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Qué son las DeFi, cómo funcionan y por qué “enamoraron” a los argentinos

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Es inevitable que cada avance tecnológico transforme la esfera social, cultural y económica donde se inserta. La tecnología fue muchas veces impulsora de cambios en los sistemas económicos, desde el manejo de los metales para la acuñación de monedas y la instalación de rutas comerciales hasta la tecnología que fue estrella durante el turbulento año 2020: las “finanzas descentralizadas” o DeFi.

Dentro del floreciente ecosistema criptográfico, que no tuvo pocos hitos en los últimos meses, con Bitcoin rompiendo su ATH (mayor precio histórico, por sus siglas en inglés) y llegando a más de US$ 56.000 de cotización, emergió este nuevo concepto de finanzas alejadas de los players tradicionales.

Se trata de mover el capital sin brókeres, sin bancos, sin intermediarios, fiel al espíritu líquido y descentralizado del zeitgeist digital.

Aunque, en efecto, DeFi es un denominador común para una gran cantidad de soluciones ya que agrupa inversiones, custodios, criptomonedas y stablecoins, futuros, exchanges descentralizados, lending o préstamos descentralizados y piscinas de liquidez entre otros: son productos similares a los tradicionales pero basados en tecnología criptográfica.

Todas juntas, a diciembre de 2020, suman US$ 15.000 millones depositados en protocolos DeFi; sin embargo, la industria hoy en día vale mucho más si considera la capitalización de mercado de las monedas DeFi, así como las instituciones financieras tradicionales que ahora están considerando integrar los servicios DeFi. En este caso, se trata ya de US$ 87.000 millones según datos de CoinMarketCap.

La posición de la Argentina en este escenario es privilegiada: no sólo es cuna de varias de las empresas líderes de la región y el mundo; desde RSK (la primera solución que agrega funciones Smart a la blockchain de Bitcoin) hasta empresas como Ripio, con presencia en toda la región, sino que también tiene una fuerte integración local.

Según relevamientos de Forbes, se estipula que el 1,5 por ciento de los argentinos invirtió en criptomonedas en 2019 y ya hay más de 200 locales que aceptan Bitcoin como método de pago en todo el país.

Además, el ecosistema cripto en la Argentina es uno de los más desarrollados en toda América latina. Según datos del agregador Statista, el país ocupa el cuarto lugar en el mundo en términos de penetración de criptomonedas, con más de 400.000 usuarios activos a lo largo y ancho de todo el espectro de la criptoeconomía.

A contramano del peso, según un estudio de 2020 del Center for the Governance of Change (CGC) de la IE University, de España, un 79 por ciento de los argentinos encuestados estarían dispuestos a adquirir una moneda digital y a confiar en ellas.

Estos ahorristas, además, ponen el dinero donde ponen las palabras: el año pasado, nuestro país superó su máximo volumen de intercambio de Bitcoin ya que, en una semana, según UsefulTulips, se movieron US$ 960.000 en criptomonedas.

REVOLUCIÓN CRIPTO-COPERNICANA

 Las DeFi suponen un cambio de paradigma a la hora de entender las finanzas y las nuevas tecnologíasPara entenderlas, hay que moverse del eje tradicional, es necesario dejar atrás los conceptos clásicos de confianza, seguridad e intermediarios, entre otros.

“Defi debe entenderse como la interoperabilidad de protocolos y su valor nativo digital, sea un token o moneda, pudiendo construir aplicaciones y servicios de forma estandarizada, sin tener que pedir permiso a nadie ya que las integraciones son de código abierto”, explica Mariano Di Pietrantonio, líder de comunidad y marketing para América latina en MakerDAO, una organización internacional enfocada en DeFi que domina el 20 por ciento del mercado.

Estas características generan valor en los usuarios, ya que las diferencias en entre las DeFi y las CeFi (o finanzas centralizadas, por sus siglas en inglés) suponen diferentes ofertas de valor a los usuarios.

“Las ventajas principales se dan por tener acceso sin restricciones a un activo dolarizado, como primer medida, y como segundo el tema de la seguridadlo que tenes en tu poder no te lo puede sacar nadie mientras controles el acceso a la wallet”, expresa Di Pietrantonio, y agrega que “el tema de inversiones y retornos es un componente muy importante en términos de adopción, dado que la media que hoy existe en DeFi es un retorno de ocho por ciento, sea en stablecoins como DAI o dólares”.

Estas características de las DeFi no son cuestiones de principio, sino de tecnología. La piedra angular de estas son los contratos inteligentes, piezas de código autoejecutables que se disparan cuando se cumplen ciertos parámetros contractuales, solo que sin la intervención de terceros, sino a través de la programación.

