El aumento de precios de las acciones, las compras de dólares que realiza el Banco Central en el mercado cambiario y el crecimiento de los depósitos bancarios, son datos que reflejan "el ingreso de fondos del exterior", según un estudio de ese Instituto
El trabajo del Instituto de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) indica que "las señales de reflujo de capitales desde los Estados Unidos hacia las economías emergentes se han profundizado en los últimos dos meses, en el contexto de un moderado debilitamiento del dólar".
"Ello se refleja en un aumento del apetito por el riesgo, creando un clima externo favorable para la Argentina, revirtiendo la tendencia del primer semestre del año", sostuvo la entidad, que consideró que este panorama "debería beneficiar el crecimiento de la demanda agregada y del gasto privado interno en el último trimestre del año".
En cuanto a las finanzas públicas, el IAEF alertó sobre la "persistencia de una situación de moderado deterioro, con un déficit en agosto último de 245 millones de pesos, que contrasta con el superávit de 2.630 millones de pesos registrado doce meses atrás; a la vez que el gasto público aumentó un 32 por ciento en términos interanuales".
Por ese motivo, la entidad aseguró que "será clave la evolución de la recaudación en octubre, mes en el cual deberían comenzar a observarse los efectos favorables sobre los ingresos públicos de la mejora en la actividad".
Por otra parte, el informe de los ejecutivos de finanzas estimó que el superávit de cuenta corriente para este año llegaría al 2,7 por ciento del PBI y destacó que las colocaciones de LEBAC y NOBAC realizadas por el Banco Central "han vuelto a aumentar en agosto/septiembre, luego de la declinación del primer semestre". "Esto explica que el sector externo ha vuelto a desempeñar un rol monetario expansivo, atribuible a las compras de dólares del Banco Central", añadió.
El IAEF sostuvo también que pese al aumento de los depósitos, los préstamos al sector privado "permanecen todavía estables".
La inflación licúa ajustes salariales
En el último año, las subas de precios en los productos de consumo masivo prácticamente licuaron los ajustes que tuvieron los salarios. Mientras éstos subieron, en promedio, un 16%, desde octubre del 2008, los alimentos y artículos de limpieza, cosmética y tocador tuvieron un alza promedio del 15%, según cálculos efectuados por la Asociación Dirigentes de Empresas (ADE).
La comparación es realizada en base a la evolución de los salarios en los empleos formales, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC y al monitoreo de precios que lleva quincenalmente la entidad en Buenos Aires, Mar del Plata y Rosario.
Entre los tres puntos, según relevamientos efectuados en supermercados, la suba promedio detectada en la canasta familiar fue del 15%, si bien los precios subieron más en Mar del Plata (19%) y menos en Rosario (11%), según este sondeo. En tanto, en Buenos Aires, la inflación se ubicó en 15% durante el último año.
En todos los casos, el rubro que más se apreció fue el de verdulería (36%) y le siguieron los productos de perfumería (27%) y bebidas y limpieza, con subas del 21% en promedio.
La compulsa de ADE subraya que tras una "tregua", en setiembre y lo que va de octubre la inflación recobró envión, al punto que en mediciones de Consumidores Libres y de SEL Consultores se señala que la suba de precios en la canasta logró eclipsar los ingresos de las familias.
"El salario mínimo vital y móvil se ubicó en agosto en 1.400 pesos, pero ese monto alcanza a cubrir el 87% de lo que cuesta la canasta básica para una familia tipo", apuntó Ernesto Kritz, analista de la consultora. Dicho de otro modo, mientras el salario mínimo subió 160 pesos desde diciembre del año pasado, la canasta básica -según esta medición privada- subió $ 228,81.
Además, "a pesar de los ajustes relativamente frecuentes del salario mínimo, la proporción de la canasta básica cubierta por éste, acumula pérdidas importantes entre un aumento y el siguiente", por lo que la brecha acumulada entre el monto del salario mínimo y el costo de la canasta básica en los primeros ocho meses del año suma 2.241 pesos que, en el piso de la pirámide salarial, significa una pérdida real del ingreso del 22,5%.