Los negocios cuando nacen lo hacen con una carga de esperanzas y sueños que en algunos casos van más allá de ser un mero sustento. La Selecta , llegó de la mano de don José Dakak, que como muchos inmigrantes llegados a la Argentina debió pasar por muchos oficios, esfuerzos y expectativas en un país que lo recibió con sólo trece años, un poco de ropa y una libra esterlina.
En 1913 la disponibilidad de trabajo en un vasto país pasaba por muchas actividades que al llegar los inmigrantes iban realizando a la vez que construían un futuro personal con implicancias para sus generaciones venideras.
Tras pasar por distintas provincias, Don José recaló en Salta y en el Mercado Municipal compraba y vendía mercadería de distinto tipo. Luego vino la necesidad de abrir su local propio, La Selecta , ocupando un predio en calle República de Siria, en primera instancia para ubicarse luego en la esquina tradicional de Zuviría y Belgrano, con la venta de Ramos Generales, con una atención que quienes peinan canas no se deben haber olvidado.
La venta era el producto de una charla previa entre el que ofrecía el producto -Don José- y quien compraba. El consejo y la palabra no estaban ausentes, desde el "hacele caso a tu mamá", hasta el caramelo o el chocolatín Milkibar como recompensa por hacer los mandados o acompañar a los mayores. Son firmas comerciales que crecieron con el empuje de un centro comercial que se fue ampliando. Hoy los nietos de aquel iraquí que llegó en 1913 abrieron su quinto local de cafetería y confitería, usando un nombre y hasta una tipografía que trasladan en el tiempo. Tan es así que Licha Mera Figueroa los sorprendió con una poesía que resume la sensación de muchos al ver ese cartel colocado en Dean Funes y Santiago del Estero. Sus actuales propietarios, los hermanos Dakak sienten en sus venas el esfuerzo, el tesón y el sacrificio que ese nombre acarrea. Hoy, picadas especiales, distintos tipos de café y hasta Wi-Fi, la señal del avance del tiempo son los nuevos servicios que brinda el comercios con aquel mismo concepto de Don José.
La importancia del trabajo y del humanismo y en todo lo que tenga que ver con el trabajo, es la síntesis de esa presencia ancestral, dice José H. Dakak, hijo. "Es un reconocimiento a alguien que en su vida sólo trabajó. Sin vacaciones y sin volver a su Irak natal. Quien nunca dejó de lado el buen consejo y la palabra de aliento", recuerdan hoy su bisnieto, cuentan con cinco negocios, tres Havanna y dos Selecta con 60 empleados marcando el inicio de una carrera con tradición familiar.
