El grupo francés LVMH (Moët Hennessy-Louis Vuitton), dueño de la marca Chandon en Argentina, no sólo cambió a su máximo ejecutivo sino que también adoptó una nueva estrategia para enfocarse más en la producción de espumantes que en la elaboración de vinos. Con Margareth Henriquez en una nueva misión en Francia, y Ramiro Otaño como su reemplazante en el timón ejecutivo, el holding europeo también modificó la razón social de la filial local de Bodegas Chandon por la de Moët Hennessy Argentina, tal como ya es conocida en el resto de los mercados del mundo donde opera.
“Con estos cambios encolumnamos a la filial argentina a la política global del grupo que es concentrarse detrás de un apellido con grandes credenciales en el mundo del lujo”, explicó el propio Otaño.
En diálogo con El Cronista, el nuevo director General de Moët Hennessy Argentina aseguró también que “nos vamos a concentrar en lo que mejor hacemos, que es el mundo de las burbujas”. Es decir, la compañía volverá a sus fuentes: la producción de espumantes, denominación local para el champagne. “Chandon tiene un doble problema, no se sabe quién es el padre y se asocia su marca tanto a un sólo producto que se hace difícil ampliar su portfolio”, aseguró Otaño, para quien el objetivo es cambiar este paradigma.
En un segundo plano quedarán las estrategias para sus bodegas y viñedos como Terrazas de los Andes y Cheval des Andes, marcas con excelente posicionamiento en el país y que son comercializadas en el resto del mundo por el holding.
Moët Hennessy también es dueña de Valmont, Clos du Moulin, Latitud 33, Castel y Baron B, además de algunas marcas exclusivas para exportación como el sparkling Vendome y el vino blanco VVunder VVein.
Bodegas Chandon fue fundada hace 50 años y fue la primera filial del grupo fuera de Francia. Bajo la gestión de Henriquez, logró incrementar su posicionamiento en el negocio del vino como elemento adicional a los espumantes y el coñac. De hecho, la ejecutiva venezolana fue responsable de la creación de Terrazas, entre otras marcas.
Pero también fue una de las principales impulsoras de la reducción de los impuestos que pesaban sobre la producción local de espumantes y que impedían una mayor expansión de este segmento. A partir de la menor presión tributaria lograda muchas bodegas se animaron a elaborar espumantes al punto que actualmente existen más de una docena de nuevas marcas.
Si bien ninguna logró la capacidad de producción de Chandon, en cierto modo se vio afectada por una creciente competencia. En el mercado sostienen que la impronta de Otaño estará enfocada a fortalecer su liderazgo en este terreno.
De hecho, no habrá grandes planes para sus viñedos. Y si bien Otaño negó la posibilidad de poner a la venta este negocio, lo cierto es que otros importantes grupos internacionales fabricantes de bebidas encararon un proceso de desinversión en vinos, como Pernod Ricard o Fortune Brands, entre otros.