La inflación cerrará este año por encima del 50% y se volverá a ubicar muy cerca de ese nivel (la proyectan en el 48,9%) durante 2022, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que lleva adelante mes a mes el Banco Central (BCRA).
La encuesta, desarrollada entre los días 27 y 29 de octubre y respondida por 40 analistas, prevé un aumento de entre 2 y hasta casi 3 puntos en las expectativas sobre la evolución que mostrará el costo de vida local de aquí en adelante.
Las estimaciones para el año en curso van del 50,3 al 51%, según se considere el promedio de la encuesta general o el de los 10 pronosticadores que -según los registros del BCRA- resultaron más certeros hasta aquí en sus proyecciones, respectivamente.
Son cifras que suponen aumentos de 2,1 y 2,4 puntos en cada caso, en buena medida impactados por el recálculo forzado al que los obligó el IPC de septiembre al resultar del 3,5%, cuando ellos lo habían estimado en 2,8%.
Los pronósticos incluyen la estimación de una inflación que habría cerrado octubre entre 3,2% y 3,4% (el dato oficial se conocerá el próximo jueves pero hasta el Gobierno ya deja trascender que estará por encima del 3%), se aplanaría en noviembre -al moverse entre 3 y 3,1%- antes de volver a empinarse en diciembre, mes en el que el IPC general cerraría entre 3,3 y 3,5%, según los consultados.
Las proyecciones para 2022 saltaron del 46 al 48,9% anual (sumaron 2,9 puntos en un mes), básicamente por la aceleración que el costo de vida registraría en los primeros meses del año, con índices de inflación que se moverían entre el 3,5 y 4,1% hasta marzo, es decir, una vez que caduque el congelamiento aplicado a varios productos de la canasta básica, previsto para el 7 de enero.
Los analistas coinciden con el Gobierno en recalcular al alza sus proyecciones en relación al rebote de la actividad para el año en curso, pero son algo más cautos al respecto.
De hecho elevaron su estimación de crecimiento del 7,6 al 8,3/8,4%, según el promedio o el TOP 10, lo que supone mejoras del 0,7 al 0,8% respecto del mes pasado, pero que no se acercan a la proyección de rebote superior al 9% a la que se animó recientemente, por caso, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
Las estimaciones se basan en tasas de crecimiento de la actividad que habrían estado entre 2,6 y 2,8% en el segundo trimestre, se habían ubicado entre 0,5 y 0,6% en el tercer trimestre y sería del 0,3 al 0,4% en el trimestre en curso.
Estas mejores proyecciones, empero, no modificaron las mediocres tasas de recuperación previstas para el bienio siguiente, que se mantuvieron en 2,3 y 2,1% para los años 2022 y 2023. Eso supondría un crecimiento apenas vegetativo de la actividad, en especial para el año por comenzar, ya que es equivalente a la tasa de arrastre estadístico que surgiría del repunte registrado en 2021, tras el porrazo del 9,9% registrado durante 2020.
Los analistas consultados a su vez mantuvieron sus proyecciones mensuales del tipo de cambio nominal: prevén que alcance $105,1 por dólar en diciembre 2021 y se ubique en $158,9 por dólar a fines de 2022.
Pero volvieron a calcular al alza el saldo por exportaciones (FOB), que ahora estiman en US$75.352 millones (+US$1904 millones con relación al último REM) para el año en curso. Eso, considerando un valor de importaciones (CIF) estimadas en US$61.200 millones (US$1383 millones por encima del pronóstico previo), que dejaría un saldo de la balanza comercial positivo en US$14.152 millones, según estas proyecciones.
A su vez la proyección para la desocupación abierta registrada en el tercer trimestre de 2021 bajó del 10 al 9,9% de la Población Económicamente Activa (PEA) y del 10,1 al 10% para el cuarto, nivel al que se mantendría durante el primer trimestre de 2022.
Finalmente, la proyección del déficit fiscal primario del sector publico se redujo respecto del relevamiento anterior en $382.5000 millones hasta $1,186,1 billones mientras la estimación para 2022 lo ubica en $1,770,7 billones.
Por: Javier Blanco
Fuente: La Nación