
“El desglose regional sigue reflejando el cambio en las preferencias de los inversores, con una creciente diferenciación entre las exposiciones en moneda local y en moneda fuerte”, señala Fortun quien además destaca que la emisión soberana se moderó en octubre tras un tercer trimestre muy sólido. Pero si bien los volúmenes totales se mantienen elevados, la composición de las operaciones sigue poniendo de manifiesto la distribución desigual del acceso al mercado: los prestatarios con grado de inversión han aprovechado el repunte de los diferenciales y las tasas para extender los vencimientos y asegurar bajos costos de financiación; mientras que los soberanos con calificaciones más bajas siguen estando prácticamente ausentes. “La emisión neta aún es limitada una vez que se contabilizan las amortizaciones”. En la región MENA, países como Arabia Saudita y Kuwait ya han superado los récords anuales anteriores, lo que sugiere una desaceleración estacional de la oferta hacia fin de año. “La demanda de los inversores se mantiene concentrada en créditos con mercados secundarios profundos, índices de referencia líquidos y marcos macroeconómicos transparentes”, explica el economista quien advierte que el “carry” se ha convertido en el principal contribuyente a la rentabilidad total.
De todos modos, pese al tono constructivo de las condiciones financieras globales, la demanda de protección cambiaria ha aumentado: los costos de cobertura se mantienen muy por debajo de los niveles de 2021, pero la volatilidad implícita ha dejado de disminuir y las asimetrías de las opciones se han acentuado en varias divisas de alta “beta” (más volátiles). “Este cambio sugiere una postura más cautelosa entre los inversores que anteriormente se habían posicionado para un entorno macroeconómico favorable. La demanda de protección contra las caídas ha aumentado en mercados como Brasil, Sudáfrica y Turquía, donde el riesgo político y la incertidumbre siguen siendo elevados”.
¿Qué esperar de lo que viene?
El contexto global sigue siendo favorable, con la caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense, las condiciones financieras se han relajado y los mercados continúan anticipando al menos un recorte adicional de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (Fed). Por otro lado, los bancos centrales de los mercados emergentes han reanudado la flexibilización de sus políticas, respaldados por una inflación moderada y condiciones cambiarias más estables. En este contexto, los mercados locales siguen anclados por amplios diferenciales de rendimiento real y la mejora de la dinámica de la cuenta corriente. Además, las reservas de divisas en muchos mercados emergentes se han estabilizado o han retomado una tendencia alcista, lo que refleja tanto cuentas financieras más sólidas como una menor presión externa. “No obstante, señala el IIF, el repunte de los flujos durante octubre ofrece un respiro temporal, pero persisten las incertidumbres estructurales. La cautela de los inversores sigue siendo evidente, y es probable que la concentración de flujos se mantenga hasta fin de año”.








