El organismo empeoró sus pronósticos para la economía global, aunque mantuvo las proyecciones para la Argentina plasmadas en el acuerdo, desactualizadas por la vertiginosidad de la crisis
WASHINGTON.- Menos crecimiento, más inflación, y el riesgo de una recesión en el horizonte. El Fondo Monetario Internacional (FMI) brindó un panorama turbio para la economía global, al recortar drásticamente las perspectivas de crecimiento como consecuencia del “estancamiento” en los tres principales motores del mundo, Estados Unidos, China y la eurozona. Y a pesar de un histórico “ajuste monetario sincronizado” para controlar los precios, el Fondo dijo que igual prevé una inflación más alta.
“El mundo pronto podría estar tambaleándose al borde de una recesión global, solo dos años después de la última”, resumió el economista jefe del Fondo, Pierre-Olivier Gourinchas.
El Fondo prevé una desaceleración más aguda de lo anticipado en la economía global para este año, según la actualización de su Panorama Económico Mundial (WEO, según sus siglas en inglés) difundida este martes en Washington.
El Fondo mantuvo las proyecciones de crecimiento para la Argentina en el 4% este año y 3% el año próximo, pero se trata de dos estimaciones que ya estaban plasmadas en el programa económico vigente con el país y que fueron incluidas en la primera revisión del acuerdo, en junio, y han quedado desactualizadas ante la vertiginosidad de la crisis económica de las últimas semanas, que disparó la inflación esperada en el país este año. El Fondo bajó casi medio punto su pronóstico de crecimiento global, a 3,2% para este año, y cerca de un punto para el año próximo, a 2,9 por ciento.
Pese al menor crecimiento, el Fondo espera más inflación, en parte por los aumentos de los precios de los alimentos y de la energía, atados a la guerra en Ucrania. El Fondo estima que la inflación será este año de 6,6% en las economías avanzadas, y el 9,5% en las economías emergentes, cerca de un punto más que en las proyecciones previas.
“El ajuste monetario sincronizado resultante en todos los países no tiene precedentes en la historia y se espera que sus efectos perduren, con una desaceleración del crecimiento mundial el próximo año y una desaceleración de la inflación”, indicó Gourinchas. “Una política monetaria más estricta inevitablemente tendrá costos económicos reales, pero retrasarla solo exacerbará las dificultades. Los bancos centrales que han comenzado a aplicar medidas restrictivas deberían mantener el rumbo hasta que se controle la inflación”, abogó el economista.
El Fondo enumeró varios riesgos. La guerra en Ucrania podría llevar a un corte en los despachos de gas a Europa en el invierno boreal. La inflación podría “permanecer obstinadamente alta” si los mercados laborales se mantienen muy ajustados, o si las expectativas de inflación se desanclan. Las subas en las tasas de interés también pueden llegar a provocar un aumento del endeudamiento en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, como la Argentina. Y los nuevos brotes y confinamientos por la pandemia del coronavirus podrían frenar aún más el crecimiento de China. Por último, la inflación puede provocar protestas sociales.
Gourinchas dijo que en un escenario en el que estos riesgos se conviertan en realidad, el freno en la economía global será mucho más pronunciado. “Bajo este escenario, tanto Estados Unidos como la zona del euro experimentarán un crecimiento cercano a cero el próximo año, con efectos colaterales negativos para el resto del mundo”, señaló.
Autor: Rafael Mathus Ruiz
Fuente: La Nación