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Entrevista Dossierweb. Manuel Lanús, del Grupo Colomé: “Nuestro secreto es estar en movimiento, cerca de los clientes, presentando algo único de calidad como son nuestros vinos”

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La trayectoria de Manuel Lanús en empresas de los sectores alimenticio y bebestible tiene más veinticinco años, de los cuales más de veinte están ligados a la industria vitivinícola. Formado en Administración de Empresas por la Universidad de San Andrés, este porteño amante de su familia y apasionado del campo y el rugby ya había formado parte del Grupo Colomé, hasta que en 2023 se le propuso regresar pero como CEO. Hoy comanda esta empresa familiar dedicada a la vitivinicultura de altura que contiene las Bodegas Colomé y Amalaya, la Estancia con la que hacen pie en la industria de la hospedería, un restaurante con una gastronomía única, y el fascinante Museo James Turrell. Hoy Colomé es la bodega más antigua de Argentina en funcionamiento, con más de 180 años como innovadora en la elaboración de vinos de altura, y referencia de este grupo que exporta a más de 35 países del mundo.

En este encuentro con Dossierweb, Lanús dice que el sector vitivinícola vive hoy momentos difíciles, se muestra esperanzado con el clima económico del país para el segundo semestre, y señala que una clave del grupo para superar los vaivenes de la coyuntura es estar en movimiento en todo el mundo y cerca de sus clientes y mercados. Indica que parte del golpe al sector vitivinícola provino de cambios de tendencias de consumo y de nuevas regiones productoras que entraron a competir, dice que el enoturismo también es importante para la industria, y ante tendencias cambiantes resalta que la apuesta de Colomé es poner en valor sus viñedos ancestrales que producen a 3600 metros y que los hacen únicos en el mundo.

Especial Dossierweb

Los viñedos de Colomé van de los 1700 a los 3100 msnm, lo que hace a sus vinos únicos, profundos y aromáticos

– ¿Cómo ves el presente del sector vitivinícola después de dos años complejos de nuestra economía?

Son momentos difíciles. Es una tendencia en el mundo el crecimiento de más categorías de bebidas con alcohol. Han surgido más opciones atractivas para los jóvenes, para gente que se está iniciando en el consumo. Se han desarrollado más otras categorías, aperitivos, gin. Por otro lado, hay también una conciencia a tomar menos vino. Con la pandemia se incrementó el consumo y luego creció una tendencia a tomar menos alcohol o a elegir más las ocasiones. Y por otro lado también ha surgido a nivel mundial el desarrollo de nuevos lugares productores de vino que están siendo bien recibidos y aceptados por los consumidores, sobre todo, regionales y locales. Hoy en distintas partes del mundo que hace diez, quince años, eran impensadas que pudiesen producir vinos de calidad. Desde el sur de Inglaterra hasta Estados Unidos, Texas, Arizona, Europa del Este; y en Argentina empiezan a surgir nuevas regiones, como Córdoba, Entre Ríos, provincia de Buenos Aires, o Jujuy. Han surgido zonas productoras nuevas que el consumidor local las reconoce, las valora, las acepta y las compra.

– ¿Cómo se ha ido adaptando Colomé con su tradición de vinos de hondura, de peso, a estos cambios del mercado y del consumo?

Por un lado, no claudicando en la calidad, sino sosteniendo e incrementándola, trabajando en el desarrollo de esa calidad. Y al mismo tiempo fortaleciendo la relación y estando más cerca de nuestros clientes, tanto en Salta como en nuestro gran mercado que es el norte y el mercado interno, pero también en los mercados  externos. Hoy tenemos equipos comerciales que están al lado de nuestros importadores, tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia. Creo que el secreto es la cercanía con el cliente, para poder contar lo hace único a nuestros vinos. Hoy Colomé tiene la diferenciación del resto que es la extrema altura, los viñedos ancestrales, la calidad, la tradición, la antigüedad, el torrontés como gran emblema o el malbec. Estar cerca y poder transmitir estos puntos de diferenciación son el secreto. Hoy estar en una región tan única como Salta te da cierta ventaja, porque ante esa contracción, un restaurante en cualquier parte del mundo cuando reduce su oferta y baja de seis malbec argentinos a tres, opta por mantener uno nuestro. A eso ayuda la diversidad que tenemos como país.

Ubicada a una altitud de 2300 m, la Estancia Colomé es un hotel boutique rodeado de montañas imponentes

– Pensaba eso, la unicidad como un valor de Colomé, de vinos con mucha personalidad, para sobreponerse o convivir con las nuevas tendencias de vinos más frescos que también demanda hoy el mercado internacional.

