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Las películas truchas ponen en terapia intensiva a Blockbuster

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La piratería crece exponencialmente y aumenta la preocupación en la industria de videoclubes y cinematrográfica, que emplean a casi 20.000 personas. En los próximos meses cerrarían sus puertas cerca de 15 locales, frente a un enemigo que incluso acerca los filmes tres meses antes que lleguen al país

Los contextos de crisis suelen ser sinónimo de oportunidades para los videoclubes, puesto que ir al cine con la familia se convierte en un entretenimiento demasiado caro y entonces alquilar una película para ver en casa se transforma en una opción más que interesante.

Teniendo esto en cuenta, se podría pensar que el 2008 fue un excelente año para los locales de alquiler de videos y que el 2009 será un año al menos prometedor.

Sin embargo, la piratería, un actor que ya se venía consolidando fuertemente en los últimos años y que en 2008 no dejó lugar a dudas de su predominio, impide hacer tal afirmación y más bien llevó a negarla.

En otras palabras, la piratería hirió gravemente a la industria de los videoclubes al punto que Blockbuster, la principal cadena de locales de alquiler de películas a nivel mundial y la de mayor presencia en la Argentina, cerraría uno de cada tres locales en los próximos meses o, en el mejor de los casos, reducirían su estructura, informaron a iProfesional.com fuentes que prefirieron permanecer con reserva de identidad. En tanto, desde la empresa evitaron confirmar las versiones.

El dato cobra relevancia si se tiene en cuenta la cantidad de personas que emplea la red (600 empleados directos).

Así, la situación del Blockbuster no es más que un fiel reflejo de la crítica situación que atraviesa actualmente el sector de los videoclubes en la Argentina.

“La piratería crece en forma cuasi exponencial mientras el negocio legal está estancado”, sintetizó la Unión Argentina Contra la Piratería (Uacopi) en su discurso inaugural. De hecho, esta entidad surgió de la asociación de varias cámaras, federaciones y uniones que representan a la industria cinematográfica local y que decidieron juntar esfuerzos para luchar contra un enemigo que de otra forma ya avizoran como imbatible.

En la misma línea, Rubén Gutiérrez, director ejecutivo de la Unión Argentina de Videoeditores (UAV) remarcó que “en los dos últimos años el negocio de alquiler se cayó como un piano, cerca del 40 por ciento”.

Un mercado dominado por lo pirata

“En la Argentina hay cerca de 1.500 videoclubes en total, de los cuales sólo 500 pertenecen al mercado en blanco”, explicó Alejandro Botbol, presidente de la Cámara Argentina de Video Clubes (CAVIC).

Este es un dato no menor si se considera que hace un año había prácticamente el doble de locales abiertos y que en los años noventa la cifra rondaba los 9.000. En otras palabras, en poco más de una década el número de videoclubes ya se redujo cerca de un 83 por ciento.

“En el último año se abrieron muy pocos locales mientras que los que cerraron fueron muchísimos. Además están aquellos que en lugar de bajar la persiana ante la situación difícil pasaron a la piratería. De hecho, de la cantidad total de videoclubes a nivel país, hay un 60% o 70% que son piratas”, se explayó.

En tanto, la UAV estimó que en el 2008 el negocio de venta y alquiler de películas movió cerca de $1.000 millones, de los cuales entre $600 millones y $650 millones se canalizaron en el mercado pirata.

Otro dato de relevancia a la hora de evaluar el predominio de la piratería viene de la mano del análisis de las importaciones de DVD vírgenes.

“Las importaciones de DVD-R vírgenes acumuladas a septiembre eran de 92 millones de unidades. Así, es de esperar que en el año hayan sido más de 100 millones”, remarcó el director ejecutivo de la UAV quien rápidamente explicó que estos números implican un importante problema ya que “estimamos que de estas importaciones el 60-70% terminan en la piratería, es decir 60 millones de copias reemplazaron por su valor ($5 – $ 7 – $10) al alquiler de películas en 2008”.

