamiento no toma en cuenta a Venezuela por la imposibilidad de acceder a estadísticas confiables.
En tercer lugar quedó Ecuador, con una recesión de 9,5%, mientras que los siguientes tuvieron caídas relativamente de menor magnitud, como Colombia (-7,5%), Bolivia (-6,7%), Chile (-6,3%), Brasil (-4,5%), Uruguay (-4,1%) y Paraguay (-1,1%).
Pero además las proyecciones para los próximos años son negativas para Argentina, dado que el Banco Mundial espera que tenga una recuperación muy acotada que no llegue a recortar ni la mitad de lo perdido y quede, con respecto a 2019, con el PBI más afectado de la región junto con Ecuador.
Y para fin de 2022 compartirá con el país homónimo al paralelo y con Perú la particularidad de seguir por debajo de los niveles prepandemia. De cumplirse estos pronósticos, Argentina necesitaría crecer más de 4,6% en 2023 para empatar su PBI de 2019. Es decir, un alza de su producto similar al rebote estadístico que se espera en 2021 tras la segunda peor debacle de su historia.
En cuanto al resto, Ecuador habrá quedado 5,1% por debajo del nivel prepandemia y Perú, poco más de 1%. El resto, todos por arriba, liderados por Paraguay, que superará el nivel de 2019 por un 6,2%, según el BM.
INFLACIÓN
En materia de inflación Argentina también tiene de los peores desempeños, dado que en 2020 registró una inflación de 36,1%. Si bien fue bastante inferior al 55% de 2019 y a la previsión de 50% para este año de los analistas, el guarismo del año pasado superó por lejos a todos sus vecinos, excepto Venezuela, donde la oposición a la dictadura de Nicolás Maduro estima que superó el 3700%.
Después de Argentina, Uruguay presentó las peores cifras, con una variación del índice de precios de 9,4%, mientras que en Brasil trepó un 4,5%. Ambas son marcas bajísimas en comparación respecto a Argentina, a pesar de que en sendos países generó suma preocupación, dado que en términos internacionales son números elevados.
Chile anotó un 3%; Paraguay, un 2,2%; Perú, un 2%; Colombia, un 1,6%; Bolivia, un 0,7%, y Ecuador, que tiene su economía dolarizada, tuvo una deflación de 0,9%, según los institutos de estadísticas de cada país.
Para visualizar la magnitud del problema inflacionario en Argentina, las cifras anuales de estos seis países son menores al dato de febrero que publicará el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) esta semana, que oscilará entre 3,3% y 3,5%. Y en marzo será más alta.
Más allá de la inflación lleva ya 15 años en dos dígitos en Argentina, la monetización del elevadísimo déficit fiscal primario, ante la imposibilidad de financiarse en el mercado de deuda, ya está pasando factura y este año los analistas esperan un dato anual mucho más alto, cerca del 50%.
Fuente: El Cronista