Las emisiones de CO2 procedentes de energías fósiles aumentaron un 0,9% en 2022 y alcanzaron un nivel récord, aunque menor del previsto gracias a las energías verdes que compensaron en parte la mayor demanda de petróleo y carbón, indicó la Agencia Internacional de la Energía.
“El riesgo de un crecimiento desenfrenado de las emisiones por un mayor recurso al carbón en un contexto de crisis energética no se materializó”, señaló la AIE en un informe basado en datos públicos nacionales.
“El auge de las energías solar y eólica, de los vehículos eléctricos, de la eficiencia energética y otros factores frenaron el aumento del CO2”, explicó la entidad, creada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para asesorar a los países ricos en temas energéticos.
Pero la buena noticia es más que relativa, dado que las emisiones de dióxido de carbono (CO2) procedentes del uso de energías fósiles -que representan las tres cuartas partes de los gases de efecto invernadero-, mantienen “una trayectoria de crecimiento insostenible” e incrementan los desajustes climáticos, advierte la AIE.