“Los videoclubes ven disminuir sus alquileres por cada copia que se vende en la calle”, resumió Gutiérrez, y en la misma línea, las entidades que conforman Uacopi sentenciaron: “Esta industria debe enfrentar a diario la competencia desleal de una actividad ilícita que trabaja íntegramente en negro”.

El cine no se mantiene ajeno al problema

No es inusual encontrarse viendo películas en un DVD pirata incluso antes de su estreno en el cine.

“Una queja permanente, sobre todo en el interior, es que los videos llegan antes que el estreno de la película”, sintetizaron en la Federación Argentina de Exhibidores Cinematrográficos (FADEC).

En tanto, desde la UAV remarcaron que gran parte de este problema se explica por las “importaciones paralelas”, es decir, cuando se ingresan películas en DVD que pertenecen a otra zona en donde se lanzaron antes que en el mercado local.

De todas formas, aclararon que “el ingreso de estas películas, que por ejemplo están destinadas originalmente al mercado de USA y Canadá, es legal, siempre y cuando sea para uso personal y no con fines de comercialización”.

Sin embargo, se aprestaron a explicar que “estas importaciones paralelas afectan los derechos de las editoras, las cuales poseen la licencia para la edición y la explotación de las películas en el país, y terminan siendo víctimas de una competencia desleal, dada su obligación contractual de respetar las ventanas de comercialización”.

Así resumieron que “la mayoría de las películas importantes, están disponibles en el mercado dos o tres meses antes de que sean editadas en el país”.

Una lucha por cambiar la cultura

Sin duda, el delito de la piratería es uno de los más difundidos y menos castigados. No sólo existe la venta o alquiler de “DVD truchos” en las calles, sino también con la piratería doméstica con su cada vez más clásica versión de las descargas de películas por Internet.

De todas formas, la mayoría de las cámaras coincide en que la web no es la mayor amenaza que hoy en día enfrenta el sector, sino que el comercio de DVD piratas es más preocupante. Situación aún más grave si se tiene en cuenta el desinterés que tanto las autoridades como los propios ciudadanos demuestran al estar en presencia del ílicito.

“Actualmente nos encontramos con que los delitos de piratería de obras cinematográficas y televisivas son vistos como una trasgresión menor por parte de la sociedad y son tolerados y en muchos casos avalados por las autoridades que tienen que combatirlos”, resaltó la Uacopi en su discurso inicial.

“Hay una percepción como de que no se le hace mal a nadie o que detrás del negocio del cine y video hay mega corporaciones que no merecen ser defendidas”, se explayó y añadió que al mismo tiempo se ve a quienes venden productos piratas “casi como a mártires que están ganándose la vida y a los que persiguen injustamente”.

Sin embargo, la cantidad de personas afectadas por la merma de audiencia en los cines y la disminución de alquileres en videoclubes es mucho más amplia de lo que se suele imaginar.

Según los mismos datos proporcionados por Uacopi, la industria del cine y el video da trabajo en blanco a más de 20.000 familias.

Los más perjudicados por el avance de la piratería

“Los empleados del sector son las primera víctimas”, señaló Alejandro Botbol desde la CAVIC.

En este sentido, cabe señalar que en los 70 locales que tiene Blockbuster hoy en día en la Argentina hay más de 600 empleados directos afectados al sector. Así, por cada local que cierre al menos 8 personas perderían su trabajo.

De la misma manera, cada videoclub que sale del mercado perjudica a varias familias que pierden su sustento o, “en el mejor de los casos”, pasan a tener un trabajo en negro, puesto que el local se vuelca a la piratería para poder permanecer abierto.

Sin embargo, hay una larga cadena de afectados más allá de los empleados directos. “Estas familias son ocupadas por empresas y emprendimientos de capitales nacionales, que pagan puntualmente sus impuestos, invierten permanentemente en nuevas producciones, nuevas salas de cine y locales de alquiler de video o renovación de las existentes, invierten en publicidad y marketing de los títulos que estrenan o lanzan al mercado”, remarcó la Uacopi en su discurso.

