La campaña frutillera está en marcha en la provincia de Tucumán y Daniel Kirschbaum, coordinador del Proyecto Nacional de Frutilla del INTA Famaillá, presenta las condiciones actuales y las perspectivas para el futuro de un sector que asumió riesgos: apostó al mercado, al país y al mundo. Hasta el momento, los precios se mantienen en buenos niveles y la calidad de la frutilla que Tucumán está ofreciendo al mercado es óptima.
Las casi 500 hectáreas que se renovaron este año en la provincia y un emprendimiento importante de producción bajo invernadero en Tafí del Valle son el claro reflejo de que el sector frutillero de Tucumán ve el futuro inmediato con optimismo. Unas 50 hectáreas de plantaciones que quedaron del año anterior, bastante deterioradas, complementan el área total implantada en la provincia.
La escasez de plantas de las variedades y calibres convenidos hizo que la etapa de implantación -que regularmente se desarrolla con mayor intensidad durante los primeros 15 o 20 días del mes de abril- se extienda hasta la primera quincena de mayo. Factores climáticos adversos en diciembre y enero y fallas en el manejo diezmaron los rindes de los viveros en la Patagonia. A esto se sumaron otros eventos negativos de poscosecha y postransplante, como fallas en la logística de transporte del material de propagación, labores inadecuadas de manejo e implantación de los plantines recibidos y, en menor medida, problemas fitosanitarios asociados a algunas variedades.
En contrapunto a esta situación, algunos productores que optaron por adquirir plantas tempranas -superpremium, premium y con hojas- a fines de marzo y principios de abril lograron que el cultivo se desarrolle equilibradamente y entre rápidamente en cosecha, gracias a una logística de plantación bien ajustada y precisa y a la ayuda de condiciones climáticas favorables. De esta manera, los primeros frutos maduros de la campaña frutillera 2010 aparecieron prácticamente durante los festejos del Bicentenario.