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Josefina Mendoza, La diputada más joven en la historia

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Luego de jurar como diputada Nacional por la provincia de Buenos Aires, Josefina Mendozatuvo su bautismo en el Congreso con la sesión en la que se trató la reforma previsional en diciembre de 2017. En ese momento tenía 25 años y había pasado a la historia por convertirse en la diputada más joven en ocupar una banca. Puertas afuera, volaban piedras hacia la policía y balas de goma contra los manifestantes. Un contexto muy diferente al de sus comienzos en la política.

Oriunda de Daireaux, un pueblo bonaerense de 15.000 habitantes, en la adolescencia ya había fundado junto a sus compañeros el Centro de Estudiantes de su colegio. Pero fue recién cuando comenzó la carrera de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional del Centro, Tandil, donde inició su militancia en Franja Morada y surgió su interés por la política. Tiempo después, en 2016, fue electa como presidenta de la Federación Universitaria Argentina, la primera mujer nombrada en los 100 años de la entidad que nuclea a los estudiantes de universidades públicas. “Me tocó conocer un mundo distinto. Venía de militar en el pasillo de la facultad y pasé a encarar una campaña de cuatro meses en la que recorrimos toda la provincia”, recuerda la funcionaria a la que le queda un final para recibir su título universitario.

La diputada radical que integra el bloque de Cambiemos sostiene que los temas que le interesa fomentar durante su mandato son todos aquellos que tengan a la educación como eje. En sus pocos meses en el cargo una de las iniciativas que llamó la atención de los medios fue la que le presentó al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino para que sea obligatorio que los jugadores terminen la educación secundaria.

Para Mendoza, va a ser la nueva generación la responsable de cambiar la imagen de los políticos: “En el país hay en el imaginario colectivo una visión de la política como algo sucio y corrupto. Somos nosotros quienes tenemos que cambiar esa visión, porque no es cierto que ningún joven tenga vicios de la vieja política. Pasa. Y contra eso hay que pelear. Eso se hace desde la experiencia propia”. Preocupada por la falta de participación de los más chicos en los partidos, asegura que es necesario que den un paso al frente: “Quienes se comprometen lo hacen con una institución o un club de barrio. Y eso no está mal, pero sí creo que la política es la forma a través de la cual uno efectivamente puede transformar la realidad”.

Su estrategia de comunicación se basa en ser simple para “hablar el mismo idioma que todos”, comenta sentada en uno de los pasillos lindantes al recinto. Llega a su audiencia a través de redes sociales y comenta que habilitó un número para que los votantes puedan enviarle mensajes por WhatsApp con inquietudes. “Yo no sé si vamos a cambiar el mundo, pero seguramente vamos a aportar a eso si hacemos la política bien entendida. Con ganas, sin mentir y dejando de lado las mezquindades”.

Fuente: Apertura


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