Lucas Ramón usa gorras desde nacimiento. Su papá Héctor fue jugador de la Selección argentina de béisbol (uno de los pocos deportes que las usan en su indumentaria) y pronto él también siguió sus pasos en Popeye Béisbol Club y luego en el seleccionado. A través de su fanatismo por las “caps” descubrió que podría emprender y así decidió abrir su propia empresa “LR Gorras”, con la premura de ofrecer productos de calidad y personalizados, según contó a Dossier Web.
“Soy fanático de las gorras, juego al béisbol desde chico y siempre tuve muchas. Siempre me gustó que las gorras coincidan con mi indumentaria y más adelante también comencé a jugar al golf, otro deporte en el que se usa gorras y siguió creciendo mi fanatismo”, dijo el joven emprendedor.
Para el tercer aniversario de su noviazgo Agustina, su pareja, le regaló una gorra y le preguntó si le interesaba emprender en el rubro. “Yo soy muy hincha con la calidad y cuando me regaló la gorra de Coyote, de Looney Tunes, me gustó mucho”.
“Comencé en abril de este año. Me puse a buscar proovedores y arranqué a pedir para algunas para la temporada de invierno. Eran cuatro gorras y 20 gorritos, me gustaron empecé a pedir especialmente de Disney y Looney.
Mi novia encontró un chico que me hace las gorras personalizadas y hoy trabajamos en sociedad. Hice para diferentes clubes como Popeye, Cachorros, Gimnasia y otras instituciones”.
Lucas Ramón detalló que la clave son las gorras personalizadas y la calidad de las mismas. “Se están moviendo las personalizadas, muchas de Disney y Looney Tunes. Mi novia me ayuda con los proovedores y mi familia también. Coordino con ellos para las entregas cuando no puedo ir o estoy de viaje”.
Sobre las aspiraciones a futuro, el joven emprendedor dijo: “Apunto a tener un local y trabajo desde casa. Tenemos instagram (@lr.gorras). Quiero sumar más cosas, con mi propia marca con los parches que se van haciendo”.
“Soy muy hincha con la calidad, no me gustan las gorras de poliéster que se deforman, tampoco el sublimado. Estas son de gabardina, duran más y si bien son más caras, valen la pena por la calidad”.
“También me pidieron de diferentes fincas, en un torneo de patos, creo que en este momento lo que más se está moviendo con las personalizadas”, agregó.
“Lo que hacemos son pedirles el logo a los interesados y enviarles el diseño con tres opciones: estampadas, bordadas o parches de cuero”.
