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Miedo a volar: por qué se asustan algunos pasajeros, el impacto de la pandemia y cómo superarlo

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“Me decían: ‘Sos inteligente, ¿cómo vas a tenerle miedo al avión?’. Me lo repetían y yo me sentía cada vez más tonta y sola con este sentimiento”, dice Carola Sixto, quien pudo superar su temor y hoy ayuda a otros que pasan por lo mismo.

“Pasé 15 años sin volar y era re feliz. Estaba muy convencida de que nadie me iba a sacar de esa posición. Uno acomoda las situaciones para su beneficio. Me creía cool porque no gastaba plata y mis amigas sí. Pero un día vino mi marido y me dijo: ‘Tengo un pasaje para ir a Nueva York’. Ahí fue cuando dije: ‘¿Qué hago? Cuando volé le dejé cartas escondidas a mis hijos porque pensé que me podía morir. Hasta asigné quién los iba a adoptar”.

Aunque la cifras indiquen que es el transporte más seguro, un estudio realizado por Graciela Römer en el que entrevistó a 900 pasajeros, reveló que un 30% tenía temor frente a las turbulencias y/o el despegue.

Según Claudio Plá Alem, médico psiquiatra y autor de los libros Modo Avión y Poder Volar, las personas que más consultas hacen para tratar la aviofobia, son viajeros frecuentes que por una mala experiencia empiezan a perder confianza.

Según una encuesta realizada por Sixto, el 31% de las personas que consumen el contenido de su blog, Miedo a los aviones, son pasajeros habituales, mientras que un 12% nunca pisó una aeronave.

Plá Alem agrega: “Los que tienen fobia primaria, aquel que no voló nunca en su vida, tienen antecedentes de pánico, claustrofobia severa o no se les ha dado la posibilidad de volar porque eran personas de bajos recursos y se asustan ante la situación nueva”.

Las causas que pueden desencadenar temor son varias.

“A veces puede ser por antecedentes familiares. Hay padres, abuelos con miedo y quedó instalado como algo familiar. Después el factor del estrés personal o laboral. Son causas externas que se suman. Hay otros pacientes que tienen miedos singulares como cruzar la Cordillera de los Andes o cruzar el Atlántico. También tienen fantasías con el Triángulo de las Bermudas”, explica el Plá Alem.

Las noticias sobre accidentes aéreos se suman en otros casos como factor.

Sixto considera que las personas con esta condición tienen una tendencia a tener miedo. “Debemos aceptarlo como algo de nuestra personalidad. La culpa no la tiene el avión”.

Top 3 de factores que asustan a los viajeros

“Lo peor es la turbulencia. Una vez hice una encuesta en la que preguntaba si la gente estaba dispuesta a pagar más por un pasaje que asegurara que no iba a haber turbulencia durante el vuelo y la mayoría respondió que sí”, subraya Sixto.

Si bien los movimientos de la turbulencia generan malestar en los pasajeros, no representan una situación de riesgo para la aeronave.

La Asociación Internacional de Líneas Aéreas (IATA) lanzó la herramienta Turbulence Aware para ayudar a las aerolíneas a prever y evitar estos movimientos durante el vuelo, lo que podría ser una ayuda.

El despegue se ubica en segundo lugar entre los momentos que más temor generan. “Es curioso porque son menos de 40 segundos. Pero representa el momento en el que no se puede volver para atrás”, explica la periodista y publicista.

Plá Alem agrega: “Hay personas que tienen una sensibilidad especial al despegue porque hay una súper estimulación sensorial con los ruidos y la vibración. En ese momento tienen un miedo tremendo. Se sienten muy mal cuando el avión sale de la tierra”.

Por último, la claustrofobia es otro de los factores que suele paralizar a los viajeros: hay personas que postergaron durante años un vuelo para no sentirse encerrados.

Según una encuesta realizada por el blog Miedo a los aviones, cuando los viajeros se sienten asustados, un 28% se larga a llorar, un 21% se agarra fuerte de los apoyabrazos, un 17% se agarra de su acompañante, un 16% cierra los ojos, un 10% se pone música fuerte y un 3% reza.

Si bien el aterrizaje genera consultas, para Sixto es algo menor dentro de las preocupaciones ya que está identificado con la idea de que falta poco para llegar y de haberlo logrado.

El miedo a volar y la pandemia

La crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus generó miedo a viajar porque se percibe como una actividad en la que las personas pueden estar expuestas al contagio. Según una investigación publicada por IATA en 2020, alrededor del 58% de los encuestados dijo que evitó los viajes aéreos, y el 33% manifestó que evitaría viajar en el futuro como una medida continua para reducir el riesgo.

“Los más afectados son los que tienen perfiles de personalidad obsesiva. Empezaron a sufrir con el alcohol en gel, los barbijos, se lavan las manos todo el tiempo. En el avión sufren”, dice el médico psiquiatra, pero aclara que en general, todo el mundo está atento a ver cómo evoluciona la situación a la hora de sacar un pasaje.

Las pruebas PCR, los tapabocas y los trámites, son una molestia para todos los viajeros, pero “para los miedosos complicó la situación”.

