A partir de entonces Jimena, con 45 años para entonces, comenzó una nueva etapa como emprendedora, alentada también por la necesidad de imaginarse un futuro económico sólido para cuando llegara el momento de su jubilación.
Así fue que ingresó en el mundo de las inversiones inmobiliarias en Estados Unidos. Primero como una usuaria más en busca de hacer rendir sus ahorros.
Pero, fiel a su espíritu emprendedor, no se quedó solo en ser observadora pasiva de ese negocio. Se puso a estudiar el mundo del real estate y en 2022 fundó OpenDoor Investment Solutions, una firma con base en Estados Unidos especializada en asegurar oportunidades de inversión con garantía inmobiliaria, esto es un esquema de hipotecas conocido técnicamente como Promissory Notes.
El proyecto arrancó con una inversión inicial de u$s15.000 y consiste en unir a inversores dispuestos a prestar dinero con personas que necesitan acceder a préstamos pequeños por fuera del sistema bancario en forma rápida poniendo un inmueble como garantía.
Actualmente cuenta con 300 clientes entre prestadores y tomadores, administrando una cartera de inversiones que equivale a 2 millones de dólares.
Cómo congeniar la maternidad con el trabajo en una multinacional
“Yo siempre trabaje en relación de dependencia, en multinacionales. Pero cuando fui madre no podía congeniar mi trabajo con la maternidad porque me iba muy temprano a la mañana y volvía muy tarde. En ese momento todo lo online no era muy conocido. Incluso yo había pedido en la empresa donde trabajaba si podía hacer home office y me dijeron que no. Entonces opté por renunciar”, reseñó Jimena Cabrera en una entrevista virtual con Ámbito.
“Tras trabajar un tiempo como consultora independiente, armé mi propio emprendimiento, una empresa que hacía uniformes escolares y se llamaba CantoPri. Me apoyé en la experiencia de mi marido, que es textil de toda la vida. Vivíamos en zona norte y yo trabajaba con tres colegios. Pero eso duró hasta que llegó la pandemia. Ese momento me agarró con casi 45 años, pensando en qué camino seguir para asegurarme un retiro económico con vistas a mi futura jubilación”, añadió.
Respecto de la influencia que tuvo su problema de salud en su recorrido emprendedor, comentó: “Incluso antes de cerrar la empresa de uniformes por la pandemia yo había empezado con muchos problemas estomacales. Recorrí todos los gastroenterólogos posibles sin que nadie me encontrara nada. Hasta que uno me dijo que iba a tener que tomar omeprazol de por vida. Y me negué a aceptar eso. Ahí empecé con mi cambio de vida, a meditar, a tratar de cambiar mi forma de reaccionar frente a las cosas”.
En este punto, la emprendedora revela cómo decidió incursionar en el negocio inmobiliario y financiero: “Impulsada por todo eso, me puse a estudiar sobre real estate para invertir mis ahorros en Estados Unidos. Empecé desde Argentina y me fuí involucrando hasta que armé mi propia empresa y en julio de 2024 me mudé cerca de Miami”.
“A veces se cree que invertir en real estate es comprar una propiedad y ponerla en alquiler. Pero no es sólo eso. Las opciones son muchísimas, sobre todo acá en Estados Unidos, donde es un mercado bastante regulado y es una de las inversiones más comunes y más rentables”, señaló.
Pero ese paso también implicó una nueva decisión de vida, que fue dejar la Argentina: “Esto para mí fue un gran desafío porque soy bastante introvertida y me vine sin conocer a nadie. Al principio estaba sola en un hotel, después encontré por casualidad a una ex vecina de donde yo vivía en Buenos Aires. Así me empecé a relacionar y a crecer también en lo personal”.
“Actualmente estamos todos viviendo en la ciudad de Weston, al norte de Miami. Primero vine yo sola con mi hija de 14 años y mi marido se quedó en Argentina con el mayor hasta que terminó la secundaria. En enero se vino para acá y atiende sus asuntos textiles en Argentina de manera remota”, detalló.
De todos modos, su equipo de trabajo está integrado por miembros de nacionalidades que ayudan a sobrellevar la distancia: “Mis socios son un argentino que está hace ya más de cinco años acá y un uruguayo, que vino de muy chico, a los 14 años, y ya es más norteamericano que uruguayo”.
En cuanto a la forma en que opera su nueva compañía, Jimena explicó: “Nosotros hacemos la conexión entre las personas que necesitan dinero para atender alguna necesidad de corto plazo con personas que tienen fondos para invertir. El que toma el crédito pone un inmueble en garantía y recibe el préstamo que por lo general es entre 1 y 3 años de plazo. Este mecanismo es muy conocido acá y se llama Promissory Notes”.
Por detrás de la historia emprendedora de Jimena asoman además algunos datos duros sobre el perfil del negocio: los montos promedio de los créditos oscilan entre 30.000 y 80.000 dólares. Administra una cartera de casi 2 millones de dólares.
El 70% de los inversores que fondean los créditos son argentinos y colombianos, un 20% norteamericanos y el resto proviene de México y Chile, entre otros. Los estados más buscados para hacer este tipo de inversiones son Florida, Texas, Ohio y Las Carolinas, aunque la empresa de Jimena tiene presencia en casi todo Estados Unidos.
Fuente: Ámbito