En el mismo sentido, el Informe del Mercado de Videos que realiza anualmente la UAV subrayó que la línea de afectados empieza en los autores, ya que la piratería evita el pago del derecho de autor. De la misma manera consideró que las siguientes afectadas son “las empresas editoras nacionales, el cine –ya que las películas se ven antes en DVD que en sus propias salas-, e infinidad de empresas de venta minorista como supermercados, librerías, negocios minoristas, sumados a los videoclubes que actúan en la legalidad”.

Por otro lado, el mismo Estado se suma a los damnificados ya que “la falta de percepción de todos los impuestos perjudica al fisco y también al INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), el que con lo que deja de percibir, podría dar mayor fomento a la actividad cinematográfica nacional, produciendo el doble de la cantidad de películas de las que ya hace”.

Otro punto clave sobre el cual el documento también hace hincapié es que “el último perjudicado es el consumidor”, ya que si bien a veces conciente la piratería, otras “es engañado en su buena fe comprando o alquilando pirata por original”.

El Estado, ¿otro enemigo?

Si la piratería es un problema, la falta de decisión política para combatirla es un agravante muy considerado por las entidades que nuclean a la industria cinematográfica.

“La simple presencia de un policía al lado de un vendedor de DVD truchos sin hacer nada al respecto parece estar legitimándolo”, señaló Botbol desde la CAVIC.

En este sentido, concordó con lo expresado en el discurso de la Uacopi respecto a la necesidad de “instar a las autoridades de los distintos estamentos del Estado a hacer cumplir las leyes. No estamos proponiendo una nueva legislación, ni penas más duras, o que se tipifiquen nuevos delitos, simplemente peticionamos que se cumpla y haga cumplir, por parte de quienes tienen el poder de hacerlo, con la legislación vigente”.

De todas formas, las entidades también señalaron que “hay cuestiones de la legislación que requieren una actualización como los delitos vinculados con las nuevas tecnologías. Tal es el caso de la piratería en Internet”, que todavía no es el mayor problema de la industria pero con el ritmo de crecimiento que lleva rápidamente puede transformarse en el mayor enemigo.

En tanto, otro problema que remarcó Botbol fue el “alto peso impositivo del rubro porque aparte de los impuestos municipales, provinciales y nacionales tiene 10% extra de impuesto al video que hay que pagar a INCAA” y así, esto se convierte en una nueva carga a una industria ya golpeada y en baja por lo que “desde la cámara estamos trabajando para que se iguale las películas a los libros y así se las exceptúe del pago de IVA”.

Perspectivas de un futuro poco alentador

Los videoclubes vienen experimentando una marcada tendencia negativa desde hace una década. El número de locales cayó más de un 83% desde los años 90 y “si no hay un cambio importante, va a seguir bajando a una tendencia de 10 o 20% anual”, resumió Botbol.

Por otra parte, desde la UAV remarcaron que es “cada vez más imperativo que los videoclubes desarrollen Internet para estar en contacto con sus clientes, puesto que si bien los estudios de Hollywood todavía no saben como intercalar la bajada legal de películas (por ahora sólo hay pruebas pilotos de algunos estudios) en las ventanas de comercialización, en algún momento sucederá y aquellos videoclubes que hayan establecido un ida y vuelta electrónico con sus socios tendrán mayores posibilidades”.

“La industria va a mutar”, agregaron desde la UAV y concluyeron que “los videoclubes deberán adaptarse a los cambios tecnológicos, agregando más producto para venta directa y haciendo otras acciones para ser más atractivos en producto y servicio”.

De esta manera, parecieron avalar la estrategia elegida por Blockbuster, quien en marzo cambió su modelo de negocios en la Argentina y se convirtió en tiendas donde venden todo tipo de productos relacionados al entretenimiento de manera que alquilar una película es sólo una opción más dentro de las tantas cosas que se pueden hacer en un local.

Sin embargo, aún este modelo plantea dudas si se tiene en cuenta el dato revelado por iProfesional.com de que a menos un año de iniciado el proyecto, uno de cada tres Blockbuster dejaría de tener sus puertas abiertas al público.

Fuente: IProfesional.com 


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