“En nuestro caso, no importamos por el oficial sino por el Contado con Liqui. Así que no nos cambia nada. Sólo estaremos atentos a lo que hagan los fabricantes – que son los que importan el 97% de los autos – para ver si hay que acomodar algún precio, resignando rentabilidad. Nada más que eso”, explicó un importador de marca no radicada.
Otro tema que hay que tener en cuenta es que esos 10 puntos que se reducirá el impuesto impactan sobre el costo de importación del 0km que es mucho menos del valor al que se vende.
“El impuesto se aplica sobre la base imponible. Entonces, al valor al público, una baja de 10 puntos del PAÍS puede representar 4% sobre el precio de venta”, dijo otro importador.
Por el lado de las fábricas agrupadas en ADEFA, aclaran que no se puede esperar una baja general de 10% en el precio de los 0km.
Por el lado de los vehículos que importan, el motivo es el mismo que el recién explicado sobre los importadores. Se aplica sobre el valor de llegada al puerto. Antes de otros impuestos, como IVA, Ingresos Brutos, “Lujo”, etc y márgenes de automotriz y concesionaria.
Por el lado de los vehículos nacionales, sólo afecta a las piezas importadas. Las autopartes nacionales, los costos laborales, los costos de energía y servicios son todos en pesos. Todo eso puede representar 50% o más del costo de fabricar un auto. Por eso, no se va a trasladar nominalmente la baja impositiva.
Los autos vienen aumentando entre el ritmo de la devaluación (2% mensual) y la inflación. En promedio la suba mensual se está dando entre 2% y 4%.
Si el impacto de la reducción del Impuesto PAÍS es de un 4% o 5% en el precio final, lo que va a sentir el comprador es que, por ejemplo, en octubre – si se reduce en septiembre – los 0km no aumenten. No que bajen. Lo mismo sucederá a partir de diciembre si es que se cumple la promesa oficial de eliminarlo del todo.
¿No va a haber beneficio alguno con la rebaja impositiva?
En el sector se cree que, más allá de la cuestión técnica y la incidencia real de la baja tributaria, va a provocar un impacto positivo en el mercado.
“Si alguien puede vender sin bajar el precio y mejorar la rentabilidad, no se va a sentir la reducción del impuesto porque no la va a trasladar al precio. Si una marca ve que no vende, va a bajar el precio por el impuesto y tal vez lo haga por un porcentaje mayor que su incidencia real. Hoy el dueño de la pelota es el mercado, el comprador. No hay restricciones, no se necesitan permisos para importar”, explicó un experimentado empresario automotor.
Este es el punto clave. Dependerá de la estrategia de cada marca y concesionaria si apuntará a ganar mercado o a mejorar rentabilidad.
Si una automotriz sale con precios agresivos, obligará a las otras a acomodar sus precios. Dependerá de esa competencia. Y, en ese caso, es posible que en un mercado con mayores facilidades para importar, más competencia algo termine beneficiando al consumidor.
La demanda hoy está más sólida que hace unos meses, porque los precios se acomodaron, a través de bonificaciones. Tal vez no baje el valor de lista, pero sí se amplíen las bonificaciones. Esto es lo que estiman en las concesionarias.
La conclusión podría ser que todos los autos no van a bajar 10%, pero tampoco el mercado será indiferente a la reducción impositiva.