En una ceremonia breve aunque no exenta de comidilla política, la Asamblea Legislativa proclamó esta tarde a Javier Milei y a Victoria Villarruel como presidente y vicepresidenta electos, una formalidad que antecede al acto de jura que tendrá lugar en el mismo escenario el 10 de diciembre próximo. Las bancadas de la oposición coronaron el acto con un aplauso generalizado, mientras que el oficialismo se mantuvo en respetuoso silencio.
Recién llegado de los Estados Unidos, Milei fue de los primeros en ocupar su lugar en el recinto. A su lado se ubicó Villarruel; ambos se mostraban sonrientes y distendidos e incluso se permitieron gestos efusivos con colegas de distintos bloques que desfilaban para saludarlos y compartir una selfie. Una postal inédita hasta hace pocos meses atrás, cuando el dirigente libertario, desde aquella lejana banca al fondo del recinto, hacía gala de su ostracismo e indiferencia frente al resto de los legisladores, la “casta”.
Así como la banca de Milei se había convertido en una suerte de meca para los legisladores de la oposición, el estrado de la presidencia de la Cámara de Diputados, adonde estaba apostada Cristina Kirchner, fue el punto de atracción ineludible para los legisladores oficialistas, que hacían fila para compartir una última selfie con ella antes de su regreso al llano. Anoche la vicepresidenta se despidió del cargo con una comida en el Museo Evita rodeada de su tropa: allí les encomendó respetar la institucionalidad y no imponer nombres para la presidencia provisional del Senado, segundo lugar en la línea de sucesión.
Nada dijo, sin embargo, sobre la presidencia de la Cámara de Diputados, hoy convertida en un botín de guerra entre Cristian Ritondo (Pro) y Florencio Randazzo (PJ). Milei demora su decisión final y las especulaciones están al rojo vivo. Ni bien pisó el recinto Ritondo se acercó a la banca de Milei, con quien se estrechó un fuerte abrazo. El jefe del bloque Pro no solo ostenta el padrinazgo de Mauricio Macri; en las sombras el kirchnerismo también apuesta por él. No habría regocijo más grande para Cristina Kirchner que Randazzo quede fuera de competencia, no solo porque fue su verdugo electoral en 2015 y 2017, sino porque podría convertirse en una amenaza para la unidad de los bloques de Unión por la Patria, susurran cerca del diputado peronista.
Desde que recibió el guiño de Guillermo Francos -futuro ministro del Interior- para presidir la Cámara de Diputados, Randazzo copó su agenda para reunirse con gobernadores y legisladores peronistas y provinciales. Apunta a articular un núcleo de dirigentes peronistas dispuestos a facilitar la sanción de las futuras leyes. La amenaza sobrevuela en el bloque que conduce Germán Martínez, que previo a la Asamblea Legislativa tuvo su última reunión para despedir a quienes en días más vencerán sus mandatos. Allí primó la cordialidad y la camaradería, se escuchó algún lamento por la derrota electoral pero nadie se atrevió a hablar del futuro del bloque, que ahora se vestirá de opositor.
“Hay que esperar a que Milei mueva sus fichas. Que defina quién será su presidente de la Cámara y qué leyes va a enviar. Recién entonces moveremos nosotros”, reaccionan cautos en la bancada. Por ahora Martínez seguirá al frente de la tropa. De ruptura nadie habla. Por ahora.
La frialdad de Píparo
Por las dudas, para no despertar susceptibilidades ni enojos, Randazzo optó por no aparecer por la Asamblea Legislativa. Quien sí estuvo presente y despertó todo tipo de comentarios fue Carolina Píparo, la tercera integrante del trío libertario junto a Milei y Villarruel en la Cámara de Diputados. Tal vez despechada por haber sido corrida de la jefatura de la Anses sin haber asumido, Píparo se mostró distante de la pareja presidencial; la frialdad era tal que ni una sonrisa esbozó cuando leyó, como miembro informante de la comisión escrutadora, los resultados de la votación que consagraron a Milei y Píparo como ganadores del balotaje.
Según los datos oficiales de la Cámara Nacional Electoral -cuyas autoridades estuvieron presentes en la Asamblea- la fórmula integrada por Milei y Villarruel obtuvieron 14.554.560 votos, lo que equivale al 55,65% del total de votos afirmativos válidamente emitidos; mientras que la dupla Sergio Tomás Massa y Agustín Oscar Rossi sumaron 11.598.720 votos, el 44,35% de los votos afirmativos.
Proclamados presidente y vice, Milei y Villarruel se cruzaron una sonrisa cómplice, se tomaron de la mano y saludaron. Algunos diputados de la oposición se pusieron de pie; luego lo siguieron otros. En la bancada oficialista primó el silencio y algún aplauso tibio. Muy pocos se acercaron a saludar al presidente electo.
El binomio presidencial fue de los últimos en retirarse del recinto; parecía como que querían prolongar el festejo. Un diputado les acercó una bandera argentina; con ella posaron para una infinidad de fotos. Era su despedida como diputados nacionales. El 10 de diciembre regresarán al mismo ámbito y, frente a una nueva Asamblea Legislativa, jurarán como presidente y vice.
Laura Serra: La Nación