Es médico, fue emprendedor, trabajó más de 40 años, se jubiló y decidió cumplir el sueño de su vida, armar con sus propias manos un motor home para salir junto a su esposa a descubrir nuevos caminos. “Del consultorio al taller mecánico”, esta es la historia de Jorge Baffa.
Dicen que a partir de los 60 años el ser humano encara una nueva etapa en la vida, con una carrera ya consolidada, generalmente con un mejor pasar económico, sin las obligaciones que derivan de la crianza de los hijos y con nuevas metas, consecuencia del cambio de paradigmas que hacen que hoy una persona que transite por su quinta, sexta y hasta séptima década de vida se vea y se sienta más como un adulto joven que como un “sexagenario”, como se llamaba antes a alguien para definirlo como viejo.
Tal es el caso de Jorge Baffa, profesional salteño que ejerció la medicina por más de cuarenta años (aún la ejerce); se jubiló y decidió darle riendas sueltas al sueño de toda su vida, que era poder construir con sus propias manos un motor home, con el cual poder salir a descubrir nuevas rutas y nuevos paisajes.
Jorge tiene 66 años, está casado Edith Rasero (65), médica ginecóloga; tiene cuatro hijos; Sofía (35), Eliana (34), Diego (32) y Cecilia (31); una nieta, Agustina (5) y su suegra Cleris. Trabajó 40 años como médico, 25 de ellos en el área de terapia intensiva del sanatorio El Carmen.
Tuvo una etapa como emprendedor cuando, entre 2004 y 2017, se dedicó a criar conejos, fue el dueño del recordado negocio “Don Conejo” y aunque el mercado se iba expandiendo, un buen día le puso fin para poder abrir paso a otro objetivo, el del motor home.
Ya jubilado, en 2021 compró un camión Ford 4000 doble tracción y se puso manos a la obra en una tarea que le llevaría dos años y medio, hasta que en mayo de este año emergería “Ticus” un motor home Made In Salta, hecho a medida, con todas las comodidades y todo el equipamiento de este tipo de vehículos.
Pasión e ingenio
Hablar con Jorge Baffa de su etapa como constructor es sumergirse en un mundo de mecánica, de soluciones de ingeniería y de ingenio, al fin y al cabo, son muy pocos quienes se animan a armar un motor home desde cero.
De hecho, ya en 1989 había tenido la iniciativa de armar una vieja Traffic, pero su dedicación al trabajo y la hiperinflación lo hizo desistir de ese primer intento.
“En el país hay varias empresas que los fabrican a pedido, cuestan unos 150 mil dólares promedio y tardan más de un año entre que lo pedís y te lo entregan, pero el desafío y el gusto personal era poder diseñarlo y construirlo a medida, con la mitad de ese presupuesto”, acota Jorge, para pasar a detallar todos y cada uno de los componentes de su “Ticus”.
La estructura es un chasis cuadrado y rígido asentado sobre otro flexible, cuyo movimiento no debe afectar la célula habitable, que es un habitáculo térmico y aislado del exterior. Se usó PVC en lugar de metal con el propósito de mantener ya sea el calor o el frío en el interior según corresponda.
Posee tecnología a base de paneles solares que alimentan baterías de litio de 5 mil Watss y que le dan autonomía de hasta 72 horas sin recarga; un sistema de conversión a energía eléctrica que permite tener electrodomésticos conectados a 220 voltios; autonomía de agua, gas y combustible (con doble tanque independiente de gasoil que le permiten recorrer hasta 1.300 kms. sin tener que pasar por la estación de servicio).
La célula habitable cuenta con una cama de dos plazas, debidamente ventilada, conexión directa con la cabina; una cocina con su amoblamiento, con extractor y heladera, electrodomésticos, una mesa con dos sillones cama para 4 personas, baño completo con calefón, un calefactor diésel eficiente y un depósito que contiene elementos de seguridad, un alero para desplegar cuando se requiere de sombra y una moto de 110 CC que usan cuando el tráfico se pone complicado para moverse en motor home.
El vehículo pesa siete mil kilos, está homologado, habiéndose cambiado el tipo de uso de “camión de carga” a “casa rodante autopropulsada”. Tiene capacidad para 6 pasajeros y para pilotearlo debió sacar carné C1, profesional, más el carné para poder conducir la moto.
Descubriendo nuevos paisajes
Luego de casi 3 años de construcción “Ticus” comenzó a surcar las rutas argentinas y el primer viaje se hizo en mayo de este año a San Antonio de los Cobres. La prueba resultó exitosa y comenzaron nuevos desafíos.
Llegó luego un viaje a la Puna catamarqueña, subiendo hasta los 4.800 metros sobre el nivel del mar por huellas mineras hasta el Balcón del Pissis. Más tarde Esteros del Iberá y los saltos del Moconá en Misiones.
El primer destino internacional fue “Pantanal”, de infernal ida por Bolivia y regreso por Brasil y la última aventura fue conocer el “Puente del Diablo” en La Poma.
“Tenemos muchos planes, poder recorrer el país hasta la Patagonia y más adelante embarcar a “Ticus” para atravesar toda América del Norte: Estados Unidos, Canadá, Alaska y México”, lugares donde se inició y popularizó la cultura del motor home, antes de llegar a Europa y a Sudamérica.
Así, con la paciencia del médico que le explica al paciente las causas de sus patologías, mate tras mate, Jorge nos grafica cada momento de la construcción de “Ticus”; cada tornillo, cada pieza diseñada y cada solución ideada en el proceso de fabricación, que además le demandó estudiar mecánica y electrónica.
También nos cuenta cada kilómetro recorrido y detalladamente documentado en audio y video desde la cabina del conductor; cada paisaje descubierto y cada sensación que atesora junto a Edith, su incondicional compinche y compañera de emociones.
Una historia que nos marca que aquella frase que dice que todo tiempo pasado siempre fue mejor debe ser redefinida, porque a los buenos momentos ya vividos, siempre se pueden sumar nuevas experiencias cuando mantenemos joven el espíritu e intactas las ganas de seguir explorando los caminos de la vida.
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