“Cuando era niño, unas personas de Lituania nos enseñaron a manejar una colmena. Eso siempre quedó en mi memoria y lo hicimos siempre con alguna colmena en casa. Cuando llegue a El Rosal, en la Quebrada del Toro, la idea de volver a trabajar con miel y colmenas, volvió a mí”, recordó Carlos Gutiérrez Bastía, quien fue el promotor de este proyecto.
Primero llevaron unos cajones y comenzaron a sistematizar las tareas. La idea era producir miel de altura, entre los pueblos que conforman la Quebrada del Toro, camino a la Puna salteña al lado del ramal del Tren a las Nubes. “Buscamos siempre que alguna persona de las comunidades se enganche con el trabajo, con interés para que se dedique a esto”, dijo el autor de “El Michi Blanco”, dos libros que escribió para los alumnos de la quebrada del Toro (departamento de Rosario de Lerma, Campo Quijano).
El resultado del trabajo que comenzó en 2016 y a 3500 metros de altura, aproximadamente en la localidad de El Rosal, ya da sus frutos y comienza a tener repercusiones en todo el mundo: “es increíble. Turistas de Europa nos mandan fotos de vuelta en su casa, en el ingreso a sus pueblos o ciudades con el frasco de miel en la mano. Todos disfrutan mucho este producto”, subrayó quien tuvo la iniciativa de producir una deliciosa miel artesanal, de excelente calidad y de características muy particulares por la ausencia total de productos químicos en toda la zona.
Básicamente la miel recibe características especiales por el tipo de flores y las condiciones climáticas que se dan a partir de los 3200 metros de altura sobre el nivel del mar. La miel recibe sus cualidades de la altura y de las flores de cardones, cactáceas de la zona, pulares, añagua, cortaderas y sunchos. “Todas las plantas de altura”, destacó.
“Me interesa capacitar gente, la vida me dio tanto y algo hay que devolver a los que nos siguen. Ese es el principio que me rige”, destacó Gutierrez Bastía en diálogo con Dossier Web. El Técnico Rubén Guanca capacitó en el oficio de la apicultura a Javier Zumbaine, un vecino del lugar, quien en dos años aprendió sobre esta actividad. En la actualidad su esposa, Antonia Lamas, está también aprendiendo esta labor.
Una colmena en Metán, según explicó el experto, rinde 60kg por año; mientras que, en El Rosal, no llega a los 10kg por colmena y por año. “La pérdida anual anda por el 15%. Es decir que de una colmena que da 10 kilos se pierden 1,5kg. En otras ciudades de Salta, como Güemes, ponés 30 colmenas juntas y pueden convivir porque los campos son enormes. En El Rosal, no, porque las flores no alcanzan y las abejas no llegan a alimentarse. Por eso es importante ir despacio, cuidando el producto y las abejas”, insistió.
Por el momento, la miel se comercializa en el Centro de Artesanos de Alfarcito, con el nombre de “Ismianco” que proviene de la lengua diaguita, el kakan; significa aguada del picaflor. “La última producción fue de 170 kg. Ahora en invierno alimentamos a las abejas con glucosa y luego, en primavera, ya salen a polinizar. Fuimos estudiando los tiempos y los momentos y hemos aprendido mucho en estos años”.
Recientemente esta miel participó del 23 concurso internacional de mieles multiflorales 2023 del MERCOSUR, que se llevó a cabo en la 26 Fiesta Nacional de la Apicultura organizado por el Municipio de Maciá de la provincia de Entre Ríos. Si bien no resultó premiada, los jueces ponderaron el producto y destacaron la excelente calidad de la miel y su singular dulzura.
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