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La compra de dólares cayó a u$s1.100 M en septiembre y bajaría a u$s600 M este mes

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El mes pasado el atesoramiento de billetes verdes se derrumbó a la mitad respecto a agosto. Y en octubre continúa el desplome. Lo que viene

alen más dólares de los que entran y se gastan más pesos de los que se recaudan. Durante un tiempo, el crédito externo permitió financiar los desequilibrios, pero eso llegó a su fin.

En este contexto, el Gobierno se se ve obligado a resolver cuanto antes estos dos grandes problemas, causales de una inflación desmadrada, de una abrupta devaluación, de una economía recesiva y de la búsqueda del FMI como prestamista de última instancia.

Uno de los temas que más desvela a los funcionarios es el tan mentado nivel de atesoramiento de dólares por parte del público, mayoritariamente de personas y no tanto de empresas. No es para menos, ya que este año la compra de billetes verde en bancos acumula la friolera de u$s16.000 millones, en términos netos.

Por cierto, se trata de un monto que está muy cerca de los u$s17.757 millones del año pasado y que hace peligrar el triste récord de Cristina Kirchner de 2011, cuando la alta dolarización (u$s18.600 millones) derivó en el cepo cambiario.

Devaluación y después

Luego de la fuerte disparada de la divisa estadounidense de estos meses, los números que manejan en el Gobierno, correspondientes a septiembre, han traído un gran alivio en medio de tantas pálidas.

Las planillas que empiezan a circular en pasillos oficiales ya dejan constancia de los efectos del dólar alto, del menor poder de compra y de la recesión, que se combinaron para reducir drásticamente la adquisición de divisas.

Las datos a los que accedió este medio reflejan que en septiembre:

1.- El público compró, en términos netos, alrededor de u$s1.100 millones

2.- El nivel de atesoramiento se desplomó a la mitad con respecto a agosto (u$s2.123 millones)

3.- La adquisición fue incluso menor que la del mismo período del año pasado (u$s1.543 millones)

4. – Se verificó el segundo nivel más bajo del año, detrás del resultado de febrero (u$s970 millones)

“Actualmente hay mucha menos demanda: que estemos en recesión y que los ingresos en dólares cayeran fuerte reducen notablemente el atesoramiento”, venían adelantando desde el Banco Central cuando explicaban el nuevo plan monetario.

El equipo de Guido Sandleris se entusiasma con el dato de septiembre, al entender que el “trabajo sucio” de la megadevaluación, combinada con la recesión, ya tiene como correlato una menor presión sobre la divisa. Y, lo que le más genera entusiasmo, es que este descenso tiene altas chances de ser más pronunciado de cara a los meses venideros.

“Me animo a decir que no se trata de una caída puntual, sino más bien de una reversión de la tendencia”, expresa un altísimo funcionario del Banco Central, al que se lo ve muy aliviado.

En el círculo íntimo del actual presidente del BCRA creen que septiembre marcó un punto de inflexión, y que en octubre se debería observar incluso un menor caudal de compra por parte del público. ¿Cuánto? Si bien el mes recién comienza, apuntan a que el nivel de atesoramiento se desplome a la mitad y se sitúe en torno a los u$s600 millones.

“No es para nada imposible”, admiten en esferas oficiales. La última vez que se vio una cifra tan baja como el nuevo objetivo oficial fue en junio-mayo del 2017.

En el Central festejan, y consideran que es muy factible que esto ocurra por un tema clave: todavía no está vigente del todo el efecto del “apretón monetario”.

“Sin pesos será muy difícil comprar dólares”, es el nuevo lema oficial que empezó a ejecutarse desde este lunes.

Precisamente, en los dos días de vigencia del nuevo esquema se aspiraron cerca de $123.000 millones de los bancos. No fue gratis, sino que se hizo a cambio de las Leliq, que ofrecen tasas de 70% en promedio.

El plan para reducir a cero el crecimiento de la base monetaria, a partir de un férreo control de la liquidez de los bancos, contribuirá a secar aún más la plaza de pesos, lo que permitirá descomprimir el mercado cambiario.

