A metros del emblemático monumento a Martín Miguel de Güemes, se encuentra el prestigioso Hotel Sheraton, en su imponente entrada Gerardo Giampaolo, su gerente, recibió al equipo de Dossier Web. Durante una cálida recorrida contó su historia y el lugar que ocupa la cadena en Salta.
Alineado a la elegancia del lugar, Gerardo confiesa que tiene 43 años, es papá y esposo, nació en Mar del Plata y su historia dentro de la hotelería y el turismo parece sacada de un cuento, porque su vocación lo encontró en medio de un trabajo de verano.
Era estudiante de historia y un amigo le contó que allí, en su Mar del Plata natal, estaban tomando personal temporario en una importante cadena de hoteles; fue y ya nunca más pudo salir de esa industria.
“Nunca antes había entrado a un hotel cinco estrellas, pero cuando lo hice me atrapó a tal punto que dejé mi pasión por la historia para vivir esta aventura, la mejor de mi vida”, cuenta sentado en su escritorio, lugar que ocupa hace más de tres años en Salta.
Fue tan grande lo que sintió que cambió de carrera y se preparó para la realidad que hoy vive. “Hace tres años, en septiembre de 2019 poco antes de la pandemia, que llegué a Sheraton Salta, vengo de Mar del Plata, llevo unos 15 años en la compañía, y fui haciendo aquí mi carrera. Mi primera gerencia fue en Asunción del Paraguay, volví a Mar del Plata y de ahí a Salta”.
“Nunca imaginé que iba a trabajar a metros del monumento de un héroe al que tanto admiro”, dijo por el general Güemes, a quien le dedicó una monografía mientras estudiaba historia.
Sobre su personalidad se reconoce inquieto, “ser un nómade de ciudades, es una de las cosas lindas que tiene esta industria. Tengo muchos amigos que han decidido quedarse en el lugar del que son, pero hay una parte que somos nómades, que nos gusta el cambio y descubrir nuevos lugares, es lo que particularmente más me atrae”, es en este sentido que agradeció que su familia siempre lo acompaña en cada nuevo desafío.
“Salta es preciosa, es una ciudad muy linda desde el clima, la calidez de la gente, tiene un encanto colonial, donde pese a que ha crecido mucho todavía no se pierde. A diferencia de otras ciudades, a veces me gusta decir que es como un pueblito pero grande, porque creció mucho y tiene un encanto muy particular que espero no se pierda nunca”.
Sobre el hotel contó que se fundó en 2005, “la ciudad ya estaba en crecimiento, siendo un destino conocido internacionalmente y hubo una evolución, después de la pandemia terminó de explotar; por cuestiones como la minería y el litio, las compañías nos eligen, tenemos huéspedes de Estados Unidos, China, Corea”.
Pero hoy no sólo trabajan con clientes internacionales, sino también nacionales. “Por el escenario económico que se ha dado por la depreciación del peso y las dificultades para viajar al exterior, hace que haya mucho turismo interno y nos ha favorecido; esto ayuda a redescubrir un destino que siempre estuvo que ahora trabaja mucho más y mejor”.
Reflexionó acerca de la conectividad que hoy tiene la provincia, “si bien se ha crecido, falta. Hay oportunidad para frecuencias, las estadísticas muestran que los aviones vienen repletos y esto habla de que hay oportunidad para que esto siga creciendo”.
“Hay un desafío que es mejorar la conectividad internacional, el vuelo Salta-San Pablo es una gran gestión, que se mantenga en el tiempo trae muchos beneficios por la conectividad y por las posibilidades de abrir nuevos mercados. Ojalá que se pueda recuperar el de Lima, es una puerta al mundo y también Panamá”, añadió.
Finalmente consideró que el potencial de Salta hará que el crecimiento siga siendo sostenido por lo que muchos jóvenes eligen capacitarse para trabajar en ese mercado y no dudó en darles un consejo a los nuevos profesionales. “A esta nueva generación, a la que le cuesta un poco lidiar con la frustración, le diría que el turismo tiene un componente de oficio muy grande, lo académico es fundamental, pero el oficio se logra con el tiempo, y requiere esfuerzo”.
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