A su vez, estas tecnologías pueden apilarse entre sí, generando servicios cada vez más y más complejos: Smart contracts que se disparan por precios de derivados, por consenso, por tasa crediticias o por algoritmos de trading, “permiten aplicar reglas de comportamiento a herramientas financieras de la economía tradicional”, resume Juan José Méndez, jefe de marca en Ripio, una de las primeras empresas cripto del país y que ya cuenta con casi 1,5 millones de usuarios en la región, tras absorber a Bitcoin Trade, el segundo exchange más grande de Brasil.

“Con el objetivo de no depender de entidades u organismos intermediarios, aportando transparencia y ampliando el alcance”, agrega, algo que no es menor a la hora de entender la revolución copernicana que suponen las DeFi.

“Fuera del nicho de adopción temprana de los productos que componen el ecosistema de finanzas descentralizadas, las stablecoins como Usdc o Dai son las que más popularidad ganaron en Argentina. Más allá de su uso como criptodólares también las podemos tomar como la puerta de entrada al ecosistema DeFi”, ilustra Méndez.

Para lograrlo este cambio, están emergiendo diferentes soluciones desde empresas y startups.

“En los últimos 20 años, la Internet tal como la conocemos ha sido controlada por unas pocas corporaciones, con el incentivo de recolectar y vender datos. Status proporciona una alternativa“, explica Juan David Reyes, desarrollador de comunidad en Status.

“Usando tecnología para proveer comunicación privada y segura se utiliza un modelo entre pares que impide que cualquier tercero controle los datos de los usuarios”, agrega.

Status combina un mensajero, una billetera encriptada y un navegador web3 y ofrece un control total sobre sus activos y su comunicaciónLa compañía no sabe cuánto dinero manejan sus clientes ni quiénes son sus clientes en el sentido tradicional: no conocen todos los datos que maneja un banco, por caso.

“Dado que es una billetera no custodial, esto permite que los usuarios tengan control absoluto de sus fondos. Puesto que pueden controlar sus llaves privadas. Siendo fieles a los principios de privacidad en las comunicaciones y libertad en el uso de la información”, agregan desde la compañía.

Otra de las empresas es Xcapit, especializada tanto en cripto como en finanzas tradicionales. Esta startup cordobesa recientemente fue seleccionada en la Unicorn Battle Latin America, una competencia donde las mejores compañías jóvenes miden su potencial para convertirse en empresas valuadas por encima de los US$ 1.000 millones, es decir, podría ser el próximo unicornio argentino.

“Actualmente nuestro producto de inversión más usado es Brainy, un producto de inversión CeFi que funciona sobre herramientas de inteligencia artificial y blockchain, que ya tiene 1.000 usuarios y un millón en activos gestionados. Estamos próximos a lanzar la wallet de Xcapit con productos de inversión DeFi, sumado a las opciones ya conocidas de la empresa en CeFi”, explica José Ignacio Trajtenberg, CEO y cofundador de la empresa.

En una época donde las fintech pelean con los bancos por la misma cartera de clientes, y bajo el mismo paradigma de centralización, desde las empresas DeFi optan por un camino intermedio.

“Es una evolución de la coopetencia, mezcla de competencia y cooperación, que es propia del software abierto; dándole además una forma de coordinación y monetización por intermedio de sus tokens de gobernanza y programas de incentivos para que la colaboración no sea solo filantropismo. Estas estructuras abiertas en formas de legos monetizables (Money Legos), le dieron una velocidad al crecimiento nunca antes visto. Tomar cosas desarrolladas y agregar otra capa para complementarlas fue cada vez más fácil, y se armaron estructuras más complejas que hoy son difíciles de entender“, expresa Trajtenberg.

La emergencia de estas empresas, por cierto, no es casualidad. Por un lado, es bien sabido que los vaivenes cambiarios y económicos no generan confianza en la moneda nacional, “en nuestro país vivimos en un ambiente cambiante con una moneda que tiene más volatilidad que muchas criptomonedas. Así que ¡cómo no van a salir desde la Argentina productos que entiendan esa volatilidad para generar riqueza para el resto del mundo!“, acota Trajtenberg.

Pero más allá de lo amigable que es la Argentina para el uso de criptomonedas, también está del otro lado del mostrador: es uno de los generadores más grandes del mundo de programadores Solidityel lenguaje de programación favorito para smart contracts.

¿MATEN AL MENSAJERO?

