Benjamín Recamán tiene 29 años y desde hace tres es el dueño y administrador de un negocio que no para de crecer.
Tenía un objetivo: estudiar Administración de Empresas, recibirse y ponerse a trabajar con su padre, quien siempre se dedicó al comercio. Lo cumplió con creces.
Benjamín Recamán obtuvo su título hace tres años en la Universidad Siglo XXI, en Córdoba y regresó a Salta. Durante un año y medio trabajó en la estación de servicio que tiene su padre hace más de tres décadas pero, insatisfecho por la poca perspectiva en materia de continuar desarrollándose profesionalmente y, con la ayuda de su papá, se abrió paso a algo mucho más arriesgado: montó su propio negocio, “Lisi Sanitarios”.
“Yo había vuelto con la motivación de trabajar y producir algo para mi familia y la verdad que no me satisfacía del todo lo que hacía en la estación de servicio. Más que acomodar papeles, yo quería hacer trabajar la cabeza”, recuerda Benjamín al inicio de la entrevista.
Fue así que su padre, quien siempre invirtió en inmuebles, compró un negocio en Córdoba 1159 y, viendo que Benjamín estaba ávido de emprender un proyecto propio, le propuso que se hiciera cargo. “Yo por mí agarraba un kiosco, me dieran lo que me dieran iría para adelante. Así que no dudé”, dice el joven.
El local ya funcionaba como comercio de materiales sanitarios y se optó por comprarles a los primeros dueños la mercadería que les quedaba y que estaban liquidando. Durante dos o tres semanas Benjamín tuvo que familiarizarse con esos elementos que comenzaban a ser parte de su cotidianeidad, entre otras tareas. “Estuve más o menos tres semanas viendo cómo se movía el rubro, conociéndolo desde cero, porque la verdad que no sabía ni qué era un codo, ni un caño de agua, ni un caño de cloacas, ni de gas. Para mí era todo nuevo, tanto que lo máximo que había hecho en mi vida era cambiar un flexible de la canilla, algo que me había dejado totalmente contento”, cuenta risueño.
En ese momento inicial de Lisi Sanitarios la poca mercadería correspondía a marcas secundarias, que eran las que trabajaba el negocio anterior que apuntaba a un segmento de mercado acotado que Benjamín, rápidamente, buscó transformar. Entonces se puso en contacto con proveedores como el grupo Dema, que comercializa Aqua System, Sigas y Duratop, primeras marcas en líneas sanitarias y luego Fv y Ferrum que son también marcas de primer nivel y muy conocidas a nivel nacional principalmente.
Recuerda también que una de las primeras cosas que hizo fue implementar un sistema informático de ventas y trabajar en el reacondicionamiento del lugar y la búsqueda de la identidad a nivel edilicio y conceptual. La calidad y el servicio serían el valor agregado de Lisi Sanitarios. “A la parte comercial la aprendí de mi papá, pero al sentido de trabajar no solo con un producto y el precio sino también agregar servicio y calidad para poder diferenciarme de la competencia, lo aprendí en la facultad”, dice Benjamín. Esos saberes complementarios fueron clave.
El apoyo y la confianza de su papá también fueron fundamentales. “Hoy le diría a muchos padres que tienen comercio y trabajan junto a sus hijos que es importante apoyarlos para que puedan crecer. Mi papá invirtió en mí y me dio la posibilidad de crecer y mostrar que se puede estar a la altura”, enfatizó.
La idea de equipo
Lisi Sanitarios comenzó con dos empleados, que ya venían trabajando en esa esquina de la calle Córdoba desde que tenía otro nombre y otros dueños. “Desde el principio me propuse armar un equipo para que el negocio crezca de la mano de todos, con la premisa de que si al negocio le va a bien, a todos nos irá bien. Me interesa mucho la idea de equipo”, dice Benjamín.
Armó el diseño del negocio completo, empezó a tratar de fidelizar clientes y de aumentarlos a través del servicio y de la buena atención, ofreciéndoles comodidad y asesoramiento a la hora de comprar estos materiales imprescindibles para la construcción. “Es importante que el equipo esté cerca en las dudas y en los problemas de los clientes. Esto es vender el producto más el servicio. Por ejemplo, el principal consultor de ‘doña Rosa’ es el instalador o el plomero, así que tratamos de acercarnos a ellos también, capacitándolos”, contó. Y agregó luego: “En cuanto a la calidad, el cliente sabe que trabajamos con primeras marcas y siempre tratamos de sugerirle que invierta en estos materiales para ahorrarse un dolor de cabeza a futuro. Hay un ejemplo que es claro: no se te va a caer una pared por la calidad del cemento, pero en lo que tiene que ver con plomería sí, porque si elegís mala calidad y un caño comienza a filtrar tenés que romper todo”.
La coyuntura económica
La suba del dólar afecta al sector de la construcción. Recamán dice que en materiales sanitarios el mayor impacto lo reciben aquellos elementos que contienen hierro, como los caños de gas, las llaves esféricas, entre otros; y también los plásticos que contienen resina. Sucede que ambos materiales: hierro y resina son importados. “De todas maneras es importante decir que si el dólar sube un 20% el producto no sube un 20%, pero sí te afecta la mitad de ese porcentaje, aproximadamente. Eso también trae aparejado que la gente se resguarde más de salir a comprar”, explicó.
Hoy, cuenta el joven emprendedor, su negocio es rentable y tiene mucha prosperidad. “De todos modos a un negocio no se lo ve en un año o en dos. Invertir se trata de eso: poner esfuerzo, capital, trabajo y mirarlo a largo plazo”, resumió.