El crédito al sector privado mostró algo más de dinamismo en abril, pero lo más notorio fue el comportamiento dispar entre las distintas líneas. Mientras que el financiamiento a empresas casi no se mueve ante una actitud de mucha cautela, la línea de préstamos personales resultó mucho más dinámica. El mes pasado creció casi 4,5% en relación con el mes anterior y en la comparación con el mismo mes del año pasado está casi 50% arriba, ganándole ampliamente a la inflación.
Pero a diferencia de lo que sucedía en años pasados, esta fuerte expansión del crédito al consumo no se ve reflejada en los niveles de venta, que aún continúan en declive. Se trata de una diferencia importante con lo que sucedía en la década pasada, cuando el aumento de este tipo de financiamiento rápidamente se trasladaba a las ventas minoristas. El último mes el incremento del stock fue significativo: 11.000 millones de pesos, totalizando $260.000 millones.
El tema no pasa desapercibido por los banqueros. Por eso hay distintos tipos de explicaciones para el aumento tan significativo en estas líneas personales. El más importante es que se trata de un financiamiento que está dirigido en los últimos meses a complementar el sueldo y llegar un poco más holgado a fin de mes.
“Notamos que la gente solicita más crédito porque la inflación les ganó muy fuerte a los sueldos en los últimos meses. Y con el financiamiento se pagan los aumentos de tarifas o se refinancian deudas“, señaló a Infobae el tesorero de un banco local.
Incluso, en forma incipiente se nota un aumento en los niveles de morosidad para el crédito a las familias, que de cualquier manera se mantiene en niveles históricamente bajos. “Una parte de los préstamos personales se usa para compra de autos, mientras que otros también lo aplican a refacciones de hogar”, indicaron desde un banco público.
La caída del salario en relación con la inflación es un hecho natural en los primeros meses del año. Pero en el período de febrero a abril, los niveles superiores a 2% mensual en el trimestre generaron una caída mayor del poder adquisitivo. Esto debería ir compensándose a partir de este mes y el que viene, cuando empiezan a regir la mayoría de los acuerdos salariales negociados en paritarias.
Esa mejora salarial de quienes trabajan en relación en dependencia y la expansión crediticia deberían empezar a notarse en una recuperación del consumo.
Las familias se endeudan para llegar a fin de mes o refinanciarse deudas, en un contexto de caída del poder adquisitivo
Una explicación más alentadora es que el incremento en el otorgamiento de préstamos personales pasa por un menor temor al endeudamiento por parte de los tomadores. En otras palabras, que ya cedió la sensación de poder perder el empleo que dominó sobre todo el primer semestre del año pasado.
Pero la preocupación sigue estando por la baja demanda de crédito por parte de las empresas. Allí se ve muy poco dinamismo, más allá de la línea de financiamiento productivo que los bancos deben colocar obligatoriamente entre las pymes, a una tasa de 17%. El incremento interanual que muestran estas líneas es paupérrimo: 10% los adelantos en cuenta corrientes y 13%, claramente muy por debajo de la inflación acumulada en el período (casi 30%).
Las empresas se muestran reacias a endeudarse, ante las altas tasas y la falta de proyectos de inversión