La pobre performance de la recaudación nacional -en julio creció sólo un 10,2%- agravó las complicaciones de los gobernadores para afrontar los compromisos del Estado, incluido el vital pago de los salarios, de la mano de la consiguiente nueva desaceleración de los envíos de coparticipación al interior. Aunque con matices, los ingresos a las asfixiadas arcas locales -en remesas federales de tributos y en recaudaciones locales- sufren una merma considerable desde mediados del año pasado, por impacto de un triple combo recesivo: el conflicto con el agro, la crisis financiera internacional y, ahora, la gripe A.
La delicada postal -profundizada por la escalada de reclamos de recomposición salarial- se traduce en apremios de los mandatarios y de los intendentes a la hora de cumplir con obligaciones claves de sus gestiones, que además de la salarial incluye -por caso- la prestación de servicios de salud y de educación, la obra pública y el pago a proveedores.
Aunque no con la triste contundencia de los tiempos de la crisis de 2001, se percibe en el interior con mayor asiduidad la instantánea que incluye cronogramas de pago de sueldos atrasados, moras millonarias con proveedores y obra pública con el pie en el freno.
El escenario alcanza tanto a un importante lote de gobernadores como a intendentes, que ya elevan de manera creciente imperiosos pedidos de auxilio a los Ejecutivos provinciales, de la mano de adelantos de coparticipación, rebajas impositivas y fondos extra.
Previsiblemente, este encadenamiento de urgencias forma parte -como eje central- de la ronda de diálogo político con la que Cristina de Kirchner viene sentando a los gobernadores en la Casa Rosada. No obstante, los acuciantes pedidos de asistencia extra cayeron hasta ahora, en general, en saco roto.
En febrero pasado, el crecimiento interanual de los envíos de coparticipación a las provincias alcanzó el nivel más bajo desde 2004, según la consultora Economía & Regiones. Los meses siguientes no permitieron delinear una mejora ostensible en este escenario, pese al anuncio de la distribución del fondo sojero.
Las recaudaciones provinciales también acusaron impacto de la recesión en la actividad económica, aunque con consecuencias de distinto grado.
Por caso, en Formosa, la ministra de Economía local, Inés Lotto de Vecchietti, aseguró que -en materia de la evolución de los recursos provinciales- se verificó una disminución en junio pasado del 9%, que significa un descenso en la recaudación estimada de $ 136 millones. El dato cobra importancia si se tiene en cuenta que la disponibilidad de dinero que la provincia vuelca al mercado es de $ 200 millones mensuales, de los cuales un 55% corresponde a sueldos.
FUENTE: Ámbito Financiero