En lo que va del año el peso argentino vuelve a moverse como es su costumbre histórica: al revés de los mercados, tal como ocurrió en los años de la convertibilidad, cuando el mundo entero dejaba flotar sus monedas para no perder competitividad y nuestro país fijó la paridad por ley.
En efecto, mientras que el peso argentino acumula una devaluación del 11%, hasta la primera quincena de agosto, el conjunto de las monedas de la región muestran mejoras respecto de la divisa estadounidense, que van desde un 5,7% en el caso del peso mexicano, hasta el voluminoso 21% del real brasileño.
Esta alteración entre la cotización de la moneda nacional y las restantes se debe a múltiples factores, entre los que se encuentra la “necesidad” de mejorar la posición de las exportaciones, a través de un tipo de cambio más “competitivo”.
“Acá se va a contramano del resto de los países y esto viene desde hace tiempo, por los problemas estructurales de la economía y porque es funcional ya que, de esta manera, el Estado recauda más IVA por los reintegros y mejora la competitividad”, explicó Fernanado Izzo, de ABC Cambios.
Con este esquema de “devaluación administrada” timoneada por el Banco Central lo que se logra es, precisamente, evitar esa avalancha de reclamos que suele provenir de los sectores supuestamente afectados por el retraso del tipo de cambio.
Si se comparan tales variaciones de monedas, se observa:
* Un aumento en la competitividad cambiaria de más del 40% frente a los productos brasileños
* Casi de un 20% respecto a los provenientes de Uruguay
Es así como los industriales son los primeros en reducir su presión devaluatoria ante el Gobierno, al ver que esta nueva relación entre divisas mejora el perfil de los envíos locales y debilita el ingreso de productos oriundos de esos países.
En Argentina se fugan capitales, Brasil buscan contener el ingreso
Una vez superado lo más profundo de la crisis financiera global y como consecuencia de un renovado apetito por el riesgo, se recompuso el flujo de capitales hacia la mayoría de las economías latinoamericanas.
Muchos territorios volvieron a recibir dólares provenientes de inversores y esa mayor oferta en el mercado debilitó al billete verde, en relación a la moneda de esos países. Es así como dichas monedas locales comenzaron a fortalecerse.
Tal proceso revaluatorio de sus divisas, y de sus mercados bursátiles, hizo que se recuperen parte de las perdidas generadas desde el inicio de la crisis.
Cabe señalar que el Bovespa de San Pablo lleva acumulada una ganancia en dólares del 90% en lo que va del año, seguido por la bolsa de Santiago, que acumula un 63 por ciento. En tanto, el Merval avanza casi un 50 por ciento, aunque sólo animado por inversores locales.
La elección del país al cual destinan los fondos los inversores no es caprichosa. Según los analistas consultados por iProfesional.com, se basa en la selección de aquellos que practican:
* Un esquema de política macroeconómica ordenado.
* Con buenas calificaciones de riesgo de su deuda.
* Con reglas de juego claras.
* Y que se verán beneficiados por el alza de los precios de las commodities.
Así, como resultado de esa selección, Brasil logró recomponer un flujo neto positivo de u$s3.890 millones en lo que va del año y Uruguay, poco más de u$s1.000 millones, según los datos de sus respectivos bancos centrales.
En el caso del primero, este ingreso se contrapone a una salida de u$s25.000 millones registrada en plena crisis financiera, según un informe de Datarisk.
En opinión de Izzo, “la principal diferencia entre la Argentina y otros países, como Brasil, Chile y México es que acá el precio del dólar está controlado, es el BCRA el que determina su valor mediante las operaciones que realiza”.
“En el caso de Brasil, ante la caída de la bolsa, los inversores se refugian en el dólar y el Banco Central deja libre la cotización, sin efectuar ese control, independientemente, de que los compradores ganen o pierdan”, explicó Izzo.
“En ese marco, tiene variaciones mucho más fuertes que nuestro país, a modo de ejemplo, en toda esta semana el peso argentino se depreció 1,1 centavos, mientras que el real en un solo día bajó casi 4 centavos”, agregó el experto de ABC Cambios.
El economista de la consultora Abeceb.com, Gabriel Martini, explicó: “los bancos centrales emiten moneda local para comprar los dólares que ingresan por las inversiones y eso también les permite aplicar una política contracíclica y acumular reservas”.
