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Para congelar el Gobierno subsidia

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Una vez más, en el 2011, la presidenta Cristina Fernández, seguirá la política de congelar los precios de los servicios públicos con recursos extraordinarios por parte del fisco. Política también manejada por Néstor Kirchner.

Los subsidios a la energía, un clásico del kirchnerismo, son el mejor ejemplo: hasta mayo, el Ministerio de Planificación, a cargo de Julio de Vido, había gastado $ 2 de cada $ 3 que tiene destinados para todo el año para asistir a ese sector.

En números plenos, esa cartera –encargada de hacer funcionar el entreverado andamiaje de los servicios públicos, que incluyen a la electricidad, el gas, los trenes, los subtes, los colectivos y una parte del negocio aerocomercial, a través de Aerolíneas Argentinas–, se había llevado hasta mayo $ 8.830 millones, un 63% de los casi $ 14.000 millones que tiene disponibles de acuerdo con la extensión presupuestaria que rige para este año.

Esos fondos están contemplados en el programa denominado Formulación y Ejecución de la Política de Energía Eléctrica, que atiende los costos de importar gas por barco, por caño desde Bolivia y las compras al exterior de gasoil y fuel oil destinadas a abastecer a las centrales eléctricas, entre otros aspectos.

Las compras de energía al exterior fueron creciendo de manera exponencial debido a la caída de la producción interna de gas y el fuerte repunte de la demanda. Así, la transferencia de recursos a ese sector fue la carta que jugó el Gobierno para morigerar los faltantes (desde mayo hay cortes eventuales y variables de gas, en especial a complejos productivos).

El crecimiento en los subsidios también tienen otra explicación: mientras los precios internacionales aumentaron, a nivel interno se mantuvieron congelados. Eso permite, por caso, que un vecino de la Ciudad de Buenos Aires pague 44,3 milésimos de dólar por cada kilowatt en marzo, mientras que en Brasil desembolsan casi 204 milésimos por la misma cantidad (más de cuatro veces más), de acuerdo con un informe de Montamat & Asociados.

De la misma manera, un industrial brasileño pagó el metro cúbico (m3) de gas u$s 2,427, más de tres veces por encima de los u$s 0,656 que debió desembolsar por la misma cantidad un empresario argentino.

A esta altura del año, el nivel de ejecución presupuestaria debería rondar un 40%, de manera que es muy probable que Planificación requiera partidas adicionales para hacer frente a los mayores gastos.

Más aún si se tiene en cuenta que aún no llegaron los días más fríos del año, cuando los recursos destinados a subsidios se consumen más rápido debido al mayor gasto de energía.

Gastos varios

Más allá del gas y la electricidad, el resto del abanico compuesto por los subsidios a los servicios públicos también muestra un alto grado de ejecución.

Entre los más utilizados se encuentran las transferencias al sector ferroviario, que permiten sostener el boleto a un tercio, por lo menos, del valor en otros países. Hasta mayo se habían utilizado un 46% (casi $ 1.600 millones) de los recursos disponibles, en torno a los $ 3.500 millones.

Un escalón detrás los siguen las transferencias al transporte automotor, que cubre, entre otras cosas, el precio del gasoil subsidiado que utilizan los micros y colectivos, con problemas en los últimos días. Gracias a los $ 2.830 millones (un 45% de los fondos disponibles) que se destinaron hasta mayo, las empresa pagaron menos de $ 1 por cada litro de combustible consumido, que en surtidores cuesta casi $ 4.

Fuente: elcronista.com


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