La investigación científica es un ámbito del que poco se conoce y más aún la actividad de salteños en él. La realidad de la ciencia en la provincia, proyectos, perspectivas y la labor que se realiza para la generación de energía no convencional fueron algunos de los temas compartidos a Dossierweb por Facundo Gónzalez, joven investigador del Instituto de Investigaciones en Energía no Convencional (INENCO) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
¿Cuál es el objetivo primordial del INENCO en Salta?
El objetivo primordial del Instituto de Investigaciones en Energía no Convencional (INENCO) es generar I+D (Investigación + Desarrollo) en el área de las energías no convencionales y renovables. En ese marco, hace casi 40 años es pionero en Latinoamérica en generar dispositivos, equipos y tecnologías sociales que atiendan a la pobreza energética, principalmente de zonas rurales. A su vez, pretende sumar a la transformación de la matriz energética argentina, para garantizar un futuro sustentable en el marco del cambio climático, la migración a fuentes energéticas eficientes y el derecho a la energía.
¿Desde cuando trabajas ahí, como te convertiste en investigador? ¿Quisiste serlo desde siempre?
Siempre fui curioso, no gustaban las respuestas místicas. No tenía clara mi vocación, pero la curiosidad me acercó primero al periodismo y a la comunicación, por eso estudié Ciencias de la Comunicación en el grado. Aunque luego me incliné por la investigación científica y me perfeccioné con una Maestría en Ciencia, Tecnología y Sociedad en la Universidad Nacional de Quilmes. Finalmente, logré entrar como becario al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el año 2015, con lugar de trabajo en el INENCO. Luego, al graduarme del Doctorado en Estudios Sociales de la Universidad de Córdoba, confirmé mi vocación. Me interesa seguir investigando las formas en que viven las personas, cómo habitan con el horizonte puesto en el modo más eficaz y respetuoso de producir tecnologías sociales que ayuden a mejorar su calidad de vida. Particularmente trabajo Hábitat y Energía desde una mirada intercultural con pueblos indígenas. En este punto es necesario advertir que el estándar de “mejor vivir” no es idéntico ni universal, y desde esa premisa trabajo -junto a colegas- en la producción de tecnologías sociales. Este concepto, el de tecnología social, implica la coproducción de artefactos o equipos tecnológicos en armonía con los actores que luego son usuarios. Esto implica un proceso de abordaje social pero también técnico que demanda mucho tiempo y dedicación.
¿Cuál es la realidad de la investigación científica en Salta en cuanto a las energías renovables?
El INENCO es un referente regional y a nivel provincial asesora y trabaja con algunos organismos provinciales. Hubo avances en materia de legislación que promueve las renovables, como las llamamos. Sin embargo, a pesar de contar con recursos altamente eficientes como la radiación solar de nuestra puna, su uso está subutilizado. La matriz energética sigue dependiente en gran porcentaje de combustibles tradicionales y eso nos posiciona lejos de las aspiraciones como la del PLAN Argentina INNOVADORA 2020 que establecía un mínimo porcentaje de energías renovables que alimentaran la matriz. Entonces, en términos de investigación de base y desarrollo de prototipos tenemos un buen desempeño tanto en las solares como las eólicas, los prototipos de eficiencia energética en edificios y las mediciones de los recursos renovables disponibles. Pero no existe una política pública dispuesta para empezar a migrar las fuentes de energía tradicional a otras más sostenibles y eficientes.
¿En qué proyectos estás trabajando actualmente o en lo que estabas antes de la Pandemia?
Previo a la pandemia trabajé con cocinas a base de biomasa con una comunidad indígena del chaco salteño. Esas cocinitas eficientes instaladas en una escuela bilingüe intentaron palear la escasez de leña y fuentes de energía para la cocción de alimentos. El proyecto avanzó bastante, pero la pandemia truncó la fase de cierre. Durante la pandemia estoy trabajando en tareas de oficina, analizando las formas de vinculación de los desarrollos científicos tecnológicos en el área de las renovables y el sector gubernamental. Lo que a priori emerge es que no contamos con un plan a largo plazo en el sector político, que lo urgente siempre le gana a lo importante y que eso va a traer consecuencias pronto, el sistema está en déficit energético. El balance no es bueno.
¿En qué lugar se encuentra Salta en la generación y ejecución de proyectos?
