CHARLAS & CAFÉ EN EL DOSSIER. Jorge Paz, economista de la UNSa, en una extensa entrevista, profundizó el lado bueno de la situación económica, pero también puso el acento en las inequidades de la distribución de los fondos.
Jorge Paz tiene una amplia experiencia en el ámbito económico, no solo de la provincia sino también a través de colaboraciones en organismos internacionales, el caso de la CEPAL, UNICEF, el BID y el Banco Mundial. Investigador en temas vinculados con su especialidad en la UNSa, además escribió cinco libros. A partir de sus vivencias, sus definiciones sobre distintos temas económicos tienen una especial relevancia.
En los últimos tiempos la economía parece dividirse entre la macro y la micro, especialmente por los efectos ¿Considera que es así?
Si por “macro” consideramos la política económica implementada por el gobierno y por “micro” lo que terminan haciendo los agentes (consumidores, empresas, sindicatos, etc.), creo que efectivamente hay una a sincronía. Veo todo esto como un juego, con dos jugadores muy desconfiados. Evidencia de esto es el descreimiento por las cifras oficiales, ya sea de desocupación, de pobreza, etc. Todo proceso de crecimiento requiere del consenso y la cooperación de los agentes y esta escisión de la que hablamos provoca que nadie gane.
¿Estima que el Gobierno es muy centralista en la toma de decisiones?
Me parece que el centralismo está en la cabeza de todos los argentinos y afecta todas las decisiones desde las más cotidianas hasta las decisiones de política que impactan en grandes sectores de la población. Si esto no fuera así, costaría entender que la discusión sobre cuestiones clave de desarrollo regional no prospere. Un punto ejemplificador es el de la coparticipación federal. Se supo hace poco cómo fue el reparto del año 2017. Las brechas entre los montos que reciben las provincias son absolutamente insólitas y difíciles de explicar. La Ley de Coparticipación Federal tiene un espíritu redistributivo, siendo uno de sus objetivos la convergencia en los niveles de vida altamente dispares que genera el capitalismo a nivel nacional.
¿Cómo se explica entonces que algunas provincias catalogadas como de baja densidad poblacional como Tierra del Fuego haya recibido más de 55 mil pesos por habitante y Salta menos de la mitad: 20 mil pesos. Al decir que están catalogadas como de “baja densidad…” queremos destacar que se encuentran en un mismo grupo, a pesar de que el ingreso per cápita de Tierra del Fuego es muchísimo más elevado que la provincia de Salta. Esto no lo decide el gobierno y es uno de los resultados de enano centralista que habita en la mente de todos los ciudadanos argentinos.
En los últimos datos muestran que la provincia mejoró en el tema de la desocupación. ¿Comparte ese dato?
Claro que confío en los datos oficiales, pero éstos no dicen que la desocupación cayó. La desocupación aumentó del 7,1% al 8,3% entre 2016 y 2017, último dato disponible. Es decir, aumentó un poco más de un punto porcentual. Por el tamaño de la muestra no puede establecerse con certeza de que este haya sido justamente un aumento. El intervalo que reporta INDEC nos advierte que la tasa de 2017 podría estar entre 6,9% y el 9,7%, con el promedio centrado en el 8,3% que es la cifra que difunden los medios. Lo que sucedió con el mercado laboral en Salta quiere una discusión seria y documentada. A pesar de que la desocupación no lo refleja, el nivel de empleo creció del 39% al 44% entre 2016 y 2017. Este es uno de los factores clave para entender el funcionamiento de la economía provincial.
¿Seguimos siendo una región pobre?
Esto no es una cuestión de opinión. El ingreso familiar per cápita de Ushuaia es 2,5 veces más alto que el de la ciudad de Salta y aunque se le aplica una corrección por nivel de precios se siguen observando brechas territoriales inexplicables. Esos datos corresponden al distrito salteño mejor ubicado en el contexto provincial. Si tuviesen datos de ingresos de los departamentos más postergados de la provincia, como Rivadavia, por ejemplo, las brechas serían todavía más amplias y difíciles de explicar. Esto tampoco es opinión, es lo que se observa con datos que reflejan en dimensiones no monetarias como la vivienda, el saneamiento básico y el acceso a la educación de calidad, para mencionar sólo algunas.
¿Los políticos tendrían que intervenir más para revertir la situación?
¿Intervenir con políticas? Creo firmemente que no se trata de intervenir más o menos sino de aplicar políticas eficaces. No es un problema de cantidad sino de calidad. Observo que no hay en la Argentina una cultura de la buena política pública. Ejemplo, hace menos de un mes el gobierno de la provincia de Salta entregó, como todos los años, 260 mil módulos escolares a los estudiantes primarios con el eslogan de la igualdad de oportunidades educativas. ¿Alguien se preguntó alguna vez acerca del impacto de esa mega política? ¿o del transporte gratuito? Las respuestas a estas preguntas no son triviales. Si la política tiene impacto se podría pensar en promoverla. Si no sirve podríamos pensar en gastar en otras políticas con impacto probado. Se mezclan aquí varios temas: ¿Para qué intervienen los políticos? ¿Para que los voten? Si esto es así (lo que no es necesariamente malo si tracciona a favor del bienestar de la población) las políticas que promoverán serán aquellas con efectos visibles en el corto plazo, no las mejores ni quizá las necesarias. Repito lo anterior: creo que no se trata de más o menos intervención, sino más bien de más o menos calidad de la intervención.
El Gobierno nacional tendría que tener una política de mayor protección social, para los sectores más necesitados.
Políticas públicas existen y algunas de ellas (las que conozco más) son muy buenas. Quizá sería conveniente revisar algunos aspectos de diseño, aspectos técnicos específicos que se adecuen a los cambios que ocurren en la pobreza y la vulnerabilidad social. El gobierno nacional está trabajando en estos temas.
¿Qué rol ocuparía la educación en los procesos de cambios?
Hay que mirar cuidadosamente los aspectos de la educación más ligados a la calidad que al acceso. El acceso al nivel primario es prácticamente universal y el de nivel medio mejoró sensiblemente luego de la implementación de la Asignación Universal por Hijo para la Protección Social (AUH). En este grupo cuyas edades van de los 13 a los 17 años todavía se observan problemas de deserción y otros muy serios de calidad. Sin educación de calidad la igualdad de oportunidades es sólo una expresión de deseo o un discurso conveniente, que suena bien, pero sin efectos sobre la situación de los niños y su futuro.
Salta está entre las provincias con mayores asentamientos en el NOA ¿es un dato preocupante?
No conocía el dato de asentamientos. Además del problema en sí, los asentamientos son la consecuencia de políticas públicas de baja calidad.
¿Cómo ve la economía actual?
Hay un cambio claro en los objetivos de la política económica y en los instrumentos que está empleando el gobierno para alcanzarlo. Cambio con respecto al esquema del gobierno anterior me refiero. La economía se está acomodando y eso lleva tiempo. Lamentablemente pasa a menudo en economías desordenadas como la Argentina que el tiempo de los actores económicos no coincide con los de la política económica y presenciamos tensiones sociales, sectoriales, territoriales, gremiales, etc., que terminan alterando el curso normal de las variables económicas.