La Argentina está cambiando su perfil productivo. De continuar la política regulatoria en algunos sectores, las importaciones de energía crecerán con fuerza, el asado y la leche vendrán de otros países y los panaderos tendrán que poner precios en dólares para comprar la harina de trigo que llegará de Brasil o de puertos de ultramar. Los cambios no serán permanentes ni tan profundos como los que llevaron al país de ser un importador de alimentos a finales del siglo XIX para convertirse en el granero del mundo 20 años más tarde. Tampoco como los que lo llevaron de no tener fábricas a que en 1946 el PBI industrial tuviera por primera vez peso propio. Pero serán dañinos tanto para productores como consumidores.
En todo ello concuerdan varios economistas de distintas tendencias y las estadísticas se lo confirman. Los modos de intervención estatal que los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner aplicaron al campo, hicieron que desde 2005, en pleno auge de la economía, el sector perdiera participación en el PBI.Cayó de 6% en 2005 a 5,2% el año pasado. Para éste año, los economistas de Prefinex esperan que se reduzca más: sólo 4% del PBI.
En contrapartida, la participación del sector financiero creció entre 2005 y 2008 de 4,2% a 5,7% en su participación en el producto. "Un contrasentido para un modelo supuestamente productivo", explicó Osvaldo Cado, de Prefinex.
"Particularmente en trigo, carnes, leche y energía, queda claro que las formas en que interviene el Gobierno son dañinas para la producción. Cristina se encontró con la herencia microeconómica de Néstor Kirchner y lo que hizo fue prolongar el estado de emergencia en esos sectores", explicó el economista jefe del Banco Ciudad, Luciano Laspina que estima una reducción de 30% en la campaña 2009/2010 respecto de la anterior, en número de toneladas, por el combo de la sequía y las malas decisiones gubernamentales.
Lácteos. Ayer la Cámara de Productores de Leche de la Cuenca Oeste de Buenos Aires reiteró que el sector se encuentra en crisis por el precio recortado que reciben los tambos, fuertemente endeudados con los bancos.
Insistieron que a esta situación se le suma la baja oferta de forraje para alimentar a las vacas, producto de la sequía.
"Esta forma de intervención estatal va a producir concentración en el sector, ya que los pequeños y medianos productores son desalentados por medidas como la prohibición de exportar, luego de que realizaron inversiones para conseguir, por ejemplo, clientes en Asia", explicó Gastón Rossi, de LCG, la consultora que lidera Martín Lousteau.
De la misma manera que los lecheros, la Cámara de Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina, salió al cruce de las estimaciones sobre las importaciones de carnes que se conocieron durante la semana.
Los dueños de frigoríficos consideraron que no se llegará a tanto, porque antes, cuando la producción sea insuficiente para abastecer la demanda interna, los precios subirán.
Sin embargo, en su último informe, la Cámara advirtió que desde hace más de dos años, la faena de hembras se acerca al 50% con lo que no hay buenas perspectivas para el sector que se quedará sin su poder reproductor.
También advirtió que gracias a esa liquidación de stock, se lograron los récords de faena de 2007 y 2008.