 Hay un punto irreconciliable entre las finanzas tradicionales y esta nueva cosmovisión por lo que el conflicto, tanto desde las ideas como desde la práctica, están destinadas a confrontar. Uno de los puntos más calientes de este conflicto es el tema de la confianza y los intermediarios.

“Lo importante es que cambia la forma en la cual confiamos, no hace falta un escrow, un intermediario para poder hacer operaciones clásicas o complejas como una colocación a plazos o nuevos nichos de industria como los pools de liquidez o el stacking, todo lo que son nuevas formas de ganar dinero o colocar dinero en negocios e inversiones“, explica Nicolás Litvinoff, economista y director de Estudinero.org, empresa que brinda cursos de capacitación en finanzas, bolsa y criptoactivos.

“Estos negocios, en su mayoría, eran exclusividad de los intermediarios, de los agentes de bolsa o bancos, cuyos beneficios no llegan a los dueños del dinero sino que estos intermediarios pasaban el riesgo a sus clientes y ahora es posible puentearlos y, al mismo tiempo potenciar los negocios. Solo que las rentabilidades se distribuyen entre quienes aportan el capital”, sentencia el experto.

Pero, en concreto, ¿qué es lo que ofrecen las DeFi para competir contra un sistema bicentenario?

“Las finanzas descentralizadas están creando silenciosamente un sistema paralelo que mediante el uso de controles inteligentes hace más eficiente e inclusivo al sistema actual. Por ejemplo, se evitan los altos costos de transacción inherentes a las finanzas centralizadas, dado que una vez se despliega el código este será la forma de operar de ese acuerdo. Los escenarios son predeterminados por el código, de esta manera no hay lugar a dudas“, comenta Reyes.

“La tecnología subyacente es la blockchain que permite transacciones que son validadas de manera descentralizada. Lo cual hace que el diseño distribuido sea seguro por definición“, afirma.

A su vez, este método de organización y toma de decisiones se basa en la idea de software libre y open source: la tecnología detrás de las DeFi es auditable y pública. 

“La ventaja es que las reglas están claras y a la vista, y al haber menos intermediarios se disminuyen los costos haciendo que sea más justo el sistema. Los riesgos más importantes son los de ciberseguridad. Todos los que trabajamos en el mundo del software conocemos que siempre pueden existir fallas de seguridad, pero lo importante en este caso es no paralizarse y rechazar este tipo de soluciones”, admite Trajtenberg.

“Los Smart contracts son más eficaces que los intermediarios tradicionales. No hay corrupción, no hay errores humanos, no hay demoras, no hay límites jurisdiccionales y si bien la competencia es contra bancos y agentes de bolsa tradicionales; no va a suceder que los inversores vayan todos al enfoque DeFi. Se dará una conjunción entre DeFi y clásicos. Un ejemplo de esto es Binance, que lejos de combatir el DeFi, siendo ellos centralizados, se acoplaron al movimiento y permiten a sus clientes ambas opciones”, baja a tierra Litvinoff, que está ofreciendo un curso de Bitcoin y criptoactivos para principiantes.

De hecho, esta reacción no es inesperada. Los bancos difícilmente se queden cómodos mientras los nuevos actores les ganan la cancha. La gran ventaja de las DeFi podría ser también su talón de Aquiles: la regulación financiera ya de por si es un tema complejo y en un entorno altamente tecnificado como el de las criptomonedas, los usuarios menos avezados técnicamente podrían sospechar al ver su capital convertido en “dinero mágico de Internet”, como se conocía hace años irónicamente a Bitcoin.

Así, la regulación podría ser una barrera difícil de saltar. “En el estadio actual de la industria considero que todavía es temprano para saber si una regulación puede ser buena o mala, creo que mientras no se sofoque la innovación, las DeFi se van a poder desarrollar legalmente”, comenta Di Pietrantonio.

“Todavía falta tiempo para que el ecosistema DeFi desarrolle un marco de acción para el regulador”, comentan desde Ripio en la misma línea. “Es un debate actual”, concede Litvinoff, “claramente no se puede regular algo que es descentralizado, no hay un ente o responsable a quien enjuiciar. Se pueden regular las rampas de acceso a esos servicios, pero cuando se hace peer to peer es muy difícil. Es un misterio cómo se van a regular”, concluye.

El caso de las DeFi es similar al de otros breakthroughs tecnológicos que impactan en las finanzas. Por lo pronto, es tanto una batalla de negocios como de ideologías. La palabra final la tendrá el consumidor y las empresas se acomodaran a la demanda para poder seguir siendo rentables en un mundo cada vez más cambiante.

Por: MATÍAS CASTRO
Fuente: Infotechnology


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