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Miami. El desconocido barrio colonizado por artistas y emprendedores argentinos que ahora está en pleno auge

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MIAMI.– Hace una década, Little River era un barrio olvidado de Miami. Casas y condominios bajos, jardines desarreglados, tiendas a la calle con fachadas planas y desgastadas, veredas desprolijas con yuyos, y paredones tristes. Pero mientras Wynwood subía de valor y se hacía cada vez más caro para sus artistas, algunos hicieron sus valijas y dejaron los murales callejeros para instalarse diez minutos hacia el norte. Little River se llenó de vida, modernidad, y color. Varios famosos y emprendedores argentinos también se subieron a la ola. ¿Será Little River otro Wynwood? “Espero que no –dice Deborah de Corral, desde su restaurante Tigre–. Wynwood explotó demasiado rápido. Perdió calidad y onda. Esperemos que esta zona siga creciendo paso a paso, y conserve su encanto”, aporta. La modelo, compositora y cocinera abrió hace casi un año su nuevo emprendimiento, que sumerge a los comensales en un viaje en el tiempo por esos cafés y bodegones clásicos de Buenos Aires, con detalles en rattan, bambú, madera, bronce, y tonos de verde.

“Elegí el espacio porque es realmente espectacular, está sobre el río y queda a pocas cuadras de nuestra casa que compramos hace casi 8 años. Me cerraba la idea de seguir invirtiendo en la zona en la que elegí echar raíces”, confiesa. En las mesitas sobre una explanada que besa al río con vista a pelícanos o quizá a algún manatí, se pueden disfrutar infinidad de cócteles creativos, y también sabores autóctonos como la milanesa, los buñuelos de acelga o el flan con dulce de leche. Deborah es apenas una de los tantos argentinos que eligieron esta zona para volver a empezar.

A pocas cuadras, Florencia Macri, la hermana de Mauricio, también inauguró el primer showroom y una mini-fábrica de Come On, su marca creada en 2019 con indumentaria sin identidad de género. “Abrimos en 2019, me pareció apropiado estar en una zona de warehouse ya que necesitábamos espacio para armar la micro factory, el depósito y las oficinas. Creemos que Little River tiene el potencial para ser una zona creativa interesante, donde puedan ir sucediendo distintas acciones, desde pictóricas hasta culinarias o musicales, la zona se está armando”, cuenta Florencia Macri. El desembarco

“¿Cómo se arma una comunidad? –se pregunta Nina Surel, artista argentina pionera en la zona–. Primero se asientan los artistas. Es como la vaca que llega y fertiliza el terreno. Yo estuve en Wynwood, pero mi alquiler triplicó su precio. Los artistas siempre nos movimos como en grupo”, explica.

Donde había pequeños templos descascarados visitados por la comunidad de Haití, Surel creó hace cinco años Collective 62, estudios de arte salpicados en tres diferentes bloques con un jardín en común, donde trabajan 13 mujeres artistas, de las cuales seis son argentinas.

Otros compatriotas, Alfredo Guzmán e Isaac Perelman, también mudaron su reconocida galería de arte Dot Fiftyone a Little River, a pasos de Florencia Macri. “Esta zona no está tan cara, todavía está desarticulada. Eso hace que los espacios sean más accesibles y haya estacionamiento. Nosotros venimos de Wynwood, fundamos el Wynwood Art District Association”, cuentan.

En su espacio siempre hay presencia de artistas nacionales, como Juan José Cambre, Jorge Miño, o Hernán Cédola entre otros. “Aproximadamente el 40% de nuestros artistas son argentinos”. Una vez cada dos meses, más de una decena de galerías abren sus puertas al público en un evento llamado Progressive Art Brunch, donde además cada una sirve un pequeño almuerzo. Allí hay actores importantes como la galería Emerson Dorsch, o Mindy Solomon. En ese recorrido también apunta a sumarse Tomás Redrado, hijo del economista, que abrirá próximamente su galería en la zona.

Diseño argentino

La ropa de autor es otra de las vertientes emergentes. La argentina Valeria Gebruers está allí con su línea Pachamama Bohemian; y Carolina Kleinman con CarolinaK. “Esta zona es como un nuevo Wynwood, un poco más cuidado”, dice Gebruers que hace obras de arte en ropa desde su showroom, ubicado en el estudio de artesanos MADE.