El dólar más alto y el torniquete aplicado sobre el dinero en circulación era algo largamente pedido no sólo por el ala ortodoxa de los economistas sino por gran parte de los ex funcionarios de Cambiemos.

Todo indica que un dólar cercano a $40 y tasas muy elevadas hace que comience a desaparecer esa demanda excedente a la que hacía referencia este economista, quien estuvo cerca de volver al elenco oficial.

Junto con el derrumbe en el nivel de atesoramiento aparece otro dato no menor: el tipo de cambio alto está frenando con fuera las importaciones.”El componente comercial va a ajustar de modo muy marcado. Para fin de año tendremos superávit en el comercio de bienes”, expresan desde el Gobierno.

Y añaden: “La tendencia es muy buena para seguir eliminando los desequilibrios”.

Un primer reflejo de esto lo da la mejora comercial con Brasil del mes pasado: las exportaciones de la Argentina hacia ese país crecieron 13% interanual, mientras que las importaciones se derrumbaron un 35%. El saldo positivo de unos simbólicos u$s6 millones fue el primero desde el 2014.

Sandleris adelantó el lunes en reuniones con banqueros que se están reduciendo las compras de bienes del exterior e hizo saber que ahora se demandan menos de u$s25 millones en promedio por día, mientras que en junio esa cifra rondaba los u$s150 millones.

Con todo, el plan del Central es ambicioso: quitarle la dolarización de la cabeza a los argentinos. Claro que esto se sustenta no tanto en el hecho de que haya una opción superadora, sino más bien en los efectos de la recesión.

Optimistas con plan Sandleris

“Nos estamos volviendo más optimistas sobre las perspectivas para el peso, a pesar de lo que podría ser un programa monetario inicialmente volátil”, indicó el economista Daniel Chodos, jefe de estrategia de Credit Suisse.

Para la entidad suiza, el apretón monetario debería ayudar a estabilizar el tipo de cambio mediante la reducción de la liquidez y la eliminación de las fuentes de inyección de dinero.

“La banda cambiaria también debería reducir la volatilidad cambiaria al limitar el espacio para que el peso se mueva a pesar de que los u$s150 millones de intervención diaria por parte del BCRA no parece una cantidad significativa en un escenario de tensión”, acotó Credit Suisse.

Las claves del plan Sandleris, según este importante banco de inversión, son:

– Estabilizar la moneda, un tema que es prioritario. La depreciación del peso no sólo es una fuente de inflación. También podría convertirse en una fuente de inestabilidad financiera

– Sin embargo, esto trae aparejado un costo: las medidas anunciadas por el Banco Central pueden tener, en el arranque, efectos negativos sobre el crecimiento

– El programa monetario podría derivar en alta volatilidad para las tasas de interés y, por lo tanto, para el peso. Pero debe ser capaz de estabilizar la moneda a mediano plazo

Para Miguel Kiguel, director de Econviews (quien había sonado como posible asesor del nuevo Banco Central), hay buenas chances de que el plan oficial tenga éxito en lograr la estabilidad cambiaria.

Sin embargo, aclara: “Todavía debemos enfrentar un período de test del mercado y es muy probable que por varias jornadas se observe mayor volatilidad tanto del tipo de cambio como de las tasas de interés”.

Si se consigue la estabilización, señala Kiguel, el costo en términos de nivel de actividad será importante, ya que se basa en medidas muy duras tanto en el plano fiscal como monetario.

“Si bien el ancla nominal formal es la base monetaria, creemos que a corto plazo es un ancla débil para la economía, donde el tipo de cambio todavía es la referencia nominal más importante para determinar precios y formar expectativas”, agrega.

Que el dólar se mantenga estable también será clave para no despertar a los ahorristas que tienen en su ADN hacerse de dólares.

El Gobierno sabe que esas compras son inelástica al precio hasta cierto punto, y que el apretón monetario con las tasas altas será sostenible si el billete ingresa en una “siesta” que mantenga alejados a los ahorristas.


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