Juan Coronel, un emprendedor salteño que tuvo diferentes trabajos a lo largo de su vida, siempre fue un apasionado por las herramientas y a través de un encargo descubrió su vocación. Hoy tiene más de 700 creaciones en muebles de pallets y es uno de los fabricantes con mayor demanda en la capital provincial. En diálogo con Dossier Web contó cómo surgió esta idea.
“Esto empezó hace cuatro años y no fue por un tema económico, sino porque a mi siempre me gustaron las herramientas, lo heredé de mi papá. Tengo herramientas que ni uso y otras que sí. En esa época hacía inventos y subía a las redes hasta que un día, una amiga me dice: ‘te animás a hacerme un banquito’, y le dije que sí pero que no le iba a cobrar. Le pedí que me lleve los materiales, pero me insistió en pagarme, así que le cobré muy poco. Cuando le entregué estaba chocha con el banquito y a la semana me pidió otro. Luego me mandó un mensaje otra chica por recomendación de esta amiga y me preguntó si sabía hacer mesitas. Le dije que nunca había hecho pero “si querés lo hago”. Le entregué el pedido y estaba feliz de la vida. Así comenzó el boca a boca”, comentó.
Con la frase “nunca hice pero me animo”, Juan Coronel empezó a realizar todo tipo de pedidos. “Nunca fui fabricante pero tenía coraje para hacerlo. Muebles de interior, de exterior. También me mandé macanas al principio, hasta que aprendí cómo barnizar y proteger las maderas”. Así llegó a hacer trabajos de gran importancia como para el Club de la Milanesa.
Juan no trabaja solo y es su hijo Juan Pablo quien de a poco fe ganando espacio en la fabricación. Además, familiero, fue una excusa perfecta para pasar más tiempo con “Juampy”. “A Juan Pablo no le gustaba ir a la escuela y pese a la insistencia de que estudie alguna profesión, yo todo lo que hacía en casa le enseñaba, como hizo mi papá conmigo. Yo empecé con los muebles y cuando él terminó el secundario comenzó a darme una mano. Fuimos aprendiendo juntos a manipular algunas herramientas.
Hacemos muebles de herrería y madera. Hay veces que trabajamos juntos y después se queda trabajando por su cuenta. Tiene sus cosas”.
“Ahora estoy con un problema de salud, sufrí un infarto hace unos días y él se puso el taller al hombro como ya ocurrió cuando me agarró Covid-19. No dejo de sentirme orgulloso y sorprendido a la vez, junto a mi esposa, pese a que las herramientas no son su pasión”, agregó.
“Un detalle no menor es que cuando empecé a tener más clientes, la gente que está pendiente del marketing, me aconsejó tener una Fan Page y yo ni sabía lo que era. Me ayudaron, después a tener un sello. Conseguí hacer mi logo. Yo en mi instagram personal posteaba una foto de un mueble, la subía sin darme cuenta de otros detalles. Antes cortaba un pedazo de papel y anotaba mi número. Ahora tengo tarjetas personalizadas, hice mi packaging. Antes ponía mis trabajos y después escribía sobre cualquier cosa. Mezclaba todo. Tenían razón los clientes y ahora me doy cuenta. Mi hija Camila maneja las redes sociales”, cerró Juan Coronel quien involucró a su familia en el emprendimiento y juntos crecen sin parar.
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