Con su marca Pachamama Bohemian, al igual que todos los emprendedores de estas cuadras, pone énfasis en el cuidado del planeta, la conexión con la tierra y la energía. Su colección se hizo famosa entre los artistas como Carlos Vives por sus chaquetas ultra bordadas en la espalda, entre ellas la que tiene la cara de la icónica anciana diseñadora de New York, Iris Apfel, que también tiene una campera de Pachamama. “Cuando Iris publicó la foto de mi chaqueta en Instagram mi website explotó. No entendía qué había pasado, fue algo increíble”, cuenta. Carolina Kleinman fundó su marca Carolina K en 2005, con la finalidad de colaborar con artesanos de diferentes regiones de Latinoamérica. “Empecé por Tilcara, que fue mi primer encuentro con los textiles. Luego fui a Bolivia, Perú, y México. Trabajamos con 300 artesanos. La marca tiene este valor cultural artesanal de querer preservar las técnicas ancestrales, de usar prendas que sientas que cuentan una historia”, explica. Kleinman, que vende sus creaciones en tiendas de Nueva York y Los Ángeles, tiene locales en Capri (Italia), en un lujoso hotel de México, estuvo en el hotel de Faena en Miami Beach, y posteriormente abrió su propia vidriera en Little River. Ahora también tiene una línea de hogar.

Como Central Perk

Frente a su tienda, su amigo argentino, el chef Diego Luchetta, abrió las puertas de Almacén Central. “Yo le digo que su lugar es como Central Perk, de Friends” dice Kleinman. Muchos de los emprendedores argentinos pasan allí intervalos de descanso. Luchetta era el chef personal de Alan Faena. “Alan se mudó en la pandemia y Carolina me cuenta que hay un restaurante cerrado frente a su local. Vinimos a verlo y lo alquilé el mismo día. Fue cuando terminó la pandemia, no había un alma. Tuvimos un año duro, y ahora nos estamos haciendo conocidos entre argentinos. Se está poblando, tenemos comida argentina y me concentro en que sea super fresca”, comenta Luchetta.

En The Plantisserie, Luciano Gatti y María Laura Aleman también abrieron en 2019 su local de comida vegana, que hoy además tiene un mercado. “Muchos de nuestros productos empezaron literalmente en el garaje de casa, allí hicimos las primeras recetas. Pasaron dos o tres años de ir a farmers market y el proyecto de poner nuestro negocio empezó a tomar fuerza. Wynwood era imposible de caro y siempre nos gustó esta zona. Hoy tenemos más de 30 cuentas mayoristas y ofrecemos 12 sabores de empanadas veganas”, cuenta Gatti. Al principio su local estaba dividido en dos, y tomaron solo una parte. “El dueño nos propuso ampliarnos y tomamos todo el local”, detalla.

A pasos de Citadel –un edificio icónico de Little River que reúne tiendas con productos sustentables, música en directo, opciones de comidas y bar en la azotea–, una fachada con frondosa vegetación esconde a otra compatriota talentosa. Para Paloma Teppa, el arte no queda solo en una pincelada o una escultura. Sus imponentes obras las hace con plantas vivas. Esta cordobesa que dejó su tierra natal hace 20 años, tuvo durante una década su local en Wynwood, pero también se mudó a Little River, en un espacio donde antaño hubo una vieja estación de servicio.

Teppa empezó haciendo arreglos de centros de mesa, pero su técnica terminó por convertirse en un arte. Hoy su compañía Plant the Future hace instalaciones artísticas enormes en hoteles, shoppings y edificios de lujo. “Nos gusta Little River. En Wynwood terminamos teniendo 700 visitas por día de gente que venía a sacar fotos. Acá tenemos el río, nos involucramos para limpiarlo, y contamos con más espacio y tranquilidad. Ahora estamos por abrir un café afuera, con comida natural y sin usar plástico”, cuenta. Los artistas ya sentaron bandera. Los turistas, una vez más, irán por ellos.

Por: Lucila Marti Garro
Fuente: La Nación


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