Más allá de los caciques, el Presidente también sentó a la mesa a su Gabinete en pleno, en una muestra de unidad y de músculo político para acallar el fuego cruzado que sacude a las tribus del Gobierno.
Mientras se cocinan cambios en las carteras, dijeron presente Karina Milei (secretaría general de la Presidencia), Luis Caputo (Economía), Sandra Pettovello (Capital Humano), Mario Lugones (Salud), Manuel Adorni (vocero presidencial), Luis Petri (Defensa), Patricia Bullrich (Seguridad), Santiago Bausili (BCRA), Federico Sturzenegger (ministro de Desregulación), Lisandro Catalán (Interior), Guillermo Francos (jefe de Gabinete) y Pablo Quirno (canciller).
Estuvieron, además, el asesor Santiago Caputo y la secretaria Legal y Técnica, María Ibarzabal Lousteau.
Javier Milei abre el juego al diálogo con los gobernadores
De acuerdo a lo que pudo averiguar Ámbito, la conversación giró en torno a cuatro temas: reforma fiscal e impositiva; reforma y modernización laboral; reforma del Código Penal y Presupuesto 2026. Respecto a este último ítem, los mandatarios hicieron varios guiños a que sea una ley con equilibrio fiscal. No obstante, volvieron a la carga con una discusión pendiente: la redistribución del impuesto a los combustibles líquidos, cuya discusión continuará en próximas reuniones.
Tras el encuentro, Jorge Macri remarcó que hay voluntad de ambas partes de dialogar, “como fue en el primer año del gobierno donde salieron un montón de leyes importantes”. “Hay que pensar cómo Argentina vuelve a generar empleo en blanco en el sector privado, porque es importante. También sobre cómo bajamos impuestos y hacemos esfuerzos todos para quitarle presión a la gente y que pueda haber crecimiento”, manifestó.
Comentó, en paralelo, que “cada uno hizo sus planteos”: “Todo el mundo dio su punto de vista, pero con el mismo objetivo: el compromiso del equilibrio fiscal, baja impositiva, de la necesidad de generar trabajo. Creo que tenemos chances de tener un buen Presupuesto”.
La cumbre marcó un giro de Milei respecto al vínculo con las provincias. Tras ganar los comicios, cursó el llamado a través del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el ministro del Interior, Lisandro Catalán, como interlocutores.
Los caciques llegaron, en su mayoría, golpeados por los resultados del domingo, cuando la ola violeta se llevó puestos a diversos oficialismos locales a lo largo del país. En ese marco, el flamante frente Provincias Unidas (PU), que nuclea a seis líderes, fue uno de los más perjudicados. La escudería no logró romper la polarización y cayó en cinco de los seis distritos que comanda. Solo el correntino Valdés ganó.
En ese entramado, el espacio sufrió derrotas altisonantes en Córdoba y Santa Fe, plazas que los gobernadores planeaban constituir como sus bastiones. A partir de diciembre, el espacio intentará constituir un bloque propio de 20 diputados en el Congreso que funcione como árbitro del duelo entre el peronismo y los libertarios.
Desde la marca, ya habían advertido que están dispuestos a sentarse a dialogar. “Tenemos que darle sensatez a los debates. Tenemos que tener un equilibrio sobre aquellos que tienen impuestos y deben generar puestos de trabajo”, sostuvieron en la antesala de los comicios.
Para la Casa Rosada, resultará indispensable seducir y atomizar a PU, con el objetivo de blindar iniciativas propias. Dentro de las prioridades, están el Presupuesto 2026 y las reformas fiscal, previsional y laboral. Precisamente, Milei planea avanzar en ese sentido en la reunión.
Quienes sí triunfaron en su pago chico y participan del encuentro son: Zamora, Ziliotto, Valdés, Jaldo, Jalil, Zdero, Macri y Frigerio, estos últimos tres en alianza con LLA.}
Nación intentará, además, pescar en la pecera de los provincialismos, es decir, de aquellas fuerzas locales que no responden a partidos nacionales y que suelen estar abiertas al diálogo. Sus representantes hoy en día son el rionegrino Alberto Weretilneck, el misionero Hugo Passalacqua y el salteño Gustavo Sáenz.
 
								 
															








