La noticia del cambio de condición para pagar importaciones de 180 a 120 días tomó por sorpresa a todos los ejecutivos de la industria automotriz el jueves pasado. No porque no supieran que algo así sucedería; de hecho el presidente de Renault Argentina, Pablo Sibilla, lo había insinuado dos meses atrás. Y la sorpresa fue por partida doble, porque más ir en la dirección correcta, la noticia llegó casi sin previo aviso y con un nuevo plazo algo más largo de lo que se esperaba.
“Básicamente, esta decisión acorta el costo financiero dos meses. Para las terminales, que se financian con la casa matriz, es una buena noticia, pero la condición sigue siendo difícil. Ahora hay que pagar a cuatro meses desde que se nacionalizan los autos y no a seis como era hasta la semana pasada. Pero lo que ocurre es que, dependiendo de dónde vengan esos autos, a esos 120 días hay que sumarle un mes más como mínimo si vienen de Brasil, y al menos uno o dos más si vienen desde Europa o Asia, que es el tiempo del transporte en barco. Entonces, aunque se haya bajado a cuatro meses, el costo financiero de la importación es de al menos siete meses”, comentó este lunes un alto ejecutivo de una terminal.
La mayoría de las empresas automotrices que producen en Argentina tienen cuenta corriente con sus casas matrices que evita buena parte de ese costo financiero. Pero no todas están en esa condición. Algunas, a partir de la inestabilidad de las reglas de juego que han cambiado tanto en los últimos años –desde el cepo en adelante- han decidido no financiar más las importaciones, por lo tanto, esas marcas tienen dos opciones: restringir las compras al exterior o bien depositar el dinero equivalente al monto total de los vehículos que traerán que a modo de garantía exigirá el banco que hace la operación con casa matriz.
“Tener ese monto de dinero paralizado requiere una espalda económica y financiera tan grande que lo que termina ocurriendo es que se importa un lote de autos cada tanto, a lo mejor cada tres o cuatro meses, y por eso esas marcas, aunque tienen productos que podrían ser competitivos, tienen poca participación en el mercado. Porque traen poco volumen”, explicó la misma fuente.
Las empresas más grandes, las que lideran el mercado, pueden sacar rédito de esta decisión del Banco Central comunicada el jueves a la tarde, y empezar a aumentar el flujo de autos importados que traen al mercado argentino. Pero hay tres factores que todavía se deben tener en cuenta para que ese impacto se pueda apreciar.
El primero es que hay un stock de unidades que se deben vender en un mercado en el que se comercializa un 22% menos que el año pasado. La segunda es el pedido de más unidades que deben fabricarse. Las terminales de todo el mundo producen de acuerdo a pedidos. Incrementar un mercado requiere un cambio de producción de alguna planta del mundo que producirá esos autos.
El tercer factor es el del traslado hasta la Argentina, que puede ser más corto o más largo según el país de origen. Así, aunque a partir de este mes se aumenten los pedidos, el mayor caudal de autos importados empezará a notarse recién en agosto o septiembre.
¿Habrá más importados de las fábricas únicamente o también más importados de marcas que no producen vehículos en Argentina como las coreanas, chinas y las otras japonesas por fuera de Toyota?
“Para los importadores no cambia demasiado. Al menos para el grupo de importadores que traemos autos por fuera del MLC (Mercado Libre de Cambios). Nosotros no tenemos financiación de casa matriz, tenemos que importar por nuestra cuenta con dólares de CCL. Para volver a tener oferta plena y competencia, hay que volver a la normalidad. A los tiempos normales de pago. Antes del cepo vos podías importar con pago anticipado. Después eso cambió a pago ‘vista’ (cuando embarcan las unidades), y luego se estiró hasta los 6 meses después de nacionalizado. Lo que hay que hacer es desandar todo ese camino. Hoy hay dos caminos: el mercado oficial o el CCL. Y no se puede usar ambos alternativamente. Estás en uno o en el otro. Una alternativa que podría contribuir para que todos podamos competir sería que no haya penalidad por ir por CCL y que puedas combinar los tipos de pago. Hoy para hacer CCL tenes que estar 3 meses sin hacer MULC y después otros 3 meses más para volver al MULC. O sea que serían 6 meses sin usar MULC para hacer un CCL”, le explicó Ernesto Cavicchioli, CEO de Hyundai Argentina a Infobae.
“Ir por el MULC o por CCL tiene ventajas y desventajas. Cuando la brecha entre el dólar oficial y el CCL es la misma que el impuesto PAIS, es decir cercana al 20%, los dos tipos de cambio son similares. Pero si tenés una brecha del 50%, el que paga por afuera del MULC paga más caro. A favor tienen el hecho de estar cancelando la operación antes. Del otro modo vas más barato, pero vas a saber el precio del dólar recién el día que pagues las importaciones. Por eso sería mejor que se puedan cursar pagos por los dos lados indistintamente sin penalidades”, completó Cavicchioli.
Con este planteo de un importador de una marca que, por ejemplo, tienen una notable participación de mercado en Brasil pero no en el de Argentina, el escenario que se avizora para los próximos meses para los usuarios no es el de mayor cantidad de autos importados en general, sino sólo de los que venden las marcas que producen localmente.
Fuente: Infobae