Técnicos del INTA especializados en temas azucareros volcaron sus experiencias e investigaciones en el "Manual del cañero", una iniciativa institucional que apunta a llevar información de vanguardia a los productores del NOA. En los últimos años el cultivo de la caña de azúcar experimentó un profundo cambio en materia tecnológica, al abarcar aspectos tan importantes como el desarrollo y la incorporación de material genético con alto potencial de rendimiento, así como los tratamientos de saneamientos de material de propagación, que van desde la termoterapia hasta los más avanzados como el desarrollo de semillas a través de vitro plantas.
También se expandió el uso de maduradores químicos y el desarrollo de diferentes implementos, maquinarias agrícolas, plantadoras y hasta cosechadoras que tornaron a esta economía regional en una importante generadora de mano de obra y de divisas para la región NOA.
En los últimos años el gran desafío comenzó a rondar en torno a la producción de biocombustibles (etanol) y a la cogeneración de energía, que marcará en corto plazo un antes y un después en la actividad azucarera regional, si es que los productores y empresarios logran adaptarse a tiempo a los cambios y a las exigencias respecto del cuidado del medio ambiente, que exige hoy el mundo globalizado.
Este marco motivó al actual directorio de la Eeaoc a pedirle a un grupo de especialistas en temas azucareros -los ingenieros Eduardo Romero, Patricia Digonzelli y Jorge Scandaliaris- de la entidad, la confección de un manual con toda la información tecnológica vigente y prácticamente comprobada, que sirva como libro práctico de cabecera para el hombre de campo y de negocios, dedicado a la producción cañera. Es decir, una guía para usar las mejores prácticas vigentes tendientes a elevar la productividad en sus cultivos.
Fue así como surgió el "Manual del Cañero", una verdadera fuente de información de vanguardia a nivel internacional. Este compendio permite que la Eeaoc cumpla con el objetivo por el que fue creada el 27 de julio de 1909, cual es "buscar soluciones a los problemas agrícolas y ganaderos de la provincia y sus industrias derivadas, por medio de la investigación, el desarrollo y la transferencia tecnológica, para incrementar cuanti y cualitativamente la producción primaria y sus derivados".
Heladas: uno de los capítulos del manual desarrolla con detalles el efecto de las heladas sobre los cañaverales y sus alternativas de manejo ante este fenómeno climático. Los autores sostienen que el impacto negativo de las heladas sobre el rendimiento fabril es una consecuencia de dos efectos importantes: el daño sobre el follaje del cañaveral y el deterioro del jugo en el período post helada.
El daño del follaje afecta la fotosíntesis y paraliza la maduración, y queda el contenido de azúcar en el campo fijado en el nivel sacarino que alcanzó antes de la ocurrencia de las bajas temperaturas.
El segundo efecto se expresa en el periodo posterior a las heladas, cuando se reduce el contenido de sacarosa, aumenta el de las sustancias no deseables y afecta la recuperación de azúcar y su calidad.
Cuando las heladas son severas el proceso de deterioro se inicia a los pocos días de ocurridas. Cuando las temperaturas posteriores a las heladas son elevadas, las tasas diarias de pérdidas de azúcar se intensifican. Si la cosecha posterior no es adecuada, como el uso del fuego, el estacionamiento o el mal despuntado, el daño puede ser tan grande como las pérdidas económicas.
Es así que la Eeaoc aconseja que ante una helada como la última en la provincia, el productor oriente sus esfuerzos a minimizar las pérdidas de azúcares mediante el ordenamiento y el control de las prácticas de cosecha, especialmente evitando la quema y el estacionamiento de caña.
En lo que hace a las cañas semillas que hayan sufrido el efecto de las bajas temperaturas, el daño más importante se centra en la destrucción del follaje, la muerte del brote guía y los diferentes grados de daño a las yemas a lo largo del tallo, desde sólo las yemas superiores dañadas hasta todas las yemas del tallo afectadas.
Esta situación lleva a extremar las precauciones, en el caso de querer emplear la caña como semilla para las plantaciones y renovaciones comerciales.
Desde esta columna vaya nuestra felicitaciones a los autores del libro, porque con la edición de este manual de cabecera el cañero podrá contar con una herramienta que le servirá para mejorar la productividad de sus cañaverales, maximizar sus beneficios y minimizar las pérdidas.
Fuente: Región Norte Grande