En cuanto a proyecto del sector científico, el INENCO tiene bastantes: viviendas eficientes, uso de fuentes renovables para edificios, diagnósticos de disponibilidad de fuentes renovables, investigaciones sobre pobreza energética, aprovechamiento de fuentes energéticas para la economía y la producción, etc. Pero, como decía, son escasos los proyectos a largo plazo desde el Estado. El INENCO sigue avanzando en I+D+I (a investigación + desarrollo agrego Innovación), pero sin un actor que involucre a otros sectores se complejiza. No es sólo investigación de base y transferencia, el cambio de la matriz energética tradicional a una más eficiente y sustentable implica otros procesos, complejiza el panorama de acción y hace falta una política integral.
¿Qué te gustaría que sucediera para optimizar el desarrollo de investigaciones en el sector?
Me gustaría un Estado más proclive a planificar, que se preocupe por el sector científico financiándolo como es correcto, y que a la vez use esos desarrollos científicos tecnológicos para mejorar las políticas públicas como las de vivienda, seguridad, etc. Si garantizas el derecho a la energía empezás a mejorar la calidad de vida de las personas.
¿Existe apoyo o interacción con el sector privado o solamente es el Estado el que apuesta a las investigaciones y proyectos?
El sector privado está muy interesado en optimizar sus recursos, y las renovables no son siempre viables en ese sentido, al menos no en Argentina que no genera muchos de los insumos. En ese marco, el Estado es el gran interesado y el que más invierte, aunque existen algunas empresas que aprovechan de alguna manera las bondades de las renovables. En el sector tabacalero del Valle Calchaquí bajo existe alguna experiencia de secadero de tabaco. La producción de energía eólica en el sur ha visto un gran desarrollo los últimos años y las empresas chinas en Jujuy invirtieron la producción eléctrica a base de energía solar. Pero estamos lejos de ser sustentables.
¿Cuáles son las principales ventajas de las energías no convencionales?
Es difícil señalar esto, porque en términos técnicos resulta chata la respuesta: las renovables -no todas las no convencionales- apuntan a equilibrar el modo en que empleamos el uso de los combustibles fósiles centralmente y de los otros recursos agotables como el agua. En ese marco, o hacemos algo o se nos acaba la fuente de energía. Pero además existe un imperativo ético: ¿Qué mundo estamos legando? ¿Uno donde el que venga no pueda disfrutar de éste tal como lo conocemos? ¿Uno donde reproducimos las desigualdades que antes eran sólo económicas y que ahora se profundizan con el no acceso a la energía? El cambio climático no demanda virar de dirección de forma urgente y lograr que el precepto económico de producción y desarrollo infinito no acabe con el planeta.
¿Qué mensaje les darías a esos jóvenes que les gusta la ciencia pero lo ven como algo inaccesible?
Hacer ciencia en este país, y en todo el mundo, implica un compromiso poco redituable en términos económicos, más aún si tenés compromiso social. Aunque debo decir que, si los invade la curiosidad por entender cómo funciona la tecnología que usan a diario, si creen que se pueden mejorar, si además investigan como hacerlo, están dando primeros los primeros pasos para esta vocación. El mensaje es que no se queden con lo que les enseñan, que no acepten respuestas místicas o chatas, que acepten la curiosidad como algo positivo y le den riendas sueltas. Investigar en argentina es complicado, pero tenemos posibilidades de becas nacionales e internacionales para hacer una carrera de postgrado. Pero aquí es esencial marcar que tenemos mentes brillantes, que están desperdiciadas y que sin un buen sistema de educación no podremos aprovecharlas.
Bio Facundo GONZÁLEZ – 30 años-
Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UNSa) Magíster en Ciencia, Tecnología y Sociedad (UNQ) y Doctor en Estudios Sociales en América Latina (UNC). Becario Interno PostDoctoral CONICET con lugar de trabajo en el Instituto de Investigaciones en Energía No Convencional (INENCO).
Sus intereses se relacionan con la performance de los procesos comunicacionales en la producción social del hábitat en Argentina. Ha participado, en el pasado y en la actualidad, en distintas redes y proyectos sobre estas temáticas, mediante el trabajo interdisciplinario e interacción con otras instituciones académicas y de ciencia y tecnología. Entre ellas se destacan: el Instituto de Investigaciones y Políticas del Ambiente Construido de la UNLP (IIPAC), el Instituto de Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología de la UNQ, el Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad de la UNC (CIECS). Además, trabaja como voluntario en la Asociación Amigos del Árbol (SALTA) donde se desempeña como secretario y colabora en diferentes proyectos vinculados al área que investiga.
En paralelo se ha desempeñado en la docencia de grado como Jefe de Trabajos Prácticos del Seminario de Metodología de la Investigación y Tesis en la Facultad de Humanidades.
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