De Juan Collado no se puede decir que no hizo realidad su sueño. Desde sus comienzos, en su vida laboralmente activa, tuvo la iniciativa y esa actitud emprendedora de la que tanto se habla al momento de comenzar un proyecto propio. Ese proyecto se plasmó con los años en Tapebicuá. Hoy quiere volver a vivir en Salta.
Cuando era un joven veinteañero con un amigo puso un locutorio con los pocos ahorros que hasta ese momento tenía. Ese fue el peldaño que le permitió seguir escalando, creciendo y apostando en diversos sectores, "la historia nunca es lineal, se va construyendo desde una cartera de actividades que uno comienza a realizar y seguramente termina decidiéndose por el lugar donde más seguro se siente y donde se puede tener éxito y es la que termina por captar la atención de uno como emprendedor y es allí donde se vuelcan todos los recursos y esfuerzos", define Juan Collado.
Recuerda que desde que era niño sus juegos estaban dirigidos a ser un trabajador que no quería tener jefe. Le gustaba ser su propio jefe, sabiendo que de esa forma podría generar muchas cosas positivas, brindando mano de obra para otros y riquezas en general. "Siempre pensé que por más que muchas actividades ya estaban desarrolladas siempre se podría generar un capítulo nuevo", recordó.
Se define como un adulto con espíritu que tiene como cualidad la autonomía, que fue el resultado de un joven que estaba disconforme con el "status quo" de un chico que estuvo en buenos colegios y con todas las posibilidades de asistir a la universidad sin dificultad.
Sin embargo eso fue la base para que intentara más donde los desafíos estaban más allá de alcanzar un título universitario. "Todo eso fue la base del empuje que me llevó a buscar siempre lo distinto, lo creativo sin dejar de lado la capacitación a la que apuesto cien por ciento y que me llevó a estudiar la licenciatura en Economía y luego posgrados en el área forestal", dijo.
Confía en la capacitación porque entiende que el conocimiento y la formación ayudan a superar etapas con mayores chances y hacerlo exitosamente. Juan Collado asegura que uno de los retos del emprendedor es convencer a la gente que sabe del negocio, a quien tiene el presupuesto para invertir y generar ese marco.
Entre esa parte y la creatividad el cóctel puede transformar el proyecto en una compañía que tenga un nuevo valor, que permita nuevos puestos de trabajo y cumpla con sus obligaciones fiscales. Así comenzó Tapebicuá, empresa que quiere invertir en todos los aspectos de la industria, del forestal hasta la producción industrial, agregando valor en cada uno de los eslabones de la cadena. Desde la fabricación de celulosa y papeles de la más alta calidad, hasta la manufactura de muebles y componentes para la construcción. "Plantando más árboles de los que consumimos y de esta manera contribuir favorablemente al equilibrio ecológico", asegura Collados.
La historia comenzó en Mendoza donde estaba la factibilidad de las tierras. Y de allí crecen a Corrientes y Entre Ríos. Las tres líneas de negocios donde hoy se asienta el grupo está dado por la parte forestal, con el cultivo de los árboles (eucaliptos y pinos de forma sustentable), luego se elabora y se agrega valor a esa madera, para convertirla en muebles o elementos para la construcción y la fabricación del papel. Hoy el 35 por ciento de papel que se utiliza en oficinas en todo el mercado argentino procede de su empresa.
Con 34 años y una empresa exitosa quiere volver a su provincia Salta, buscando el valor social que de aquí obtuvo y devolverlo a través de fundaciones que como Endeavour brinda las herramientas a quienes quieren comenzar. Si bien no tiene en su futuro cercano un rubro que le interesaría para desarrollar cuenta con el deseo que su familia pueda tener las mismas posibilidades con las que él se inició.
"Un emprendedor nunca descansa siempre está buscando y mirando la posibilidad", aseguró.