Lo decís muy bien. Empezamos hablando de tendencias y una que sí es clara es el crecimiento que están teniendo los vinos blancos. Hoy se está tomando mucho más vino blanco, y ahí nosotros, o Salta, tiene la bandera del torrontés. Hace 20 años costaba que acepten un torrontés, y después sostener nuestra presencia, de seguir ganando buenos puntajes y sirviéndolo, hoy la gente lo pide, quiere probarlo, y muchas veces estamos entre los referentes del torrontés de Salta. Hace unos días estuve en San Pablo, donde se presentaron 39 vinos de toda Sudamérica, de Brasil, Chile, Uruguay, había 25 de Argentina y la mayoría eran mendocinas y presentando malbec o blend, y Colomé fue la última la única bodega de Salta y con mucho orgullo presenté el torrontés y tuvo una aceptación enorme. El único vino que presentó Salta fue Colomé y fue un torrontés.

– ¿Dónde están concentrando sus operaciones en el exterior y en el mercado interno?

Hoy el 60% de lo que producimos es para el mercado interno. Y las exportaciones son a Estados Unidos, Brasil, Suiza es muy importante para nosotros por nuestros accionistas, Inglaterra, también exportamos a Japón, a China, Corea del Sur. Estamos en más de 35 países.

Los vinos de altura de Colomé y Amalaya, merced a una alta calidad, están llegando a 35 países de todo el mundo

– ¿Están en sus planes explorar nuevos varietales como hoy está pasando con muchas regiones, con un enfoque más heterodoxo? 

Como grupo Colomé, tenemos nuestros vinos del alto valle Calchaquí, de Molinos, Cachi y Payogasta, y Altura Máxima. Y tenemos Amalaya, que es nuestra segunda bodega que está en Cafayate. Las nuevas variedades vienen de nuestras bodegas con mucha historia. Tenemos un Pinot Noir y Sauvignon Blanc en Altura Máxima. Es el pinot noir más alto del mundo. No estamos con un plan de nuevas variedades, pero sí de poner en valor variedades como el malbec, el cabernet sauvignon, o la criolla chica, que son variedades que Colomé tuvo por siempre en los viñedos ancestrales. En nuestra finca en Colomé tenemos 9 hectáreas de viñedos que fueron plantados por doña Asunción Isasmendi, hija de Nicolás Isasmendi, en 1831. Otra tendencia es volver a poner en valor el patrimonio que tienen viñedos ancestrales que producen a 2400 metros, y que le da un carácter único. Desde Amalaya tenemos una propuesta más joven, más descontracturada, y que busca también presentar al Valle Calchaquí como un lugar más más contemporáneo, y es nuestro Amalaya bajo en alcohol. Es un Torrontés Riesling que tiene 9% de alcohol. Es otra tendencia, el low alcohol. Presentamos este vino hace pocos meses y está teniendo muy buena aceptación, sobre todo en el mercado europeo.

– La industria ha tenido momentos de retracción, no sólo en términos de consumo sino de baja de las exportaciones el año pasado.

Sí, por eso lo importante de tener canales de diversificación y de mercados, por eso apostamos a diversificarnos. Y dentro de esta contracción, juega un papel importante nuestra propuesta de hospitalidad, tener un hotel en Colomé, la Estancia, el Visitor Center y el Museo James Turrell. Es una tendencia. Hoy el consumidor, además del producto, quiere sentir una cercanía, vivir una experiencia integral e integrada. También ha sido importante abrir el Amalaya Wine Bar al público. Nos llega mucha gente a conocer la bodega, a probar los vinos y a vivir una experiencia.

La “experiencia Colomé” en la estancia abre los sentidos del visitante con la degustación de etiquetas icónicas

– ¿Suma mucho abrirse a que el consumidor pueda vivir una experiencia directa?

Sí, por eso también lo importante es que la Provincia ayude a promocionar el destino. Tenemos un vuelo a San Pablo, a Asunción, se anunció un vuelo a Panamá. Es auspicioso. Dentro de la industria vitivinícola el enoturismo juega un rol fundamental. El acompañamiento es importante, porque no solo genera impacto en la bodega, sino en muchos otros actores: transportes, hotelería, restaurants. A través de la atracción por querer conocer una bodega, se produce un gran impacto económico y social en las comunidades.

– ¿Qué perspectivas ves para lo que sigue del año, a partir del actual escenario de un dólar controlado, salida del cepo parcial, altibajos en las exportaciones, caída en el consumo?

No está fácil, pero ponemos fichas a la recuperación del mercado interno. Ansiamos que haya un segundo semestre más en recuperación, y que puedan llegar estas inversiones necesarias para que la economía interna tome un nuevo impulso. Y las expectativas son crecer, estar cerca de los clientes. Me parece que hoy el secreto es estar en movimiento y cerca de los clientes, presentando algo único de calidad como son nuestros vinos.

 


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