Según Plá Alem, no hay antecedentes de contagio en los aviones. En un comunicado lanzado por IATA, se afirma que tanto Airbus, Boeing y Embraer realizaron investigaciones que revelan que los sistemas de ventilación, los filtros de alta eficiencia (HEPA, por sus siglas en inglés), el respaldo del asiento como barrera natural, la circulación del aire de arriba abajo y la elevada tasa de renovación del aire reducen el riesgo de transmisión de enfermedades a bordo en un escenario normal.

El uso obligatorio de barbijos añade un nivel significativo de protección, por lo que, a pesar de la cercanía de personas, el riesgo de contagio es menor con respecto a otros espacios interiores.

Por otro lado, Sixto considera que el covid-19 no es una preocupación en sí misma, sino las consecuencias que provoca en la industria.

“Preocupa el desconocimiento por los nuevos procedimientos. Lo que estamos viendo es que la gente le tiene miedo a no entender qué tiene que hacer. Hay tanta información sobre qué hay que hacer, qué no y cambia todo el tiempo. Eso agregó esa sensación de falta de conocimiento y falta de seguridad”, afirma.

Y señala: “Se sumó el miedo de viajar al exterior y no poder volver. Hay mujeres que viajan solas y ahora aparece eso de: ‘uy no le puedo hacer esto a mi hijo y quedarme varada si cierran las fronteras’”.

Cómo controlarlo

Desde 1995, Claudio Plá Alem trabaja con pasajeros que tienen miedo a volar. Dicta cursos de 4 horas. Allí habla de 5 claves para perder el temor.

Estas son: todo en el avión está duplicado, es decir que la aeronave puede funcionar con la mitad de sus motores; las rutas aéreas están reservadas para cada avión, no pueden chocar; cada aeronave pasa por múltiples controles y auditorías; la turbina es el motor más confiable que inventó el hombre y la turbulencia nunca tiró a una aeronave.

Además, enseña ejercicios de relajación, entrega material, recomienda medicación a quien la solicita y culmina con un simulador de realidad aumentada.

También desarrolló la aplicación Flyingapp.ar en la que se puede realizar un test que devuelve el nivel de ansiedad que uno maneja, participar de webinars o inscribirse en el curso. “La idea es acompañar al pasajero; el miedo en el fóbico hace que se sienta solo y desamparado”.

Luego de hacer el curso, “un 30% se olvida completamente del tema. Hay otros que tienen recaídas, generalmente sucede si algún allegado fallece, eso aumenta la vulnerabilidad a los miedos. Otros pueden controlar el temor, pero manejan el tema con respeto. En cualquier caso, el 99% vuela mejor. Los refractarios son pocos y en su mayoría se dan porque vienen obligados por algún otro familiar”.

Por otro lado, Carola Sixto organiza cursos desde 2017. El 4 de diciembre se dictará el próximo, en el que una psicóloga experta en ataques de pánico y ansiedad enseña técnicas para que las personas puedan escuchar su cuerpo y saber qué hacer en caso de sentir miedo.

A través del blog, Miedo a los aviones, y las redes sociales, la creadora trata de mantenerse en contacto con quienes la necesitan aportando información y material para atravesar la situación.

Estos cursos culminan con un vuelo de bautismo dentro del país. El 30 de octubre, un grupo hizo el primero luego de la suspensión por la pandemia y fueron a Posadas, Misiones, con JetSmart.

“Todos dicen que el miedo se supera. Yo prefiero decir que soy una miedosa en vías de superación. Ahora disfruto un montón y soy fanática de los aviones. Pero en momentos en que vivís algo traumático o estás muy estresado es probable que se te dispare el miedo”, cierra Sixto.

Avión vs. auto

Según el informe Global Status report on road safety 2018 de World Health Organization, cada año, hay alrededor de 1.35 millones de personas que mueren en accidentes de tránsito. Es decir, 3.287 muertes por día. Además, entre 20 y 50 millones quedan discapacitados o heridos.

De hecho, los accidentes de tránsito son la novena causa de muerte en todo el mundo y representan el 2.2% de las muertes. Para el 2030, se espera que sean la quinta causa.

En contraposición, según IATA, una persona debería viajar en avión todos los días, durante 461 años antes de experimentar un accidente con al menos una fatalidad. También, una persona debería volar todos los días durante 20.932 años para experimentar un accidente 100% fatal.

En 2017, hubo 46 millones de vuelos, de los cuales 6 resultaron en accidentes con 19 personas fallecidas.

Al año siguiente, hubo 11 accidentes fatales en los que murieron 523 entre pasajeros y tripulantes. Eso se debe a que dos Boeing 737 Max se estrellaron. Eso marcó un fuerte contraste con el promedio de 234 muertes por año en todo el mundo que se dio entre 2013 y 2017.

En 2019 hubo 52 accidentes, de los cuales 8 fueron con víctimas fatales. En 2020 bajaron a 38 y 5 terminaron con personas fallecidas.

Por: Catalina Deguer
Fuente: Clarín


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