No es un tema menor porque no solo tiene efectos sobre el nivel de actividad y viceversa, sino también sobre las reservas del Banco Central (BCRA). De ahí que los analistas estén monitoreando el devenir de las importaciones. Pero al estudiar lo que ocurrió en el último tiempo surgen ciertas discrepancias sobre todo a la hora de tomar niveles de referencia porque tras la pandemia, entre 2021 y 2023, el nivel de la brecha cambiaria fue un claro incentivo para que las empresas acumularan stocks de productos importados, amén de algunas picardías en el otorgamiento de las licencias de importación, y eso elevó la demanda por encima de los niveles históricos.
Por ejemplo, en 2023 el nivel de importaciones casi llegó a representar unos 30 puntos del PBI, algo similar a los máximos registrados en 2017 cuando imperaba un tipo de cambio real bajo y no había cepo. Vale recordar que estos excesos se registran en todos los períodos en que el gobierno de turno aplica algún tipo de cepo cambiario.
De ahí que cuando se empiezan a levantar las restricciones cambiarias, la demanda de importaciones se retrae. Además, cabe señalar que el cepo también afecta, en mayor o menor medida, la correlación entre el nivel de importaciones y el nivel del tipo de cambio real.
¿Qué pasó el año pasado? En el primer semestre se siguió observando el impacto del cepo, sobre todo, de las regulaciones sobre los pagos al exterior (pagos a 120 días, sectores que debían afrontar sus obligaciones por el mercado financiero, etc.). Estos controles se fueron liberando a lo largo del 2024 y le permiten al Gobierno arrancar el 2025 sin esos efectos (el último control en eliminarse con respecto al pago de importaciones fue el Impuesto País).
Ahora bien, de ahora en más, sin este tipo de controles y restricciones cambiarias y con un tipo de cambio real, que el mercado considera bajo, la pregunta que sobrevuela es si puede haber un boom de importaciones, como ocurrió varias veces en el pasado. ¿Qué dicen los números?
El año pasado, el nivel de importaciones devengadas comenzó en unos 2.000 millones dólares mensuales promedio por debajo de los niveles de 2022 y 2023, lo que refleja el impacto del combo de una elevadísima demanda para ese período, más los efectos de la depuración de los excesivos stocks.
Por ende, cabía esperar cierta recuperación de la demanda con el devenir del plan económico y la regularización de la operatoria de comercio exterior. Claro que en el ínterin, las expectativas sobre la baja de Impuesto País entraron a terciar (en setiembre bajó e implicó 10 puntos menos en el tipo de cambio nominal y la de ahora le resta 7,5 puntos de impuesto al tipo de cambio importador.
Por lo tanto, habrá que esperar que transcurra el primer cuatrimestre del año para ver cómo impactan estos ajustes para vislumbrar el verdadero nivel de las importaciones. “Considerando estos efectos, que el 2024 cierre con cerca de 61.000 millones de dólares de importaciones luce razonable, pero puede no ser una referencia hacia adelante, ya que los niveles más altos de importaciones devengadas se dieron en el 2022 con 81.500 millones de dólares y controles cambiarios”, señalan desde MegaQM.
Hay un tema a considerar al tomar niveles de referencia y es que el récord de importaciones se dio en 2020, debido a las compras externas de combustibles y energía (US$13.000 millones) ante la caída de la producción local y por el aumento en el precio internacional del gas licuado.
El año pasado ese monto se redujo a un tercio y se estima que no aumentará este año. Si uno se guiara por las proyecciones del REM del BCRA parecería que las importaciones totales lucen subestimadas.
Los analistas de MegaQM consideran que mientras las compras de petróleo y gas sigan bajando, las de otros rubros deben recuperar el ritmo normal, por lo que proyectan un nivel de importaciones superior a 71.000 millones de dólares, lo que implica un promedio mensual de casi 6.000 millones. Se trata de un nivel superior al de 2017 cuando las importaciones de bienes intermedios estaban particularmente bajas por la caída en la producción local.
¿Cómo puede venir el 2025? Por un lado, el mercado continúa proyectando un elevado superávit comercial, lo que implica que el BCRA podrá recuperar reservas mientras mantenga equilibrada la cuenta capital y financiera. Por otro lado, hay dos sectores que se han convertido en fuertes generadores netos de divisas, Petróleo y Gas, y Minería, donde ya el segundo genera un flujo positivo de 2.000 millones de dólares anuales y se espera se duplique este año mientras que el primero el efecto más fuerte por ahora se ha dado en el recorte de importaciones.
“Viendo estas cifras, el atraso del tipo de cambio real puede generar un incentivo frente al aumento de las importaciones, pero todavía no están dadas las condiciones para que se revierta el excedente comercial. En definitiva, hay sectores generando un nivel de oferta de divisas que por ahora más que compensa la demanda creciente que se espera vía importaciones“, explican desde la gestora.
Sin dudas, el equilibrio del mercado cambiario y las posibilidades de avanzar en la eliminación de los controles pendientes dependerá de la cuenta financiera, en la que tendrán fuerte injerencia el financiamiento de las empresas en dólares a través de los bancos locales, las emisiones de deuda vía mercado de capitales y los acuerdos que pueda lograr el Tesoro Nacional tanto con organismos internacionales como a través de los mercados voluntarios de deuda.
“Para los mercados financieros, el dato más relevante es que el escenario base planteado reúne las características necesarias para que el equipo económico sostenga el tipo de cambio real apreciado, porque cuenta con los flujos de divisas”, dijeron.
¿Cuáles son las variables a monitorear para el sostenimiento del escenario base?: la demanda de importaciones, sobre todo de consumo y de bienes durables, y el efecto de la depreciación del real en Brasil; el precio de los granos y del petróleo.
Si bien la amenaza de un boom importador luce latente, dado que las importaciones de gas son menores, la avalancha importadora parece tener un techo más bajo que en 2022, sin embargo, la baja de la nominalidad y la apreciación del tipo de cambio real imponen ciertos riesgos asociados a ese proceso.
Fuente: MDZ