La utilización de envoltorios y vajilla descartables se incrementó a partir de la pandemia, cuando bares y restaurantes empezaron a trabajar principalmente o solo con delivery. Esto acrecentó la generación de basura, ya que los cubiertos y bandejas se usan unos 20 minutos en promedio y cuando son desechados tardan unos 400 años en degradarse.
Atentos a esta problemática, emprendedores locales están desarrollando novedosos biomateriales y envoltorios reciclables para alimentos que reemplazan a los plásticos de un solo uso.
Oda Biovajilla es un emprendimiento creado en 2017 por cinco estudiantes de diseño industrial de la UBA. Todo comenzó por un trabajo práctico en el que había que diseñar una máquina, y el equipo decidió hacer un producto. “Nos interesaba la gastronomía y la sustentabilidad. Y empezamos a investigar materiales para reemplazar a los platos descartables de plástico. Elegimos las cáscaras de papa porque son un desecho muy frecuente de uno de los alimentos más consumidos en Argentina”, cuenta Guido Ventura, uno de los socios. “Aprovechando las propiedades aglutinantes del almidón, elaboramos los primeros platos, que luego de usados se pueden compostar (enterrar), y se degradan en la tierra en menos de 30 días”, cuenta.
Luego de presentar la tesis, los socios se recibieron y continuaron cada uno con su trabajo. Pero en 2018 enviaron el proyecto al concurso Innovar, en el que resultaron finalistas. “Esto nos impulsó a seguir investigando y mejorando la formulación. Al año siguiente nos presentamos al programa “Empresas del Mañana”, impulsado por la Asociación Inicia, donde nos brindaron acompañamiento y mentoría en cuestiones del negocio, legales y financieras”, destaca.
Tras una breve impasse el año pasado al comienzo de la pandemia, este año participaron del concurso de innovación abierta organizado por el grupo fabricante de packaging BHz, en el que obtuvieron el primer premio. Esto implicará, además de una inversión para arrancar la producción a escala, el acceso a una red de clientes en el sector gastronómico.
“Nuestro objetivo es posicionar el producto para eventos, ferias gastronómicas y food trucks. Ya hicimos una prueba en MasticAr 2019, donde se usaron 300 mil platos en solo dos días. El impacto, si hubieran sido de plástico descartable, habría sido enorme”, aduce Guido. “Notamos en gran parte del sector gastronómico un genuino interés por hacer un cambio y también las nuevas generaciones de clientes tienen a la sustentabilidad mucho más en cuenta. Estamos investigando nuevos materiales como la borra de café, y pensamos ampliar la línea a otros utensilios como vasos y bandejas. Queremos conformar alianzas para producirlos en fábricas que tienen capacidad ociosa”, adelanta.
Innovar para una gastronomía sustentable
Fundado en 1958 por un inmigrante esloveno, el grupo HZ, uno de los líderes regionales de la industria del packaging, se volcó en los últimos años hacia la sustentabilidad. Y lo hizo a partir de dos iniciativas: un concurso de innovación abierta para emprendedores y diseñadores de envases y envoltorios eco-amigables (en el que Oda resultó ganador); y el lanzamiento de una “cuchara biodegradable”, punta de lanza de una nueva línea de utensilios para gastronomía (envases de helado, bandejas para alimentos) que se pueden reciclar o compostar.
“El desarrollo de la cuchara biodegradable BioHz llevó un año, y diseñamos una máquina especial para poder fabricarla”, cuenta Pablo García, gerente comercial de Interpack, una de las empresas del grupo. La idea, en lo que resta del año, es escalar la producción y llevarla a los mercados gastronómicos de la Argentina, Brasil y Chile.
Otro de los proyectos finalistas en el concurso de innovación abierta es Omega, un biomaterial fabricado a partir del bagazo de cebada descartado por las cervecerías artesanales. El proyecto fue presentado por estudiantes de diseño industrial, y además del biomaterial, incluye el desarrollo de una logística especial para el retiro de ese residuo.
“Solo el 26% del plástico llega a ser reutilizado, y el resto va a la basura”, dice Sofía Sagel Sánchez, quien lidera el proyecto. “Al mismo tiempo, las cervecerías artesanales ubicadas en zonas urbanas desechan al bagazo de cebada, que podría aprovecharse como materia prima para envases biodegradables, ya que tiene componentes aglutinantes naturales”, detalla.
El problema es que, al ser un residuo húmedo, pesa el triple, ocupa el triple de espacio y al descomponerse genera gas metano, con lo cual es complicada su gestión. “Por eso diseñamos un sistema de logística para retirarlo en las cervecerías y luego ellos nos compran los bio-envases para usarlos en el local o para delivery”, detalla.
Si bien está en su fase inicial, el proyecto Omega recibirá apoyo y mentoría por parte del grupo HZ para llevar adelante el emprendimiento.
En momentos en que aumenta la preocupación ambiental, sobre todo entre los consumidores más jóvenes e informados, también crece la necesidad de reemplazar materiales contaminantes por otros más sustentables. Si bien los nuevos eco-envases son más caros que los de plástico, esto ocurre porque no se toman en cuenta las externalidades y el verdadero costo que generan estos residuos en el ambiente.
De a poco, nuevas leyes que prohíben el uso de elementos descartables (como los sorbetes, o las bolsas plásticas para las compras), impulsarán la adopción de nuevos biomateriales y envases sustentables.
Por: María Gabriela Ensinck
Fuente: La Nación