De acuerdo con los datos de ejecución presupuestaria hasta julio, tan sólo en los primeros siete meses del año el Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido, utiliza un 72,6% del crédito anual autorizado para atender las necesidades del sector energético.
El congelamiento de las tarifas de servicios públicos a través de subsidios, una de las claves del modelo kirchnerista que tanto Néstor Kirchner como la presidente Cristina Fernández mantuvieron a lo largo de sus dos mandatos, requirió durante la primera parte del año un esfuerzo adicional por parte de las cuentas públicas.
En otros términos, implica que esa cartera desembolsó casi $ 3 de cada $ 4 que tienen disponible para ese fin. En base a la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP), de donde surgen los datos, los números denotan “una marcada sobre ejecución”. Y hacen prever que la cartera requerirá partidas adicionales para cumplir con sus compromisos en lo que resta del año.
Según El Cronista, la mayor parte de los $ 23.292 millones que se gastaron corresponden a subsidiar las tarifas de electricidad y gas, que están casi congeladas desde hace una década. Dos son los principales pulmones que absorben la mayoría de los fondos: Cammesa, la empresa mixta que administra el mercado eléctrico y se encarga de importar fuel oil y gasoil y Enarsa, la firma estatal de energía que atiende las urgencias del Gobierno en materia energética, como las compras de gas a Bolivia y a mercados de ultramar, que llega por barco. En todos los casos son más caros que la deficitaria producción local.
Fuente: El Inversor