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La soja le aporta más divisas a Argentina que a Brasil

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Argentina ocupa el primer lugar en la exportación de derivados industriales. En 2010, Argentina exportó bienes y servicios por un valor FOB de u$s 68.500, de lo cual el 39% de ello fue explicado por el complejo sojero, remarca el último informe de la consultora Abeceb.

Si bien Brasil cuenta con una mayor producción de soja, genera menos dólares con ella, debido, fundamentalmente, a que industrializa menos y exporta más como poroto, al mismo tiempo que consume una mayor proporción de soja y derivados a nivel interno.

En los últimos quince años, se produjeron una serie de shocks estructurales que incidieron en el mercado de materias primas internacionales, impulsando un incremento sustancial de los rindes, la superficie cultivada, y los precios por las materias primas, tanto en el mundo como en Latinoamérica.

Por el lado de la oferta, se comenzaron a implementar nuevas tecnologías de producción agrícola, vinculadas, fundamentalmente, al uso de agroquímicos y semillas transgénicas, lo cual posibilitó el desarrollo de la siembra directa.

Por el lado de la demanda, el crecimiento de los países emergentes tuvo como correlato un importante aumento de la población urbana en relación a la rural. Esta tendencia tuvo particular relevancia en China e India, donde se vio un fuerte incremento de la clase media, con implicancias en las pautas alimenticias. Se generó una tendencia a la mayor ingesta de carnes, lácteos y aceites, lo cual impulsó al alza los precios de las materias primas alimenticias.

Adicionalmente, ante la caída de las tasas de interés y los programas de monetización de la FED, muchos fondos de inversión se volcaron hacia los commodities como “refugio” ante la incertidumbre y la volatilidad, elevando los precios y posibilitando un influjo muy grande de capital hacia la agricultura.

En este contexto, Argentina y Brasil se posicionaron como países con grandes posibilidades de crecimiento al disponer de grandes extensiones de tierra cultivable. Sin embargo, nuestro sector agropecuario sojero tomó la delantera en cuanto a la aplicación de las nuevas tecnologías en la década del ´90, lo cual posibilitó un desarrollo más acelerado de la estructura exportadora de derivados industriales de productos primarios.

La soja fue el cultivo “estrella”, remarca el informe, de los últimos años en la región, capitalizando todos estos avances estructurales. Argentina y Brasil se colocaron a la cabeza de un proceso global, signado por condiciones favorables para la producción de commodities. Ambos países incrementaron la superficie dedicada al cultivo, los rindes y la producción a partir de asimilar los avances tecnológicos vinculados a la siembra directa, el uso de agroquímicos y semillas transgénicas.

De esta manera, la producción subió un 326% en Argentina si se compara la actualidad con el promedio de los primeros 5 años de la década del `90, pasando de 11 millones de toneladas a más de 50 millones, con una expansión de la superficie sembrada de 248%. La superficie aplicada al cultivo de soja pasó de aproximadamente 5 millones de hectáreas en 1990 a más de 18 millones en la última campaña. Esto representa un 55,6% del área cultivable argentina.

Brasil, por su parte, en igual periodo de comparación, incrementó un 245% su producción de la oleaginosa, con una cosecha de 75 millones de toneladas en 2010/2011 y un avance de 127% en la superficie dedicada al cultivo. En este país, la soja pasó a representar el 48,8% de la superficie total sembrada de granos.

Con estos resultados agrícolas, ambos países se posicionaron a escala mundial como líderes. Brasil ocupa el 2º lugar en cuanto a producción de la oleaginosa, con una participación de 28,3%, detrás de Estados Unidos que produce un 34,4%. Lo sigue Argentina, con la consolidación del 3º puesto y una participación de 18,8% en el periodo 2010/2011.

Sin embargo, nuestro país ocupa el primer lugar en la exportación de derivados industriales. En la última campaña, casi el 50% de la harina de soja exportada a nivel mundial salió de los puertos argentinos, otro tanto le correspondió al aceite de la oleaginosa que acaparó casi el 55% del total comercializado.

Esto es un reflejo de diferente configuración de la cadena de valor en ambas economías. En efecto, la industria local absorbe más del 70% de la cosecha para el “crushing” y la generación de productos industriales, como son las harinas, el aceite y el biodiesel, que tienen por objeto la exportación, mayormente. Del aceite obtenido, Argentina exporta el 67%. En cuanto a la harina, exporta el 97% de su producción.

El vecino del Mercosur destinó en 2010 un 48% de la producción a la industria de transformación, el resto es exportado como poroto (42%) o consumido a nivel interno (4%). Cabe destacar que la economía brasileña sí demanda el producto, a diferencia de Argentina que exporta la mayor parte. En 2010, el mercado interno brasileño absorbió el 48% del aceite de soja producido en dicho país y el 48% de la harina, con lo cual el excedente exportable se reduce.

Si bien Brasil tiene un patrón de consumo interno que le demanda más productos de la soja que en Argentina, también es cierto que Argentina ha consolidado el primer lugar en el mercado mundial por ventajas competitivas. La ubicación del complejo oleaginoso santafesino en cercanía de los principales puertos permite minimizar el costo logístico, a lo que se suma la proximidad con las principales zonas agrícolas del país. Esta consolidación exportadora, ha llevado a que el complejo oleaginoso se convierta, en una de las principales vías para la generación de divisas en la Argentina. Las exportaciones argentinas de soja y derivados sumaron en 2010 casi u$s 27.140 millones mientras que, en igual periodo, Brasil obtuvo u$s 18.346 millones.

Para dimensionar la importancia que cobró el complejo sojero en la economía argentina resulta útil comparar el porcentaje que explican los dólares de la soja dentro de la balanza comercial del país. En 2010, Argentina exportó bienes y servicios por un valor FOB de u$s 68.500, el 39% de esto se debió al complejo sojero. En cambio, Brasil, exportó un total de u$s 201.915 en igual periodo pero las divisas vinculadas a la soja explicaron el 9%.

De esta forma, si bien Brasil cuenta con una mayor producción de soja, genera menos dólares con ella, debido, fundamentalmente, a que industrializa menos y exporta más como poroto, al mismo tiempo que consume una mayor proporción de soja y derivados a nivel interno. En Argentina, en cambio, el complejo se ha convertido, gracias a las ventajas competitivas de recursos y de logística que se unieron a una rápida incorporación de tecnología, en un sector clave desde el punto de vista de generación de divisas por medio de la balanza comercial, afirma Abeceb.

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