El histórico derrumbe del producto bruto interno (PBI) el año pasado tuvo su correlato directo en el mercado laboral argentino. En un contexto que estuvo marcado por una inédita pandemia y las restricciones de circulación definidas para contenerla, el desempleo aumentó casi puntos en un año y cerró 2020 en 11%.
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec difundió que, al cuarto trimestre del año pasado, había en la Argentina 2,2 millones de desocupados (eran 1,8 millones en 2019), unos 360.000 más que un año atrás si se proyectan los datos que miden los técnicos del organismo estadístico a todo el país. Sin embargo, en el país hay hoy, según los propios datos oficiales, 1,1 millones de ocupados menos. Si bien se trata de una cifra elevada es menor a la del segundo trimestre en plena cuarentena (3,7 millones).
Por la baja de la tasa de actividad que pasó de 47,2% a 45% en un año, muchas personas que se quedaron sin trabajo y no salieron a buscar activamente por las diversas restricciones fueron contadas como inactivas y no como desempleadas. Por otro lado, la subocupación creció en un año de 13,1% a 15,1%.
Con relación al trimestre previo, la desocupación se desaceleró siete décimas por el impacto de la mejora del empleo en algunos sectores, sobre todo industria y construcción. Sin embargo, los especialistas en el mercado laboral suelen tomar sólo datos interanuales debido a la alta estacionalidad del mercado laboral. La tasa de desocupación más alta se registró en los partidos del Gran Buenos Aires (14,1%). Detrás aparecen Gran Rosario (13,6); Gran Córdoba (13%), Ushuaia-Río Grande (12,8%).
El último dato del Sistema Integrado de Previsional Argentino (SIPA) -que incluye sólo a trabajadores registrados- de diciembre pasado había estimado que el total de personas asalariadas se contrajo en 2020 un 2,1% (-202.100 trabajadores). Esta baja se compone de retrocesos del 3,4% en el sector privado (-202.100 empleados) y del 3,9% en el trabajo en casas particulares (-19.200 personas), mientras que el sector público presentó un alza de 0,6% (19.300 empleados).
En general, los analistas privados estimaron que las cuarentenas extendidas y rígidas del segundo trimestre del año pasado afectaron más a los trabajadores más precarizados, entre los que están los informales, los independientes o cuentapropistas y los de casas particulares. Para los desempleados y monotributistas de las primeras categorías, el Gobierno impulsó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). Además, para sostener los salarios de los empleados registrados implantó el programa Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Ninguno de los dos está contemplado en el Presupuesto 2021.
Por otro lado, además de créditos a tasa 0% para autónomos y monotributistas de otras categorías, el Ministerio de Trabajo mantuvo una prohibición por decreto de despidos y la doble indemnización. Esta estrategia sí se extendió, con algunas modificaciones, para este año.
Aquellos que miden las expectativas de contratación, sobre todo en el sector privado, estimaron que -gracias a la mejora de algunos sectores, y siempre y cuando no vuelvan las cuarentenas estrictas- es probable la necesidad de trabajadores vuelva al nivel prepandemia, lo que implicaría una recuperación de empleos, pero en un nivel que ya venía estancado hace años.
Días atrás, el presidente Alberto Fernández anunció -como ya lo habían hecho Domingo Cavallo o Carlos Tomada en el pasado- un nuevo régimen para incentivar el empleo basado en la baja de contribuciones patronales en las provincias del Norte Grande (Catamarca, Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán). La propuesta implicaría una rebaja gradual y temporaria de esos impuestos por las nuevas relaciones laborales, durante un periodo de 3 años, en sectores económicos determinados de esas provincias orientados a la producción de bienes. La condición es que, para acceder al beneficio, los empleadores deberán producir incrementos en su nómina de personal.
“El aumento en la tasa de desempleo con relación al cuarto trimestre de 2019 se explica porque la población activa cayo 750.000 personas, pero la ocupación en 1,1 millones. Así es como quedan 350.000 personas buscando trabajo”, afirmó el economista de Idesa Jorge Colina.
“El empleo asalariado registrado sigue abajo, el cuentapropismo ya se recuperó y el asalariado negro viene mejorando. Esto hace que los asalariados formales hayan bajado al 47% de los ocupados”, dijo y destacó: “El 30% son cuentapropia y el 23% asalariado en negro. La informalidad laboral, prácticamente, ya sobrepasó la formalidad si tenemos en cuenta que mucho monotributista es gente que no logra conseguir un empleo asalariado formal”. El 30% de los trabajadores son cuentapropia y el 23% asalariado en negro.
Los economistas Nadín Argañaraz y Nestor Grión remarcaron en un informe que los cinco aglomerados urbanos tuvieron una caída en la ocupación mayor que el promedio fueron: los partidos del Gran Buenos Aires (-9,8%; -507.000 personas), la Ciudad de Buenos Aires (-8,3%, -129.000 personas), San Nicolás-Villa Constitución (-7,7%, -6000 personas), Corrientes (-6,6%, -10.000 personas) y Formosa (-6%, -5000 personas). “En el otro extremo, once aglomerados tuvieron aumento de personas ocupadas. Se destacan el Gran San Juan, Gran Santa Fe, Gran la Plata, por su peso, entre otros”, estimaron los analistas privados.
“Si bien el empleo creció, en el área relevada se recuperaron 866.000 empleos en relación al último trimestre y casi 1,9 millones respecto al pico de la cuarentena, el aumento en la oferta de trabajo actuó en contraposición manteniendo la desocupación en el mismo nivel”, señaló la economista de FIEL Nuria Susmel.
“La tasa de actividad creció 2,6 puntos respecto al trimestre anterior, pero hay que tener en cuenta que aún se ubica dos puntos por debajo del promedio de 2019; es decir, habría que esperar más gente ingresando al mercado lo que requiere mayor creación de empleo para bajar la desocupación”, afirmó.
“En el interior del país, que experimentó una menor reducción del empleo durante la cuarentena estricta, el empleo se encuentra casi en los niveles del fin de 2019. No sucede lo mismo en el Gran Buenos Aires, donde el empleo es aún un 10% menor que a fines del año anterior”, cerró la experta.
Fuente: La Nación