Es precisamente el esquema que aplicó el Banco Central argentino hasta mediados del 2007, cuando era prácticamente el único demandante neto de divisas en el mercado y se veía obligado a inundarlo de pesos, para evitar que la divisa se desplomara.
Pero a partir de ese momento comenzó a gestarse una intensa fuga de capitales, que puso freno a esta operatoria, y que desde mediados del año 2007 se convirtió en un verdadero problema para las autoridades económicas.
Sucede que, en lo que va del año, la salida de capitales ronda los u$s11.000 millones, que se extiende a u$s43.000 si la fecha que se toma como base es junio de 2007.
Por ello, el Banco Central debe lidiar contra esta profunda dolarización de portafolios, impulsada por los propios ahorristas argentinos. Y sus intervenciones en el mercado cambiario tienen como objeto defender el valor de la moneda local para que no se deprecie aún más frente al dólar.
Según Fausto Spotorno de Orlando Ferreres & Asociados, “la diferencia entre la Argentina y otros países de la región, por la que la moneda nacional se deprecia, es la fuerte salida de capitales”.
“También se redujeron las exportaciones del agro, por la sequía y los bajos precios. Lo mismo ocurrió con las exportaciones industriales por la caída de la demanda”, agregó Spotorno.
“Esto hace que la oferta de divisas sea pobre, hoy solamente el Banco Central es el gran oferente, y la suba se sostiene por la falta de confianza en la economía”, explicó el analista de OF&A, y agrega que “Brasil, por el contrario, registra entrada de capitales y un mayor nivel de confianza, algo que se trasluce en la recuperación respecto a los niveles anteriores a la crisis en cuanto al riesgo país”.
El caso del peso uruguayo
Luego del “overshooting” del 2002, el peso uruguayo tuvo una trayectoria de gradual apreciación que se intensificó hacia mediados de 2007. En el último trimestre de 2008, volvió a depreciarse de manera pronunciada debido a la salida de capitales que provocó el recrudecimiento de la crisis internacional.
“Comparando los tipos de cambio de junio de 2009, con los de agosto 2008, tanto el real brasileño como el peso uruguayo, se debilitaron 21% con respecto al dólar estadounidense. Sin embargo, en el caso uruguayo, la trayectoria de la depreciación y posterior recuperación fue más moderada que en el caso de Brasil”, explica un informe de BBVA Banco Francés publicado la última semana.
El estudio agrega que la moneda argentina se depreció un 24% en el mismo período, acelerando su tasa de devaluación en los últimos meses, por cuestiones domésticas.
Esta crisis no resintió significativamente la competitividad del peso uruguayo frente a sus principales socios comerciales del Mercosur.
Desde una perspectiva de mediano plazo, el tipo de cambio real multilateral se mantuvo relativamente débil entre 2003 y 2007. Actualmente se encuentra levemente apreciado con respecto al promedio de los últimos quince años, un atraso menor comparado con el registrado previo a la crisis de 2002.
Otros indicadores computados por el FMI, como el tipo de cambio real de equilibrio y la sostenibilidad de la cuenta corriente, señalan que no existen importantes divergencias en la paridad cambiaria, con respecto al equilibrio de largo plazo.
Los mercados esperan una depreciación real del peso uruguayo mirando el rendimiento relativo a EE.UU. de los bonos del país vecino, indexados y en dólares.
Sin mayores presiones por el lado de la competividad comercial, la trayectoria del tipo de cambio se verá afectada principalmente por el escenario financiero.
En este contexto, BBVA estima que el nominal cerraría 2009 en $24,35 por dólar, lo que implica una tasa de devaluación de 3,8% en el segundo semestre del año.
Este tipo de cambio es consistente con un escenario donde el Real brasileño se fortalece hacia R$ 1,88/U$S a fin de año y se mantiene constante el real bilateral, entre ambos países.
El futuro cercano
El BBVA explica que, en un entorno de lenta recuperación de la economía mundial, es probable que el reciente rally de las monedas emergentes no se sostenga en el tiempo. La aversión al riesgo podría volver a repuntar llevando a un fortalecimiento del dólar estadounidense con respecto a las monedas de los países en desarrollo.
En el caso argentino, a corto plazo lo que se puede esperar en una oferta más escasa por las exportaciones y una demanda más alta por la fuga de capitales. Ante eso, el cerrojo a las importaciones es la herramienta utilizada por el Gobierno para reforzar la cantidad de billete verde en el mercado, con las peligrosas consecuencias que esto trae aparejado.
Fuente: Iprofesional.com