Un estudio reveló cómo se componen los valores de tres productos de la canasta básica.
Desde que el trigo sale del campo hasta que llega a las panaderías transmutado en pan, el precio se multiplica más de siete veces. En cambio, el de la leche, crece más de tres veces. Así lo reveló un estudio realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), que detalla cómo se va componiendo el precio en cada una de las cadenas de productos como el pan, la leche y la carne.
El trabajo, cuyos detalles fueron difundidos por iProfesional, tiene como objetivo mostrar cómo se conforman estos precios, a través de los eslabones que la componen, desde la producción primaria hasta el producto final a disposición del consumidor. “La idea es identificar la participación de cada uno de los eslabones, de los costos y de los impuestos, con el fin de tener una clara imagen de por qué los alimentos valen lo que valen, y de identificar dónde pueden estar los principales problemas de cada cadena”, señaló FADA.
La leche
En este sentido, el trabajo detalló que, en el caso de la leche, desde el tambo hasta las manos del consumidor ese precio se multiplica más de tres veces. Del precio de góndola de un sachet de leche, casi un 78,7% son costos, el 26% es impuestos y -4,8% son pérdidas (se advierte que la cadena tiene rentabilidad negativa). El impuesto de mayor impacto es el IVA, con casi el 70% del total de los impuestos. Esto se debe a que las pérdidas hacen que el impuesto a las Ganancias no tenga mayor relevancia en la cadena.
“La leche es un producto al que el supermercado le aplica un margen menor, ya que se la considera un producto gancho o de atracción y ese resultado puntual se compensa entonces con márgenes de otros artículos”, explica David Miazzo, economista jefe de FADA.
En el caso de la leche, se identificó una dispersión de precios importante. “La dispersión de precios sucede cuando encontramos un mismo producto con distintos precios según el comercio en donde lo compramos”, señaló Miazzo. A partir de la herramienta Precios Claros, donde las cadenas de supermercados están obligadas a informar los precios de miles de productos para todas sus tiendas, FADA relevó que para una primera marca hubo diferencias entre un comercio y otro de hasta $ 23,50. En el caso de una segunda marca, se relevó una diferencia (dispersión) de hasta $ 17,63.
“La dispersión de precios es una consecuencia típica de la inflación, donde se carece de precios de referencia. Es lo que en la práctica se traduce en que el mismo producto tiene precios diferentes en comercios a una cuadra de distancia”, explicó David Miazzo.
Sobre el precio de góndola de la leche, el tambo representa el 29,8% del precio final, la industria el 28,7%, el comercio el 15,4% y los impuestos el 26,1%. Si comparamos los puntos extremos de la cadena, desde que el litro de leche sale del tambo hasta que llega a manos del consumidor triplica su precio.
Fuente: La Gaceta Salta